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Ábrete a tu amo

Raven Kaldera, un apacible y educado granjero de la Massachussets rural.

Raven Kaldera, un apacible y educado granjero de la Massachussets rural, lleva 30 años ciscándose en prácticamente cualquier tabú que quepa imaginar. Además de transgresor, Raven luce un aspecto imponente: de motora vikingo, con chaqueta de cuero y piel de animal sobre los hombros.

Raven es un hombre tranquilo. Rinde homenaje a los dioses nórdicos encajándose el puño de su novio en el culo y después, al ponerse el sol, vuelve a su casa con su esposa de 19 años. Su novio era antes una mujer, su esposa era antes un hombre, y el mismo Raven era antaño una mujer. Pero esto no es más que semántica.

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Nacido intersexual, Raven creció como niña a instancias de los doctores, que se figuraron que si le decían a Raven bastantes veces que era una niña, se lo acabaría creyendo. Aquello resultó una patraña, y 20 años más tarde se sometió a un proceso de reasignación de género. Raven lleva desde entonces creándose una identidad de diseño propio.

Dependiendo de qué círculos frecuentes, hay distintos roles con los que puedas identificar a Raven. Puede que le conozcas como una de las más eminentes voces en paganismo y BDSM que hay en todo el mundo, o como entusiasta autoridad en el tema de las relaciones poligámicas. También es un celebrado escritor de pornografía transexual y de ensayos sobre el vampirismo y el chamanismo. O quizá le conozcas como tu consejero en materia de abusos.

No obstante, si tienes una vida privada verdaderamente excitante es más probable que le conozcas como un “Maestro de la ordalía”. Con esta función, Raven concibe actos de humillación a sus serviles seguidores que deseen explorar los límites de su fuerza y resistencia. Raven los pone a prueba haciendo realidad sus fantasías de violación y tortura.

Aunque si vives cerca suyo, quizá sólo le conozcas en su faceta de feliz granjero.

VICE: Supongo que esto no debería sorprender a nadie, pero aparentemente la poligamia es ahora más popular que nunca antes. ¿A qué crees que se debe?

Raven: Bueno, en parte se debe a la revolución sexual, y a que la familia nuclear puede ser muy aislante. Ahora bien, la poligamia siempre a sido popular entre las comunidades gay. La gente trans a menudo se ve rechazada por sus propias familias, que es siempre un trago amargo, y en cierto modo aceptamos la poligamia como una forma de crearnos una pequeña tribu donde no seamos rechazados.Por otra parte, a mí me atraen muchos tipos de persona, me veo incapaz de ser monógamo. Hay mucho sexo maravilloso ahí fuera.

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¿Qué diferencia hay entre ser polígamo y ser simplemente promiscuo?

La diferencia consiste en ser honesto y abierto con toda persona con la que te relaciones. Si yo tuviera una pareja estable y un millón de asuntillos de una noche, mi pareja lo seguiría considerando poligamia porque sabría del tema y tendría derecho a conocer a esas otras personas. Incluso podrían forjar amistad.

Si yo intentara eso, se darían situaciones muy embarazosas. Tu mayor fama probablemente se deba a ser una de las más respetadas voces del mundo en materia de BDSM y paganismo. ¿Cómo llegaste a estos temas?

Cuando me introduje en el BDSM nadie hablaba de espiritualidad, así que yo empecé a hacerlo. Los indígenas de todo el mundo emplean el dolor y la resistencia en sus rituales espirituales, ya se trate del baile del sol de la tribu Lakota o la ceremonia india de colgarse de ganchos. Sin embargo, el hecho de que lo hagan para el National geographic convierte a estos rituales, en cierto modo, en algo diferente.  Tampoco quiero decir que tus prácticas BDSM deban necesariamente tener un aspecto espiritual. Puedes limitarte a tener sexo poco convencional y pasártelo bien. ¡Que Dios te bendiga por ello! Pero yo encuentro que puede tener un increíble poder.

¿En qué sentido? He leído que uno de los métodos que utiliza es el del fisting anal.

Sí. Para mí es una herramienta. Soy chamán. Tenemos que dominar una gran variedad de métodos para entrar en un estado alterado en el que podamos realizar nuestro trabajo, y el sexo, decididamente, es una de los que a mí mejor me funcionan. Al principio probé el fisting anal por motivos recreativos. Pensé, “eso suena bien”, y cuando mi novio me lo hizo, entré en un estado alterado. Me sentí abierto al universo, como si hubiera dejado mi ego a un lado y yo fuese simplemente una conciencia. Es como si tuviera un canal en mi espina dorsal y abrir un extremo hiciera que el otro extremo también se abra. Es extático.

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No puedo decir que conozca la sensación. Eres muy franco hablando de sexo y te he oído describirte a ti mismo como “un polvo guarro”. Por la experiencia que tienes como asesor, ¿crees que no hay persona a la que no le resulten chocantes sus propios impulsos?

Mucha gente fantasea con matar, o morir durante el acto sexual; con violar o ser violado, o física o mentalmente torturado durante el sexo. Esto es habitual. Puedes asistir a la gente en algunas de estas fantasías. Quizá no llegando hasta las últimas consecuencias pero quizá sí representando, fingiendo esa fantasía. Si quieres violar a alguien, ¿quién hay que piense que algo así es caliente? ¿Quién va a gritar de forma convincente cuando irrumpas en su apartamento? ¿Te dejará satisfecho esa representación? Y si no es así, entonces tienes que guardarte la fantasía para ti mismo. Hay personas que tienen esas fantasías dentro suyo y se sienten fatal, cuando de hecho deberían sentirse bien por tenerlas bajo control y poder usarlas mentalmente siempre que quieran.

Cualquier cosa que a uno le funcione, ¿no? Yo, personalmente, detesto ser humillado, y me pasa continuamente. Me cuesta concebir que haya gente a la que le ponga cachonda.

La mayoría de las veces es el esclavo el que saca más provecho, porque pueden comprobar lo lejos que pueden ir, resistiendo el dolor o poniendo a prueba su resistencia.

¿A qué se dedica un maestro de la Ordalía?

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Hay personas que me piden que diseñe para ellas duras pruebas que después tendrán que superar. A menudo desean revivir y enfrentarse a algo que les ha sucedido en algún momento de sus vidas, como un episodio de abuso infantil, aunque no siempre de tipo sexual. El proceso, básicamente, consiste en adoptar un rol, pero con un componente auténtico de teatro ritual y dolor real. Antes de empezar hablamos de quiénes vamos a ser y qué se hará con ellos: si se les va azotar, marcar a fuego, cortar, o lo que sea. ¿Les dejará una marca permanente que en el futuro les recuerde esto, o será algo que antes o después se desvanecerá?

La ordalía más larga e intensa que jamás haya llevado a cabo fue para un tipo que se había consagrado a Odín, el dios de la sabiduría. Parte de la razón de que Odín obtuviera su sabiduría fue que entregó uno de sus ojos, vivió como una mujer durante un año para aprender sus misterios y fue colgado nueve días del Yggdrasil, el árbol del mundo. Aquel tipo quería recrear todo eso.

Esto promete. A ver, ¿qué le hiciste?

El primer día le mandamos a dormir a un parque. A la mañana siguiente lo lavamos de un manguerazo, le pusimos faldas y medias y le hicimos pasar el resto del día feminizado a la fuerza, y siendo abofeteado cuando no aprendía lo bastante rápido. Por la tarde, cuando volvió a casa, tres tíos le tiraron el suelo y se abrieron paso dentro de él como si fuera una mujer. Los dos primeros fueron bastante rudos, pero el tercero fue suave. El tercer día le tapamos un ojo con cinta, y por la tarde le cosimos los labios para que pudiera construir palabras en su boca, pero no pudiera hablar. Al día siguiente le quitamos los puntos de los labios y destapamos su ojo. Entonces le azoté, cantando runas nórdicas mientras lo hacía para que la energía de las runas entrara en su cuerpo. A continuación clavamos ganchos en su carne y le colgamos de un árbol. No nueve días, sólo una hora. La ordalía al completo duró cuatro días. Como maestro de la Ordalía, uno tiene que entrar en ella con la idea de que estás ayudando a la otra persona a tener la experiencia que desea. Hacemos realidad las sagradas oscuridades que una persona tiene que superar.

¿Obtuvo ese tipo la sabiduría que buscaba?

Parece que surtió efecto. Dijo que había aprendido muchas, muchas cosas. Le sigo animando a que escriba sobre ello, pero es muy tímido.

TEXTO: CHRIS O’NEILL

FOTO: SADIE SEZ