FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Estas adolescentes luchan por dar visibilidad al acoso sexual en los conciertos

Quieren que las bandas y los locales de conciertos sean conscientes del problema que representa el acoso sexual en este tipo de eventos.

Foto por Kevin Shea Adams vía Noisey

Este artículo se publicó originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres.

Hay gente que piensa que los adolescentes –en especial las chicas- son idiotas. Solo hay que ver el trato que reciben las fans de One Direction. Pero no olvidemos que Corin Tucker de Sleater-Kinney tenía 18 años cuando contribuyó a formar Heavens to Betsy; o que Tavi Gevinson ha sido objeto de la atención pública desde la pubertad; y, si queremos continuar por la vía de lo evidente, a sus 18 años, Malala Yousafzai ha logrado más de lo que jamás podré conseguir yo en mi existencia de pijama, manta y peli.

Publicidad

Resulta fácil sentir impotencia cuando se es adolescente, en especial cuando estás entre la multitud en un concierto y un tío enorme y sudoroso no deja de sobarte las tetas, por ejemplo. O, como le ocurrió a una de las componentes del grupo activista Girls Against, cuando alguien intenta meterte mano bajo las medias mientras estás frente al público.

Estas chicas –Hannah, Anni, Bea, Anna y Ava- tienen todas entre 15 y 17 años y residen en distintas ciudades del Reino Unido. Creen firmemente que esa actitud del «todo vale» que suele imperar en muchos conciertos es una mierda y se han granjeado la simpatía y el apoyo de bandas indies como Peace, Swim Deep y Spector, quienes afirmaron que Girls Against son increíblemente necesarias y animaron a las fans adolescentes a cuidar unas de otras.

Días después de crear su página de Twitter, su campaña de sensibilización había logrado captar a casi 3.000 seguidores. Uno de sus seguidores se puso en contacto con ellas y les dijo: «Siento que he estado allí mientras eso ocurría sin saberlo y no quiero seguir ignorándolo».

Como adolescente que cumplió la mayoría de edad durante la década de 2000, en pleno apogeo del indie rock británico (he ido a más conciertos de los Libertines de lo que estoy dispuesta a admitir), he vivido el acoso sexual como algo habitual cuando salía. Recuerdo que en una ocasión vi a un tío darle una palmada en el culo a una mujer; esta entró en cólera, y yo –que en ese momento tenía 15 años-, pensé, «No me puedo creer que se ponga así, ¡pero si es normal!». Y lo es. Girls Against se están esforzando por cambiar radicalmente la actitud tan jodida de la gente en los conciertos. Charlamos con ellas para saber cómo.

Publicidad

«Mucha gente piensa que siempre va a haber toqueteos en los conciertos». Foto por Andreas Gradin vía Stocksy

Broadly: Hola, chicas. Contadme cómo se creó el grupo.

Girls Against: Todas nos habíamos conocido dos meses antes en Twitter y éramos amigas. Como teníamos intereses comunes, decidimos crear un grupo de chat. A mí me metieron mano en un concierto de Peace, una de nuestras bandas favoritas, pero no fue hasta mucho después que me atreví a contar a las chicas lo que me había pasado. Esa misma semana, le dije a una amiga que iba a verlos que tuviera cuidado y le expliqué lo que me ocurrió. Mi amiga, a su vez, se lo contó a los chicos de la banda a través de Twitter y la respuesta fue de apoyo absoluto, tanto por parte de dos de los componentes como del resto de usuarios. A partir de aquello, teníamos claro que queríamos hacer algo juntas, y de esa forma surgió la idea de repartir chapas en los conciertos y, poco después, de poner en marcha toda una campaña.

¿Qué pasó en el concierto de Peace? Parece que fue horrible…

Yo estaba en la barrera y la gente a había empezado a animarse y asaltar, así que sabía que acabaría con moratones por todas partes. Como había mucho movimiento, la gente que tenía detrás no paraba de cambiar y, en un momento dado, acabé con dos o tres tíos a mis espaldas. Me había puesto falda y sabía que se me había subido bastante, pero imaginé que nadie se daría cuenta. Al cabo de un rato, me pareció oír que estaban hablando de mí y de mi falda. De repente empezaron a tocar un tema muy cañero y uno de los tíos no paraba de presionar su cuerpo contra el mío y de ponerme las manos en la cintura. Cada vez que intentaba apartarle las manos, dejaba caer todo el peso de su cuerpo contra mí… No contento con eso, empezó a meter la mano por dentro de mis medias, pero duró poco, porque la multitud se volvió a mover y el grupo de tíos fue desplazado por otras personas.

Publicidad

Una vez hablé con el cantante de una banda que me dijo que su madre recordaba haber sufrido acoso en un concierto cuando era adolescente.

¡Puaj! ¿Cómo te sentiste?

En un principio, no sabía cómo sentirme. En general soy una persona bastante segura de sí misma y una acérrima feminista intersectorial, por lo que, ante hechos así, nunca me callo. Sin embargo, esa vez estaba aterrorizada y empecé a sentir pánico porque no podía ir a ninguna parte. Hubo momentos en los que hasta me costaba respirar porque el tipo era muy corpulento.

¿A qué crees que se debe que a las mujeres les cueste tanto denunciar que han sido víctimas de acoso en un concierto? ¿Es quizá un tema cultural arraigado?

Estoy convencida de que es algo cultural. Pasa lo mismo con delitos como la violación y la violencia doméstica: las víctimas se sienten silenciadas, como si sus experiencias quedaran invalidadas por la falta de conciencia de la sociedad… Esto ocurre especialmente con mujeres que no tienen forma de comunicar sus sentimientos o experiencias. Y esa es justamente la razón de nuestra existencia: queremos que las víctimas denuncien, siempre que se sientan cómodas haciéndolo; que demuestren al mundo que el acoso sexual en los conciertos es un problema que hay que abordar.

Muchas de las personas y grupos con los que hemos hablado han confesado no ser conscientes de ello.

Cuando era adolescente, recuerdo que también me metían mano en los conciertos. ¿Por qué crees que sigue ocurriendo?

Publicidad

Porque no existe conciencia del problema. Mucha gente cree que siempre ha habido y habrá manoseo en los conciertos, que no se puede hacer nada para evitarlo. Para solucionar este tema, es necesario demostrar la frecuencia con la que ocurre y probar que es un asunto muy serio. Ha habido movimientos anteriores al nuestro, por supuesto, como el de «Girls to the Front», de Kathleen Hanna, durante la época de las riot grrrl en la década de 1990, pero pensamos que era hora de crear algo nuevo.

En pocos días habéis conseguido miles de seguidores. ¿Por qué creéis que solo ahora la gente ha empezado a tomar conciencia del problema?

Creo que prácticamente no se menciona el problema del acoso en los conciertos. Muchas de las personas y grupos con los que hemos hablado han confesado no ser conscientes de ello. Ahora que empieza la temporada de conciertos, es el mejor momento para llamar la atención sobre el problema.

¿Habéis hablado con mujeres mayores que vosotras para conocer su experiencia?

Una vez hablé con el cantante de una banda que me dijo que su madre recordaba haber sufrido acoso en un concierto cuando era adolescente. Es terrible que siga ocurriendo después de tantos años.

Además de sensibilizar sobre el problema, ¿tenéis intención de trabajar con los locales de conciertos?

Estamos intentando generar debate para enseñar al mundo que el acoso sexual en los conciertos es un tema serio y muy extendido. Queremos contactar con locales y empresas de seguridad para garantizar que haya un plan de seguridad coherente para lidiar con este tipo de situaciones si se diera el caso.