Albania, tierra de búnkeres

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Albania, tierra de búnkeres

Hay unos 750.000, esperando que montes una rave o pierdas la virginidad en ellos

Durante el régimen comunista del paranoico dictador Enver Hoxha se construyeron en Albania unos 750.000 búnkeres, uno por cada cuatro habitantes, con el fin de proteger al país de los enemigos imaginarios del tirano. Esos hongos de hormigón están literalmente por todas partes. Desde la caída definitiva del régimen en 1991, los albaneses han intentado borrar todo rastro del pasado pero, debido el alto coste de destruirlos, han terminado por convencerse de que tendrán que convivir con ellos para siempre. Los jóvenes han empezado a reutilizarlos y hoy uno puede cenar, bailar techno-trance e incluso vivir dentro de un búnker, uno de sus lugares predilectos para perder la virginidad. Baki Agolli, ex coronel del ejército de 64 años, nos explica por qué el delirante régimen comunista plagó de búnkeres el por aquel entonces país más pobre de Europa.

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Vice: ¿Cuál era su posición en el ejército?

Baki Agolli: Yo estuve en el ejército albanés desde el año 1965. Empecé a los 15 años en la escuela superior militar y llegué a ser coronel de inteligencia militar. Más tarde me dediqué por una parte a enseñar a manipular con dinamita y TNT, y por otra a identificar y cazar espías y opositores al régimen.

¿Para qué construyó el ejército tantos búnkeres?

Según el gobierno, por ser comunistas podíamos ser atacados en cualquier momento, Enver Hoxa siempre decía: “No quiero que entre ni una mosca en Albania”. En aquella época pensábamos que los búnkeres eran fundamentales para defendernos del resto del mundo, y todo el pueblo tenía que sentirse como un soldado. En la escuela nos enseñaban las características de los diferentes ejércitos. ¡Sabíamos hasta la cantidad de soldados y de armas del ejército italiano! A partir de 1972, unos 10.000 obreros comenzaron a trabajar en la Combinato Iosif Pashko, la fabrica que producía a tiempo completo, sin parar, esos enormes caparazones de hormigón que luego los camiones Skoda desparramaron por todo el país.

¿Eran tan resistentes como se creía?

Ni una bomba atómica podría destruirlos. Durante unas pruebas que se les hizo, la esquirla más profunda atravesó apenas 7 cm del hormigón. Además, la forma se disimulaba con el paisaje y no se podían reconocer ni desde el aire ni desde el mar. Sin embargo un búnker costaba tanto como un apartamento de 2 habitaciones y la supuesta invasión nunca llegó.

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¿Recuerda esa ‘era de los búnkeres’ con nostalgia?

A ver, de la época de Hoxha hubo cosas buenas y malas. Por un lado se acallaban las diferentes opiniones y había una brutal guerra de clases, pero por otro lado no había ladrones ni prostitutas y todo el mundo tenía trabajo. Eso sí, prefiero la democracia. En cuanto a los búnkeres, desde la caída del régimen he cambiado de idea: ahora no puedo creer la cantidad de dinero que malbaratamos en ellos, y la cantidad de gente que trabajó duro para nada. Por eso me parece bien que los jóvenes los estén reutilizando, para que al menos sirvan para algo.

Texto: Angelo Attanasio y Jerónimo Giorgi; Fotos: Jerónimo Giorgi.

Uno puede tropezar con un búnker en cualquier sitio. En mitad de una playa…

…o en un descampado.

No hay datos oficiales sobre el número de borrachos que se han comido este búnker al salir del bar.

Foto del antiguo bar Ish Bunkeri, ubicado frente a la sucia playa de Durres. Fue demolido hace pocos años y en su lugar se construyó un edificio de 6 plantas.

13 El pasado 28 de mayo se realizó el segundo Bunker Festival que congregó a bandas y DJs de Albania, Kosovo y Macedonia. En la foto, los DJ’s Ivi Abazi y Geri Kaceria de subidón en un búnker.

14 Zhujeta Cima se las ingenió para obtener los permisos para realizar el Bunker Fest y convencer al joven dueño de un campo lleno de búnkeress de que cediera el terreno por 2 años y no les cobrara el gasto de luz.

El Bunker Festival duró 24 horas y llenó un campo a 20 kilómetros de Tirana de músicos, artistas, mochileros y artesanos de toda la región.

16 A pesar de que las generaciones que vivieron el régimen comunista evitan siquiera hablar de ellos, los búnkeres forman parte de sus vidas y de su historia, nos dijo Zhujeta. Aquí unos bonitos ceniceros-búnker a la venta como souvenir.