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ALBERTO OLMOS y JUAN MAL-HERIDO: DOS ERAN DOS

Alberto Olmos (Segovia, 1975) es autor de las novelas A bordo del naufragio, Así de loco te puedes volver, Trenes hacia Tokio, El talento de los demás, Tatami y El estatus, entre otros libros. Mantiene el blog Hikikomori y ahora se ha ocupado en editar y prologar Vida y opiniones de Juan Mal-herido (Melusina), compilación de críticas sangrantes aparecidas en el blog anónimo Lector mal-herido . El libro es una delicia, una guasa muy seria y un oasis en el panorama fantasmal (eso mismo) de la crítica literaria.

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Vice: Parece imposible hablar con Juan Mal-herido, estoy ya pensando que tal vez es otro cobarde con intereses en el mundo editorial.
Alberto Olmos: Como cantaba Dylan, "When you have nothing you have nothing to lose". Es decir: es un perdedor y una escoria, y así es fácil acudir al vertedero.

A Mal-herido le sobra genio, humanidad y talento, cosa rara en internet, que en general amplifica el mongolismo y más si hablamos de ambientes literarios.

Ignoro esto que me cuentas: yo sólo leo el blog de Rafael Reig y mi entrada en la Wikipedia. Nadie esperaba que internet redimiera al ser humano.

Bueno, yo te lo cuento: nos hacemos blogs para hablar de nuestras peliculitas y nuestras cosas, y esto me gusta y así soy yo, cuando en realidad creo que son nuestros odios lo que nos retrata y habla de nosotros con autoridad. Que la crítica destructiva esté menospreciada ¿tiene que ver con los grandes grupos empresariales, con la tiranía de la corrección, con qué tiene que ver?

El odio, la ira, la insurrección ha encontrado un gran espacio en la Red. De hecho, ha pasado de la parte de atrás de la puerta de los retretes a los blogs, donde en realidad lo ve la misma cantidad de gente, pero con los pantalones subidos. La crítica destructiva es la más interesante; todos los sabemos. Recuerdo que, cuando veía la tele y miraba en el periódico qué películas echaban, siempre disfrutaba mucho más con la reseña de la película a la que ponían un punto negro que de la dedicada a películas cinco estrellas: las alabanzas eran soporíferas. Así las cosas, la cultura mediocre genera la mejor literatura crítica.

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¿Estamos en que, dijera lo que dijera Hemingway, escribir no es trabajar? Bataille, de hecho, sostuvo que era exactamente lo contrario.

Efectivamente. Escribir da tan poco dinero, y tienes que contestar tantas putas entrevistas sin que te paguen, que sólo por romanticismo y vanidad aguanta uno en este mundillo.

¿A quién se puede leer de aquí sin abochornarse, a quién recomendarías?

Hay muchos buenos autores. En mi formspring listé los que me parecen mejores del siglo XXI en España: Álvaro Colomer, Rafael Reig, Antonio Orejudo, Unai Elorriaga, Belén Gopegui, Cristina Sánchez Andrade… Y algunos más.

En el libro, Mal-herido le pide a Rodrigo Fresán un poquito de autonomía, con tanto prólogo y tanto prólogo. A mí también se me hace un poco pesadito aunque nunca he leído nada suyo, ninguna novela, ¿debería hacerlo?
Sí, claro. Nunca diré que no se lea a un autor serio y con una idea muy ajustada de lo que para él es la literatura de su tiempo. Otra cosa es que la literatura de su tiempo sea lo que él cree que es.

Vila-Matas, por ejemplo, a quien descubrí muy tarde, me parece una higiene tras lecturas más arduas, una limpieza, y creo que es por leve e inofensivo.
Vila-Matas tiene muchas virtudes como escritor, pero hay una que me enamora: está en la red, está conectado, no con cables, si no con la gente más joven; y no me refiero a mí (que no lo trato), ni a mi generación, sino incluso a la generación que viene detrás de la mía. Eso sí es un gran éxito: que te lean aquellos de tus contemporáneos que van a sobrevivirte; que sobrevivan tus lectores, más que tus libros (que a fin de cuentas no serían más que papel muerto en una biblioteca).

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La que sí pienso anotar de entre las recomendaciones entusiastas de Mal-herido es Bueyes y rosas dormían, de Cristina Sánchez-Andrade. Espero que no sea "literatura femenina".
Es una novela genial: coincido con Mal-herido. Es belleza, es sangre, es originalidad. No es literatura femenina porque el libro abunda en mujeres abominables; tampoco es progre, porque sale un enano (y sale apaleado). Es un pedazo de vida puesto en tinta. La realidad pero, curiosamente, envuelta en magia del Medievo. Sé que esta respuesta supera la capacidad intelectual de todos los lectores de Vice juntos.

Pues vale. Los bestsellers, las catedrales del mar y las chavalitas con cerillas: ¿crees que Mal-herido se traga esas porquerías como servicio a sus lectores o son sus placeres culpables?

No se ha tragado muchas: yo me he tragado más (pon esto de titular –incluye esto en la entrevista– ¡incluso esto último!). A veces habla de un libro que ha vendido mucho y ha recibido, al mismo tiempo, el plácet de la crítica para aportar un poco de discordia, pluralidad y debate. Creo que es fácil reconocer esa intención en el blog.

¿Crees que la buena literatura conlleva alguna patología, una tara del escritor, que eso ayuda?
No lo creo. La buena literatura está hecha por buenos escritores, del mismo modo que, contradiciéndome a mí mismo (la mejor manera de tener razón es llevarse la contraria), que los fontaneros o los panaderos excelentes realizan las mejores instalaciones sanitarias y las mejores barras de pan, y no los panaderos locos o los fontaneros oligofrénicos. El teatro psicopatológico sólo se les da bien a escritores que no tienen ni idea de cómo llamar la atención.

Descartamos pues cualquier indicio en Mal-herido y damos por hecho que es un crítico al que atender y seguir…
A raíz de los últimos acontecimientos en prensa, gustar de follar es patológico. Sería esa su patología, por tanto. Y sí, es un crítico a seguir porque permite placeres como no estar de acuerdo, delicias como desacralizar gratuitamente a ver qué pasa, y porque a veces es bastante gracioso.

ENTREVISTA DE RUBÉN LARDÍN
FOTO DE WOLF MARIO