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Vice Blog

ALL I WANT FOR CHRISTMAS IS A JEFF KOONS

Si (como demostró la Operación Galgo) el deporte es la antesala de la droga, tampoco cabe duda de que el graffiti es un pasaporte a la delicuencia. Las míticas pintadas a rodillo de Huracán Paquito despertaron hace años la imaginación de nuestro entrevistado, un tipo tan escurridizo como generoso que se ha hecho un nombre –falso, pero nombre al fin y al cabo– gracias a intervenir marquesinas de publicidad, llenar las calles con señales de prohibido gafapasta y usar las instituciones culturales a su antojo, ya sea para destruir billetes en una máquina expendedora, sellar con ácido la luna de una galería o manipular el cartel del Centro Dramático Nacional. La leyenda urbana dice que ha heredado una fortuna pero la realidad es que no tiene cuenta bancaria y consigue su material de trabajo estafando a aseguradoras. Quienes de verdad le conocen dicen que Neko nunca duerme. Y eso sí me lo creo.

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Vice: ¿Cuándo empezaste a robar?
Neko: De muy pequeño. En el graffiti lo primero que aprendes es a conseguir pintura y a robar. Es muy fácil quitar una alarma en El Corte Inglés para que en la caja te devuelvan el importe en una tarjeta de dinero con la que puedes pagar la comida, los medicamentos, la ropa, los viajes… Hace tiempo que dejé de robar compulsivamente porque de lo que quiero hablar es de que no lo necesito, pero a los diecisiete el hurto dominaba mi vida. Allí dónde iba encontraba posibilidades. Y me dio por robar libros de arte en el Vips. Durante varios meses, desayunaba allí cada mañana y salía con libros. Me parecía muy artístico, precisamente porque el arte en sí es un robo.

Los libros de arte han padecido tus hurtos, pero también tu mala leche.
Llevártelos tiene un componente de necesidad estúpida así que preferí dotarlos de un extra especial. Primero fui a la Casa del Libro con la intención de destruir. Poner pegatinas dentro de los libros de la FAES y que si tardas un mes en leerlo te jodas porque no lo vas a poder cambiar. Un día hojeando un libro de Banksy decidí tapar con una fotografía el cuadro del smiley en la Mona Lisa, pero dejando visible la frase de: "hazte bueno mintiendo y olvídate de ser bueno en nada más". Y pensé que Banksy debería estar orgulloso de que le ocurra algo así. Es una cosa que sigo haciendo. Parece que lanzas botellas al mar pero un día vas y te topas con alguien que ha comprado en CaixaForum un libro intervenido por ti.

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Precisamente la película de Banksy fue víctima de una de tus acciones.
La distribuidora hizo una búsqueda indiscriminada poniendo "street art madrid" en Google y ofreció a la gente la posibilidad de participar en un proyecto que supuestamente pondría su nombre junto al de Banksy. Absurdo. Tiempo después me llegaban mails de gente diciendo que estaban usando sus imágenes en un blog sin recibir nada a cambio y que, ante sus quejas, amenazaron con demandarles. O sea que les mola que le den por culo a BP pero que a ellos que no les toquen. Ellos lo que quieren es seguir haciendo películas de gente que da por culo a otros. Mi primera acción fue un ácido con plantilla con el logo de la distribuidora Avalon sobre un cristal de los Cines Princesa. Y el día del estreno escribimos Banksy a tamaño gigante con un extintor al lado de los Cines Ideal de Madrid. Subimos el vídeo en Youtube camuflado como trailer de la película. Y enseguida lo censuraron.

¿Cómo justificas el robo de obras de arte y los ataques a museos?
Es más satisfactorio, interesante y divertido llevarse una obra a casa que pagar por un catálogo. Las intervenciones en centros de arte son el último paso antes de la destrucción total del clasicismo. Si los modernos estaban empeñados en destruir el arte, los artistas de hoy tienen la posibilidad de destruir la institución. No estoy destruyendo para dejar un escombro. Estoy sembrando para que salga algo nuevo. El Ayuntamiento de Madrid destruye en la calle multitud de obras de arte y nadie se alarma porque, sencillamente, no han sido tasadas económicamente. Los museos son templos de culto en los que la gente se arrodilla sin pensárselo dos veces. No creo que el mercado del arte sea algo que merezca la pena preservar. Suena hippy (¡puaj!) pero, ¿ves algo positivo en un atajo de egomaníacos moviendo indecentes cantidades de dinero en inutilidades mientras medio mundo se muere de hambre?

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¿Y qué haces con las piezas robadas?
Ahora estoy preparando algo que por motivos obvios no puedo desvelar, pero normalmente se las regalo a amigos. Mis necesidades de arte están cubiertas de largo. Mientras hacíamos esta entrevista hemos visto a un tío subirse a un andamio para mear así que no necesito que nadie me impresione con su obra "meando en el museo mientras doy saltitos en una caja transparente con mis gafas de neón rosa". Si convencen a la gente de que tienen una necesidad es lógico que lo intenten conseguir por cualquier medio. Yo entro y me lo llevo. ¿Por qué? Porque es tan suyo como mío. Mola bloquear la posibilidad de comerciar con algo, aunque al final hay detrás una aseguradora y esta gente parece que nunca pierde. También hay obras mediocres a las que un golpe de suerte, como robarlas o destruirlas, las sitúa en otro plano. Como aquellos lápices de Damien Hirst valorados en más de 500.000 euros ¿De qué cojones va todo esto?

Eres de los que aseguran que muchas de las grandes obras que vemos en los museos son falsificaciones.
Hay locos que van a las guerras a pegar tiros en excursiones de dos días para matar seres humanos. De eso no se habla pero todo el mundo lo sabe. Con el arte pasa lo mismo. Se sostiene a base de desquiciados que lo único que quieren es fardar de lo que son capaces de conseguir. La gente está necesitada de experiencias y justifica a través de los artistas lo que han conseguido a nivel económico. Quieren tener el cuadro a toda costa. Si se pagan millones en el mercado convencional, imagínate… ¿Quién será el friqui que tendrá El Grito de Munch en una cámara acorazada para enseñárselo a sus amigos y hacerse pajas? La suplantación de cuadros es el abecé del mundo del arte.

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Entre tus expolios hay material de artistas internacionales como Jeff Koons pero has elegido ilustrar la entrevista con una pieza nacional.
Sí, la verdad es que esa obra es lo que tenía más a mano. En su día la robé porque estaba allí. Quería ese bicho para pintarlo y dárselo a un colega. Me pareció mucho más fácil cogerlo del pedestal que robar uno de los teddy blancos que vendían en la tienda. Me jode hablar de los demás en un espacio que es para mí, pero si realmente digo lo que pienso de Jaime Hayón el colectivo homosexual se me puede tirar encima a lo bestia. A ojos de la sociedad este diseñador puede ser un triunfador pero me parece que con tanta energía y talento se podría hacer algo mucho más postivo.

Viendo otros objetos de los que te has apropiado, más le vale a los artistas de nuestro país vigilar sus bolsillos. Y sus relojes.
¡Jajajaja! Hay artistas que lo piden a gritos. Para que su legado desaparezca pasto de las llamas. Recuerdo unas lineas de Santiago Sierra (hay muchísimos otros pero hoy te ha tocado a ti) contestando a Miquel Barceló al respecto de tapar la palabra España con bolsas de plástico en la Bienal de Venecia. Santiago decía: "Su argumento de tonto cerebral es que no se muerde la mano que te alimenta. Vamos a ver majete, por si te interesa, vivo de mi trabajo y no de lamerle los huevos al poder como haces tú". En fin Santi, si estás orgulloso de tu trabajo allá tú y tu conciencia. Por suerte hay multitud de artistas desarrollando una obra infinitamente más interesante y comprometida socialmente que la de ciertos burgueses disfrazados de antisistema que viven de criticar el mercado del arte que ellos mismo alimentan.

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Me contabas antes que en este momento planeas ataques de dimensiones considerables.
Me quedan cosas por hacer que van mucho más allá de destruir o suplantar un cuadro. Y sí, será más gordo que lo que hacen los pixadores brasileños. Vandalismo en pro del amor, pero vandalismo del crudo y opinión directa sobre la obra de determinados artistas. Serán varias acciones en diferentes sitios. He desarrollado una habilidad para destrozar que permite que en dos o tres días pueda hacer un destrozo lo suficientemente bestia como para huir de una ciudad en busca y captura. Dejar algo de trascendencia que la gente pueda mirar y cuyo impacto sea inspirador. Y salirme con la mía. En Madrid me pondrían los grilletes en diez minutos.

¿Cómo digeriste la noticia del robo de un camión con obras de arte por valor de cinco millones de euros en Getafe?
Me sentí empequeñecido (ríe). Ahí pasan dos cosas. Una que yo no soy tan codicioso como estos ladones que quieren hacer cuatro o cinco curros grandes y retirarse. Y otra que no hay motivación artística. Pero me flipa que alguien sea tan cabrón de montar todo esto y comprar a alguien que trabaja allí. Porque si topan con uno que sea más o menos serio están jodidos… ¿Tienen que matarlo o qué hacen? ¡Estamos hablando de cinco millones de euros! Estas cosas están en otra liga pero cobran una dimensión en la realidad que hace que te plantees: "a lo mejor debería hacer algo así y tirar los chillidas y los boteros a un río". No sé. No es una competición pero me ha dado que pensar.

ENTREVISTA DE IAGO FERNÁNDEZ

FOTOS DE ALBERTO DE PEDRO Y GUILLERMO DE LA MADRID