FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Analizamos las seis canciones candidatas a fracasar en Eurovisión 2016

Canciones en las que el compositor ha tardado más en rellenar la factura con sus datos fiscales y bancarios que en escribir la pieza en cuestión.

Imagen de RTVE

El próximo 1 de febrero los telespectadores de TVE podrán elegir la canción que representará a España en el festival de Eurovisión de este año, que se celebrará en Suecia el 14 de mayo. El hit vencedor saldrá de las seis candidaturas oficiales por la cadena pública, que ayer por fin pudimos escuchar de forma íntegra. Aquí tenéis la autopsia que hemos hecho a cada una de las canciones que optan a hacerse con el premio final, ni más ni menos que el derecho a fracasar estrepitosamente en el certamen.

Publicidad

Xuso Jones. "Victorious"

"Victorious", escrita y producida por Andreas Öhrn, Peter Boström y Chris Wahle, llega con serias aspiraciones, como muy sobradita y pagada de sí misma: la firma de Boström, autor de "Euphoria", la pieza vencedora en 2012, responde a una artimaña muy española. Si se sacó de la manga una canción ganadora, pues le llamamos, le soltamos un pastizal y que repita el éxito, habrán pensado por aquí. Lo que se conoce como hacerse un Florentino Pérez. Y el señor Boström se lo ha llevado calentito: ha tardado más en rellenar la factura con sus datos fiscales y bancarios que en escribir la pieza en cuestión, que tira de plantilla sin el menor disimulo. EDM a la sueca, de manual: un estribillo con coros hooliganescos, un crescendo trancero, épica de garrafón y una letra motivacional –"Nothing could ever stop us, we will stay victorious", reza el estribillo– para justificar de alguna forma la vacilada monumental del título. La canta Xuso Jones, pero como si la cantara Manolo "el del bombo".

Barei. "Say yay!"

"Say yay!" es el tipo de canción que te ponen en las clases de spinning o en las playlists de running. Lo que vulgarmente conocemos como música de gimnasio: esos hits que en el fragor de la batalla quema grasas entran bien e incluso te dan un chute de adrenalina, pero que siempre negarás que hayan existido en tu vida. No llega a placer culpable porque el placer culpable lo consumes a conciencia y en cualquier momento, te escondes lo justo. En cualquier caso, esta canción de Barei, la más desconocida de las candidatas, es un apañado cruce de house, trance, soul y dance pop que desprende un irresistible pestazo retro. Algo así como si a Adele o a Emeli Sandé les diera por consumir éxtasis y firmar una comedida regresión a los 90. Ya nos gusta que sea así: Eurovisión sigue siendo un festival que premia y valora la retranca noventera, y esta canción va sobrada de ese rollo. No nos cambiará la vida, pero es la única de las seis que puede competir con dignidad en el festival.

Publicidad

Maverick. "Un mundo más feliz"

Juan Magán, autor de "Un mundo más feliz" y emblema del electro latino, ha tenido días mejores. Porque esta canción no la hubiera incluido ni en un disco de segundos descartes. Y eso que arranca por todo lo alto: "Me levanto en la mañana en busca de un café / las galletas me sonríen, hoy deliro otra vez / Cruella de Vil, mi vecina me abre el ascensor / seguido de un buenos días, qué raro es todo…" . Hay que ser un genio o un caradura, o las dos cosas a la vez, para meter esa estrofa en una canción que opta a representar a España en Eurovisión y que pase el corte. Yo no tendría huevos. Todo ello, además, decorado con guitarras españolas, palmas, trompetas herederas del gitano de la cabra y un aire a David Bisbal en el estribillo que echa para atrás. Maverick, el chaval al que le ha tocado el marrón de defenderla, un ex finalista de "La Voz" en busca de una nueva oportunidad, se cree la canción con la misma convicción con la que Toño Sanchís defiende su inocencia.

María Isabel. "La vida solo es una"

La única canción que ya estaba publicada antes de presentarse como candidata. Un monumento al mínimo esfuerzo y la pachorra: "tú mándala al concurso, nene, y si cuela cuela, y si no pues buena promo gratis que nos llevamos". A María Isabel, la de "Antes muerta que sencilla", alguien, básicamente el compositor, David Santiesteban, le dijo que para vender descargas en iTunes tenía que hacer un hit latino. Y ella se lo tomó al pie de la letra: aunque es de Huelva, aquí canta como si fuera de Barranquilla, Caracas o Monterrey. Se referían a la música, María, no al acento. La canción en sí, muy indefinida y sin la menor opción de triunfo en el certamen: empieza con aires de flamenco pop, muy de mediados de los 2000, y luego se pone más bailable. Flamenco que no es flamenco, pop que no es pop, dance que no es dance y metáforas poéticas que hubieran sonrojado a Antonio Gala.

Publicidad

Salvador Beltrán. "Días de alegría"

De esta no hay ni vídeo

Hay que ser muy fan del productor Miguel Ángel Arenas "Capi": no solo le ha hecho creer a Salvador Beltrán que tiene un hitazo entre manos, y ya era difícil, sino que lo ha conseguido con una canción que seguramente tenía guardada en la carpeta "Por si acaso", ese cajón desastre al que van a parar las composiciones que no quieres ni para recopilatorios de verano y que va bien tener a buen cobijo cuando surgen emergencias. Y se la ha metido doblada, vaya si lo ha hecho. El tema suena al Alejandro Sanz de su peor época, pero pasado por el filtro Manu Carrasco, así como para disimular; y el estribillo, algo más tribal y bastante diferente de la base, recuerda más al sonido Macaco. No sé, quizás como interludio musical para acompañar las típicas secuencias tiernas de enamoramiento entre concursantes de "Gran Hermano" podría funcionar; pero como reclamo para Eurovisión, tengo claro que sudaría la gota gorda para obtener más votos que los que nos da Rumanía.

Electric Nana. "Now"

Aunque me alegro por Guille Mostaza, el líder de Ellos, que por lo menos habrá trincado unos buenos euros por la faena, "Now" es terrible. Lo tiene todo, en el peor sentido posible de la expresión. Una idea totalmente desfasada y superada del rock electrónico, que unas veces recuerda a Shania Twain, otras a Dover cuando se pasaron al techno, otras a Fangoria cuando se empeñan en meter guitarras rockeras y otras incluso a Vive La Fête. Un espantoso estribillo en forma de coro que no se atrevería a cantar ni una horda de ultras puestos de speed. Y, sobre todo, esa mezcla absurda de idiomas que tanto nos sonroja habitualmente: cuando de repente y sin que nadie lo espere la vocalista de Electric Nana pasa del inglés al español es inevitable sentir un maravilloso ataque de vergüenza ajena. Es la más breve de las seis; pero también la más fallida. Su mérito tiene.