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Cultură

Hablamos con animalistas nazis españoles

Según ellos, la Alemania nazi fue la primera en defender a los animales. Las asociaciones de izquierdas rechazan grupos como M.A..L., Defensa Aria de los animales o PECTA por ser racistas, machistas y homófobos.

La 'bandera' de Defensa Aria de Animales. Imagen vía

La estampa de la reciente manifestación antitaurina convocada por el PACMA en la Puerta del Sol de Madrid era diversa: centenares de banderas del partido animalista, alguna que otra española, varias republicanas, gente con perros, niños, jóvenes y mayores. En la calle Montera, el sector antiespecista coreaba lemas como "Muerte al especismo y viva la anarquía" o "Ni toros en las plazas, ni vacas en los platos", con el objetivo de transmitir la idea de que la tauromaquia es solo la punta del iceberg de todo un sistema de explotación que pasa, muy especialmente, por los mataderos. El resto se centraban fundamentalmente en el motivo de la convocatoria: la abolición de los festejos que utilizan la tortura de los animales como reclamo.

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Entre la multitud, un grupo de personas de aspecto ultra alza igualmente su voz. No pasan desapercibidos: uno de ellos luce un tatuaje de clara inspiración neonazi en el gemelo que capta una cámara y que, tras el paso de unas horas, genera un intenso debate al circular como la pólvora por las redes sociales. ¿Nazis animalistas? ¿No parece eso una gran contradicción?, se preguntan muchos.

La mayor parte de los animalistas consideran que las ideas homófobas, racistas, sexistas o fascistas no pueden tener cabida en un movimiento emancipatorio por definición como lo es la defensa de los derechos de los animales. Otros creen que todo suma. Que poco importa de dónde vengan los apoyos y cuál sea la ideología de los que se adhieren a la causa: lo importante es ganar adeptos.

La patria va más allá de una bandera o un gobierno: patria es nuestro entorno natural, patria son los animales que pueblan nuestra tierra, patria es la gente decente que día a día se levanta con el objetivo de mejorar su vida y la de los demás — PECTA

Esta disparidad se plasmó de manera concreta unos días después: el santuario Gaia, donde viven animales rescatados de la explotación, rechazó una donación de la organización Movimiento Antitaurino de Lucha (M.A.L.), que muchos vinculan con estos grupos de ultraderecha. "Aceptar esa donación iría en contra de nuestra ética", explicó el santuario, que contestó de manera directa al M.A.L. en Facebook. "Algunos de vuestros miembros hacen pública su homofobia y machismo. Como sabréis, los dos fundadores del Santuario somos homosexuales". Por su parte, los miembros del M.A.L. criticaron con dureza la decisión, asegurando que "este movimiento lo formamos muchísimas personas, cada uno con su manera de pensar, de derechas, y de izquierdas", y agradeciendo a las organizaciones que sí aceptaron su dinero, como el Santuario Kukura o El Arca de Zeus.

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Desde Patriotas Animalistas (PECTA), una de las organizaciones que habitualmente se citan a la hora de criticar la presencia cada vez mayor de nazis en el movimiento, se muestran tajantes a este respecto. "No somos una organización de ultraderecha en absoluto", cuentan. "La derecha es neoliberallismo, usura, reacción. La derecha antepone la economía a las necesidades de las personas, del medio ambiente y de los animales. Si el prefijo "ultra" eleva lo anterior al grado sumo, ¿cómo vamos a ser de ultraderecha?".

La realidad es que, escuchando algunos de los argumentos de PECTA, uno podría pensar que se encuentra ante las tesis antiespecistas más habituales, aquellas que casi cualquier persona relacionaría con un pensamiento de izquierdas. "El antropocentrismo mal entendido es una lacra; defender que el universo gira únicamente en torno a los humanos es un pensamiento miope e ignorante", explican desde PECTA.

La vieja izquierda, más que reinventarse, lo único que ha hecho es infiltrarse en multitud de frentes, parasitándolos como una bestia inmunda que necesita sangre nueva para no morir de inanición — PECTA

Eso sí: cuando salen a relucir conceptos como "patria", que llevan grabado a fuego en el propio nombre de su grupo, salen a la luz diferencias más que sustanciales. "La patria va más allá de una bandera o un gobierno: patria es nuestro entorno natural, patria son los animales que pueblan nuestra tierra, patria es la gente decente que día a día se levanta con el objetivo de mejorar su vida y la de los demás".

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Y es que, para los animalistas patriotas de PECTA, las tesis animalistas no son de izquierdas. "La izquierda monopoliza muchas luchas justas y el sistema le deja hacer: es una oposición débil y mezquina que a lo largo de la historia ha demostrado su ineficacia", denuncian. "El movimiento animalista también sufre este problema: miles de personas que no comulgan con la extrema izquierda tienen que quedarse en casa porque movilizarse con determinadas asociaciones animalistas te obliga a tragar con ruedas de molino y a integrarte en una corriente de pensamiento específica. Es su máxima: si no eres apátrida, feminista o abolicionista de fronteras no eres guay, y por tanto no puedes ser de los nuestros", denuncian. Los comentarios que se pueden leer en la página de Facebook de PECTA van precisamente en esa última dirección. "Parece que para poder defender a los animales tienes que beber tinto de brick en algún parque", se queja uno. "Y llevar el pelo sucio", contesta otro.

Desde la organización hacen hincapié, además, en un dato que consideran clave. "La Alemania nacionalsocialista fue la primera en legislar de manera seria y efectiva en materia de defensa animal", algo que según ellos deja "a cuadros" a muchos, aseguran. "La vieja izquierda, más que reinventarse, lo único que ha hecho es infiltrarse en multitud de frentes, parasitándolos como una bestia inmunda que necesita sangre nueva para no morir de inanición".

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Somos nacionalsocialistas y como tales amamos la naturaleza y creemos en el respeto hacia todos los animales — Defensa Aria de los Animales

Otros grupúsculos, como Defensa Aria de los Animales, no tratan de ocultar su posición ideológica, y recuerdan el supuesto respeto por los animales de la Alemania nazi. "Somos nacionalsocialistas y como tales amamos la naturaleza y creemos en el respeto hacia todos los animales", explican a VICE. "Varios dirigentes nacionalsocialistas eran vegetarianos por amor a los animales, entre ellos Hitler. En el III Reich se crearon leyes de protección animal como la prohibición de la experimentación científica con animales y la prohibición de la caza. Finalmente, en tiempos de hambre la caza se regularizo sólo para necesidades alimenticias".

Más allá de su lucha animalista, los miembros de Defensa Aria de los Animales señalan a quienes consideran enemigos naturales: "Lo que opinen los del LGTB, perroflautas de Podemos o feministas comunistas que defienden a los animales pero abortan a sus hijos nos importa poco", aseguran desafiantes. "Esa gente protesta por las corridas de toros y luego se van al Burger King a comerse una hamburguesa. Nosotros defendemos a los animales porque forma parte de nosotros. Estamos en contra de la crueldad, y los animales no entienden de rojos o azules", sentencian.

Rafael Doctor, comisario de la muestra Capital Animal , organizada recientemente en Madrid, lo tiene muy claro. "Esta gente supone un peligro enorme para el movimiento. Se definen a sí mismos como animalistas, pero no lo son. Todos somos animales, por lo cual carece de toda lógica ser racista u homófobo con otros seres humanos". Para Doctor, una de las raíces esenciales que ha provocado que exista el animalismo actual es el feminismo. "Esa igualdad entre hombres y mujeres por la que lucha el feminismo se hace extensible a la diferenciación por especie. Si no eres antiespecista y no tienes superadas las diferencias con otros seres de tu propia especie, no puedes calificarte como animalista".

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Las ideologías totalitarias y discriminatorias son rivales del animalismo — Colectivo Britches

Doctor pone un ejemplo de esa contradicción: "Dani Rovira participó en la manifestación antitaurina. Es algo que muchos le agradecemos, pero incurre en una enorme contradicción cuando al mismo tiempo anuncia en televisión lonchas de pavo de una conocida marca de embutidos. Lo mismo pasa con gente como El Chatarrero, que también atrae a mucha gente: podrán ser antitaurinos, o amantes de los perros y gatos, pero no animalistas. No se puede ser antiespecista sin ser vegano, ni mucho menos si se es racista, machista u homófobo".

Respecto a la defensa de los animales por parte de la Alemania nazi, Doctor es contundente. "Simplemente mienten", afirma. "Una de las formas en que la propaganda nazi encumbró a Hitler fue compararlo con Gandhi, que obviamente era vegetariano. Pero Hitler no lo era: de hecho, era un carnívoro absoluto. Y no existe documento alguno que acredite que en la Alemania nazi existía el animalismo en ninguna de sus formas".

Desde el Colectivo Britches, formado por activistas por los derechos de los animales, apuntan que "las ideologías totalitarias y discriminatorias son rivales del animalismo". A propósito del supuesto amor del régimen nacionalsocialista hacia los animales, aclaran: "Determinadas medidas ambientalistas para preservar y proteger la flora y fauna alemanas en la Alemania nazi fueran novedosas, pero todo ello indiscutiblemente respondía a un plan para proteger la raza y la naturaleza arias, quedando patente cómo privilegiaron a ciertos animales por el hecho de considerarlos alemanes o autóctonos. No hay por dónde cogerlo. Lo preocupante no son los pésimos argumentos de los pocos que defienden un animalismo nacionalsocialista. Lo alarmante es que el movimiento por los derechos animales, por el afán de crecer y sumar, no sepa pararse a asentar sus bases y hacerse transversal con las demás formas de opresión. De lo contrario, seguiremos viviendo situaciones absurdas como ésta".

Rafa Doctor concluye con un dato ilustrativo: "Recientemente, la revista Forbes citó al veganismo como la tendencia que más está creciendo en el mundo. Es por ello que algunos arribistas se están aprovechando de la situación e intentan abrir una vía muy peligrosa, dada la confusión que puede crear en la sociedad. Por eso hay que expulsarlos. Que no se acerquen a nosotros. Que se vayan, porque son un cáncer para el movimiento".