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Música

Audiostesia

Francisco López es un microdiós de la inmersión.

Foto: Jesús Brotons

Activo desde los años 80, sus más de 60 discos e incontables conciertos validan a Francisco López como uno de artistas sonoros españoles más respetados en el extranjero. La base de su trabajo consiste en capturar sonidos del mundo real y modificarlos en directo hasta que ya no recuerdan ni a su padre ni a su madre, sumergiendo al oyente en un sopicaldo aural en el que se pierde la noción del tiempo y el espacio. Parece fácil, pero ve y hazlo tú, anda. VICE: ¿Sigue siendo la de “música concreta absoluta” una etiqueta adecuada?

Francisco López: Ya no la uso mucho. Es un combinado de dos conceptos: el del objeto sonoro como entidad separada de la realidad, desconectado de aquello que lo provoca, y el de una aproximación inefable a la creación musical. Es decir, que lo que haces con música no tiene traducción a otro medio e intentarlo no tiene sentido. Ambas ideas hacen referencia a la validez del sonido por sí mismo. Las etiquetas me dan igual, pero no he encontrado en la historia de la música experimental conceptos más interesantes. Crear un mundo sonoro a tu gusto partiendo de elementos capturados del mundo real es casi como jugar a ser Dios, ¿no? En toda creación existe un cierto aspecto de minidiós, o de microdiós. A mí me interesa crear, con sonido, un mundo autocontenido, con su geografía, sus dimensiones. Tiendo de forma natural a construir un mundo aparte, alternativo, y de ahí vendar los ojos del público, la oscuridad, la concentración, la inmersión… Me interesa mucho la inmersión desde el punto de vista histórico. Histórico. ¿A qué te refieres? A que la inmersión, la idea de crear un mundo paralelo, existe casi desde el principio de los tiempos: de las pinturas en las épocas griega y romana que tendían a crear un ambiente que se suponía que era inmersivo, a los panoramas del siglo XIX, el cine… Los templos… Claro. El uso de la liturgia tenía una intención inmersiva. Lo de ahora es una versión “soft” de las prácticas en los espacios religiosos de la antigüedad, dedicados a crear un mundo paralelo que se constituía con la liturgia, el espacio arquitectónico, cánticos, incienso… Todo eso contribuía a sumergir a los fieles en una esfera sobrenatural, distinta a la cotidiana. ¿Has probado a provocar reacciones físicas en los oyentes? Con frecuencias altas, subgraves… Imagina, todos saliendo del concierto con el vello erizado y los ojos inyectados en sangre. No me interesa. Eso sería un efecto especial, una especie de disparador de una respuesta que sabes que la mayoría de personas tendrían a ese tipo de sonidos. En mi opinión, el uso de los efectos de una manera muy obvia te lleva fuera de la inmersión. ¿Alguna vez has llegado a un país y te has dicho, ‘joder, qué bien suena este sitio’? No sé, por la humedad ambiente, la presión atmosférica… África. Tal como tú lo has descrito, la primera impresión es que suena y huele bastante… diferente. África, al llegar, es como una bofetada en la cara. No en el mal sentido, ¿eh?

Through The Looking Glass, una retrospectiva en 5 CD’s de los últimos 15 años de López, está disponible a través de Kairos Music.