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Los boxeadores españoles de hoy suben al cuadrilátero y van a la universidad

Ni pobres, ni zotes, ni marginales: ellos clavan el puño e hincan los codos.

Sandor Martín. Foto cortesía de Sandor Martín

Cuando Juan Manuel Márquez noqueó a Manny Pacquiao en 2012 algunos dijeron que fue el azar y no el mexicano quien derribó al filipino. Pero, ¿quién cree que un contable deja un título mundial a tenor de la suerte? "Dinamita" Márquez fue empleado en el Departamento de Contabilidad de Ciudad de México mientras empezaba su carrera como boxeador y siguió ejerciendo aún después de ganar sus primeras peleas. Estudió cuatro años para graduarse y su caso es el de un chaval que se metió en un gimnasio para evitar la calle y sus tentaciones, mientras que la de Pacquiao es una historia de miseria devenida en éxito gracias al deporte de las doce cuerdas. Pacquiao no tenía opciones. Márquez sí y aún así, prefirió el ring.

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Juan Manuel Márquez no es el primer boxeador de alto nivel con estudios superiores. Y en España, a pesar de pocos pueden vivir del cuadrilátero, han dejado de ser una excepción los que alternan libros y guantes. Marta Brañas es un ejemplo. Con 29 años, la "Potrilla de Arteixo" tiene el honor de haber sido la primera española en iniciar una carrera como profesional en EEUU. Según su entrenador, Chano Planas, los días de Marta tienen 27 horas. Militar y estudiante de Enfermería, aspira a ganar todo lo que pueda y después ejercer de sanitaria en el Ejército. De su paso por la Residencia Blume de la Federación Española de Boxeo le caló la idea de que estudiar era importante. "Pero mis padres me criaron insistiendo mucho en eso y Chano me anima a que persista. En el gimnasio siempre lo he visto reforzar a los más jóvenes para que no desatiendan los estudios."

Brañas es la joya de la corona del centro que dirige Planas en A Coruña pero tiene claro que los puños no son un sustento a largo plazo. "Del deporte viven pocos, lo principal es formarse como persona, después ya vendrá el resto."

Marta Brañas. Fotografía cortesía de Marta Brañas

El foco siempre se pone en los mismos

"¿Qué notas traes este trimestre?" La pregunta se la hace Chano a un jovencísimo púgil. Y la formula a gritos, para que todos se enteren. Nauman Chaudhary tiene 17 años, está acabando el bachillerato con una media de sobresaliente y para hablar con él, hay que cuadrarse. No es por los bíceps, ni por su pegada: es por su forma de expresarse, seria y convencida, atípica en un chico de su edad. "Estudiaré un doble grado en la universidad, aún no sé cuál pero de Ciencias seguro."

Parece que la imagen del boxeador zote, excesivo o las dos cosas empieza a ser historia. Aunque ese es el retrato que más se busca para seguir alimentando un relato que el cine y la televisión han reforzado. En la España de los 90 estaban sobre el ring José Luis Serrano, Jorge Araújo y Paco Gálvez, licenciados en Empresariales, Educación Especial y Biología respectivamente. Los tres ejercían sus profesiones al tiempo que ganaban campeonatos de España. Pero todos los focos eran para Poli Díaz. "En el boxeo hay brutos, como en todos sitios pero en un partido de fútbol con 24 tíos en el campo nadie se percata de que ninguno pasa de tener el graduado escolar. Y eso, con suerte ", se lamenta Planas.

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Nauman Chaudhary. Foto cortesía de Nauma Chaudhary

Para Fernando Callejo, director de UPAD Psicología y Coaching, la formación es cada vez más importante para alguien que compite. "Primero porque si no triunfa debe tener otra salida pero también porque estudiar les ayuda a organizar los pensamientos y fomenta la capacidad de pensar." Callejo, que trabaja con deportistas de élite, explica que en los deportes de oposición la velocidad, no sólo para golpear, sino también para tomar una decisión es clave y "con la cabeza ordenada y bien amueblada aumentan los recursos del púgil." Callejo es partidario de que los deportista además, lean. "Aumenta sus capacidades visuales y también la inventiva."

Los padres de Nauman le apoyan y él, que empezó en el boxeo de casualidad, le sirve a Chano como ejemplo para otros chicos aunque no siempre es tan fácil. "Nauman tiene buena cabeza, pero es difícil para un adolescente llevarlo todo adelante. Yo siempre les insisto en que no se obsesionen, porque algunos no quieren nada más que boxear. Y eso no puede ser", explica Planas a VICE.

Violencia y pobreza, las otras etiquetas

Los que se dedican al pugilato también saben que no siempre se comprende lo que hacen. ¿Cómo un chico sano, listo y sin problemas se mete en esto? Nauman recomienda a quien se haga esta pregunta que vaya a ver un combate y luego juzguen. "Mi madre al principio no quería verme, pero enseguida vio que todo estaba controlado, que los guantes te protegen, que tu objetivo es que no te den y que en realidad, no tiene más riesgos que otros deportes." Pero la imagen de que es un deporte violento practicado por brutos aún pervive.

"El boxeo es intenso, no es un deporte violento. Hay que entender la diferencia porque a nadie que llega con intención de agredir se le acepta en un gimnasio", aporta Fernando Callejo. El psicólogo explica que incluso si alguien llega con esa premisa, se le puede ayudar a cambiarla. "La formación juega en este tema un papel importante porque ayuda a canalizar la agresividad. Y una cosa está clara, hasta que no lo entiende, no pelea", explica el terapeuta.

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Brañas no entiende esa insistencia: " No vamos a matar, vamos a mostrar nuestra técnica. A que no nos peguen. No hay mala intención y además, hay árbitro." Para ella, no hay contradicción en tener inquietudes intelectuales y subirse a la lona.

Un origen miserable es otra de las chapas que se les cuelga a quienes se dedican al boxeo, como si sólo pudieran ponerse contras las cuerdas los más desesperados. "Bestias hay en todos sitios y no seré yo quien niegue que aquí llega de todo", explica a Martín, dueño del gimnasio KO Verdún de Barcelona donde forma púgiles desde hace más de 30 años. Él piensa que esa imagen también se ha usado desde el boxeo para mostrar el lado salvífico de este deporte. Su hijo, Sandor Martín, consiguió el año pasado hacerse con el título de la Comunidad Europea y el Mundial junior de peso superligero. Tiene 22 años y estudia Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en el INEF. "Lo tenía claro desde pequeño, quería formarme en algo que tuviera que ver con el deporte, combinar las dos cosas."

Su "día normal" empieza a las 6.30 de la mañana y hasta mediodía va a clase. Luego empieza la rutina de entrenamiento en el gimnasio donde además, da clase a niños. Sandor vive y entrena en Nou Barris, distrito barcelonés que conoce perfectamente y en el que se concentran los datos más tristes de la ciudad: el mayor número de desahucios, por ejemplo. "Aquí se dan las tasas de abandono escolar más altas de Barcelona pero apenas tenemos en el gimnasio chavales del barrio." Él cree que es un pena porque el deporte "da disciplina, orden y aleja de otras historias que en el barrio abundan. Por ejemplo, la droga."

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Fotografía cortesía de Sandor Martín

"Solo cuatro se hacen ricos"

Para este campeón barcelonés, que tiene una idea muy clara de lo que es el boxeo y no tiene que ver con la cantidad de sangre que obtiene de su rival, compaginar estudios, competición y entrenamiento es más fácil porque el INEF le allana el camino. "Comprenden que un deportista está sujeto a un calendario de competiciones. A los que nos dedicamos profesionalmente nos cambian la fecha de examen o nos dejan entregar un poco más tarde los trabajos." Nauman, que aún es amateur, también siente apoyo en su instituto pero tiene claro que esa ayuda está sujeta a un buen rendimiento académico. El papel del entrenador también es vital. "Chano siempre me dice que cuando tenga examen no guantee y me centre en estudiar."

Los casos de Sandor, Nauman o Marta no son excepciones. El 31 de enero colgó los guantes Loli "Sugar" Muñoz, campeona del mundo de Kick Boxing, K-1, Full Contact y del Mundo Hispano de boxeo. Pero no le tiembla ni un músculo al pensar en el futuro: a sus 39 años es licenciada en Matemáticas y funcionaria. En la escena internacional hay dos ejemplos de altura: los hermanos Klitchko. Los ucranianos han reinado durante una década en la categoría del peso pesado y lo han ganado todo. Ambos tienen sendos doctorados en Ciencias del Deporte y Wladimir, de 39 años, aún está activo, pero Vitali se retiró y desde 2014 es alcalde de Kiev. Más allá de sus apoyos o desaciertos políticos, su caso es muy distinto del de Manny Pacquio, también congresista en Filipinas. Pac-Man fue elegido gracias a su enorme tirón popular pero le ahogan las críticas, no sólo porque apenas aparece por su escaño sino por su evidente falta de preparación.

"Es un deporte apasionante pero son cuatro los que se hacen ricos", explica Rafa Martín. Él sabe que los casos como el del argentino Sergio "Maravilla" Martínez, que se retiró en 2015 con una bolsa de 15 millones de dólares como último botín, son la excepción. Más en España, donde en las últimas décadas el boxeo no ha tenido la consideración de otros deportes. "Y encima, no todos saben gastar el dinero", opina Martín. Chano sabe bien de qué habla su colega. En los pocos meses que llevó a Poli Díaz ratificó su idea de que es mejor trabajar con deportistas centrados, formados y "a poder ser, poco excéntricos."