FYI.

This story is over 5 years old.

Noticias

Cables desde Kabul: gran golpe, pequeña China

Nuestro primer día de vacaciones en Guerra Santa empezó fuerte ayer. Nos acosaron unos niños, nos amenazó la policía, tocamos una Beretta aún calentita y encontramos un trozo de suicida en el suelo.

Nuestro primer día de vacaciones en Guerra Santa empezó fuerte ayer. Nos acosaron unos niños, nos amenazó la policía, tocamos una Beretta aún calentita y encontramos un trozo de suicida en el suelo.

El primo del presidente afgano Hamid Karzai visita el Golden Key.

Anoche, el resto de la ciudad se recogía a la espera de otro ataque. Todos los visitantes internacionales obedientes se quedaron en casa, pero cuando sólo tienes tres semanas en un lugar como Kabul no quieres perder ni un minuto, así que salimos a cenar al restaurante chino más famoso de la ciudad, el Golden Key.

Publicidad

Puede que si el Golden Key es el mejor restaurante chino de la ciudad se deba a que el otro que queda abierto no tiene menú y sólo puedes pedir en mandarín. Parece una extraña decisión para un restaurador afincado en Kabul, pero para nosotros ya va bien, porque acabamos en compañía de una adorable señorita de Shanghái llamada Sasa. Adorable y muy valiente. El año pasado un tipo con chaleco (en las calles de Kabul se habla de suicidas bomba) fue detenido en la puerta y un año antes una bomba puesta dos puertas más abajo reventó las ventanas del Golden Key.

Sasa

Eso no impidió que Sasa montase su refinada casa de comida china. Henry pidió pollo con sésamo de plato principal, mientras que yo me decanté por el bogavante y las judías verdes. El menú iba acompañado de unas cuantas latas de Heineken compradas en el mercado negro, y de postre cenamos pomelo con Johnnie Walker del mercado negro. Todo cocinado a la perfección. Ñam.

Los vigilantes de seguridad de Sasa

El negocio no va muy bien para Sasa últimamente. “Me preocupa”, dice. “Normalmente los talibanes no atacan en Kabul. Este año han atacado y me preocupa”.

Pero Sasa no se limita a sentarse y a lamentarse, ha convertido el Golden Key en una fortaleza. Ningún chaleco entrará aquí sin una pelea en condiciones. Primero tendrás que enfrentarte a tres puertas de acero reforzado. Tras ellas esperan los vigilantes de seguridad locales de Sasa, y si el ataque procede de arriba, Sasa tiene una “habitación sana y salva” en el sótano a la que puedes retirarte para los postres y el karaoke. Para terminar, queda enfrentarse al equipo de feroces gatitos que cohabitan en el comedor. Una monísima y mortífera combinación.

Publicidad

La “habitación sana y salva”

Los vigilantes de seguridad de Sasa también viven en el restaurante. Si les pides una foto te pasan inmediatamente las armas para que poses con ellas. En Kabul, las armas son como los bebés –los propietarios a menudo asumen que quieres tocarlas o sujetarlas.

Sasa lleva aquí siete años. Si le preguntas si se va a quedar mucho más tiempo, dice: “Ya veremos, ya veremos. Este año me preocupa”.

“The Golden Key” es un nombre con suerte en China. Por el bien de Sasa, esperemos que el restaurante siga siendo fiel a este apodo.

El autor, con un arma.