Demasiada policía: fotos de la cacerolada de la PAH frente a la sede del PP en Madrid

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Demasiada policía: fotos de la cacerolada de la PAH frente a la sede del PP en Madrid

Un número de policías exagerado impide una concentración que pretendía protestar frente a la sede del PP en Madrid por su oposición a la Ley que garantiza el realojo a las familias con desahucio y obliga a los bancos a ofrecer un alquiler social.

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Mucha policía, mucha diversión. Lo que se podía haber quedado en una simple concentración pacífica de cuatro gatos (en efecto: menos que los que se movilizaron por los finalistas de GH VIP) frente a la sede del Partido Popular en Madrid para protestar por la oposición de este partido a la Ley de emergencia habitacional y cortes de suministros aprobada por el Parlamento de Cataluña, se convirtió -gracias al despliegue exagerado de furgonetas policiales y agentes antidisturbios- en un absurdo juego del perro y el gato que recorrió la ciudad desde Alonso Martínez hasta la Puerta del Sol.

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Para evitar que los manifestantes de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) se agolparan ante al edificio del PP, la Policía Nacional cortó el tráfico en toda la zona, en lo que parecía la segunda parte de la película Abre los ojos, con Génova y sus aledaños desiertos, los vecinos esperando pacientemente para acceder a sus casas y los conductores obligados a utilizar otras vías.

Además de causar el colapso del tráfico de esta arteria principal de la ciudad, lograron aislar la cacerolada a varios metros de distancia de su objetivo, haciendo que pareciera una protesta en contra de la cafetería de Starbucks, en vez de contra el intento de paralizar una ley que garantiza el realojo a las familias con desahucio y obliga a los bancos a ofrecer un alquiler social.

La desproporción entre policía y manifestantes nos hace creer que los agentes allí dispuestos rezaban para que la convocatoria creciera y justificar así una presencia exagerada que empezaba ya a rozar el ridículo. Quienes, como en otras sedes del PP en España, se acercaron a gritar "no nos representan", "protectores de delincuentes" o "sí se puede", apenas rozaban el centenar y comenzaron a bajar la cuesta de la plaza de Santa Bárbara para finalmente adentrarse en el barrio de Chueca, desconcertando así a la Policía y a quienes se tomaban una caña sentados en las terrazas. Con sus cascos puestos, las sirenas encendidas y porras preparadas, persiguieron/escoltaron a los protestantes en una especie de juego del perro y el gato.

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Como era de esperar, la tensión y rabia acumulada desembocaron en pequeños encontronazos, mientras unos hacían sonar proclamas y bocinas y otros trataban de controlar una situación inesperada corriendo entre coches y bolardos. El forcejeo de una mujer en silla de ruedas y la cara ensangrentada de otra en plena Gran Vía son quizá las imágenes más violentas de lo que se acabó convirtiendo en una ruta de running urbano con meta en la Puerta del Sol. Ver cinco lecheras bajando la calle peatonal de Montera, esquivando turistas y prostitutas, no tuvo precio. Ni tampoco contemplar la lectura del manifiesto de la PAH con un megáfono con menos potencia que un juguete para niños, a través del que escuchamos que "Mariano Rajoy quiere tumbar la Ley", llevándola al Tribunal Constitucional, en una especie de "golpe de estado a los derechos humanos" y una "declaración de guerra a toda la ciudadanía", por lo que "hay que estar alerta ya que hay vidas en juego".