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Cultură

Cambiar tu nombre también cambia tu identidad

Las (complicadas) razones por las que los chinos nacidos en Occidente están volviendo a conectar con los nombres que les pusieron a nacer.

Este artículo fue publicado originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres.

Mi nombre completo es Jessica Ning Yan Wei pero, como la mayoría de los segundos nombres, casi nunca uso Ning Yan (que se pronuncia Nim-YUN en cantonés), excepto cuando mis amigos ven mi pasaporte o la vez que un agente de seguridad del Aeropuerto Internacional Xinzheng en Zhengzhou me pidió que lo escribiera en caracteres chinos. Y no pude. Y sigo sin poder hacerlo. A decir verdad, apenas si puedo reconocerlo escrito. Lo he practicado unas cuantas veces. Es difícil de aprender por el orden de los trazos y los cuadros que forman estos tres caracteres: 韋念恩. Pero voy a seguir intentándolo simplemente porque NING YAN, como se lee en caracteres romanos, no significa nada en ningún idioma. Es una aproximación fonética sin tono de las palabras que en chino significan "recordar" y "gracia". Fue mi abuela la que me puso ese nombre y no estaba en la lista de los diez nombres para niña más populares.

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A pesar de que en chino funciona a la perfección, ya casi nadie me llama Ning Yan. Cuando lo pronuncian de forma correcta, me suena tan familiar como el nombre de un amigo de preescolar o de un amigo imaginario. Pero es el nombre que está escrito en mis documentos. En teoría, esa soy yo. Es un recordatorio de una identidad que olvidé hace mucho, desde mi adolescencia, cuando mi vida empezó a desenvolverse en otro idioma. Para mí, Ning Yan es el nombre de una persona en la que nunca me convertí al crecer.

La mayoría de las personas con ascendencia china viven entre dos nombres. Casi siempre, los padres chinos, sin importar dónde viven, le dan un nombre chino a sus hijos porque es lo normal: si hablas cierto idioma, llamas a tu hijo en ese idioma. Es práctico y muy útil cuando vas de vacaciones a China o pasas tiempo con otros chinos. O se vuelve un recordatorio simbólico de la herencia cultural o una identidad muy separada de tu vida diaria. Yo, al igual que muchos otros, recuerdo una época en mi infancia cuando mi cabeza giraba de forma automática cuando oía la entonación musical de mi nombre original. En cierta forma, ese instinto se ha ido con el paso de los años y sigo viviendo en la diáspora china en Occidente. Sin embargo, mi identidad persiste gracias a este nombre que casi nunca uso.

¿Cómo se pronuncia tu nombre real?

Según la tesis de Pan Wang, una maestra china que vive en Montreal, Canadá, el nombre que los padres chinos deciden dar a sus hijos siempre ha estado basado en la clase social o lo que esperan que sean sus hijos. "Por un lado, Confucio dijo que los nombres eran importantes para hacer distinciones sociopolíticas porque su valor radica en que se usan para prescribir y no para describir tales distinciones", escribió Wang. Esta costumbre de poner nombres para prescribir ayudaba a establecer un orden social en la China antigua. Por ejemplo, a los emperadores chinos se les daba el nombre de Tian zi (天子), que significa "hijo del cielo", ya que el cielo era considerado como "el juez final", en el sistema de valores de Confucio. A la gente también se la llamaba por los oficios que quería desempeñar y se dejaba que el cielo evaluara la precisión de los nombres.

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En la China moderna, los nombres de los bebés se basan en muchos factores, como en las creencias religiosas de sus padres, en supersticiones y en los deseos para sus hijos. Megan Millward, una maestra china que vive en Canadá y que también ayuda a las mujeres chinas que no tienen seguridad social durante el parto, dijo que muchas de las mujeres con las que ha trabajado piden que un maestro de feng shui o alguien con conocimientos similares les ayude a ponerle un nombre adecuado a su bebé. En otros casos, los padres les asignan un nombre a sus hijos basándose en su signo astrológico y en la hora de su nacimiento según el calendario solar y lunar.

Contrario a las estructuras europeas de los nombres, que tienen miles de apellidos pero apenas unos cientos de nombres, en China, los apellidos más comunes son muy pocos, pero los nombre son ilimitados porque se componen de combinaciones de dos caracteres preexistentes. A pesar de que uno de esos caracteres con frecuencia es generacional y se comparte entre hermanos (por ejemplo, el nombre de mi hermano también empieza con 念, que significa "recordar" y se pronuncia "nim" en cantonés); el otro expresa el potencial único del niño.

Una vez, Millward conoció a una mujer que quería que el primer carácter del nombre de su hijo fuera " Jia," ( 加), que es el primer carácter en 加拿大 (Jianada), es decir, Canadá en chino.

"Se acababan de mudar a ese país y, para ellos, Canadá era un lugar que les daba la bienvenida, por eso lo querían en el nombre de sus hijos", explicó Millward. "El segundo [carácter] era "sabiduría" porque quería que su hijo fuera sabio cuando creciera".

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Michelle Tong, que estudia un doctorado en psicología en la Universidad de Cornell (y es mi amiga desde hace mucho), en realidad se llama Tianyi, que significa "el número uno bajo el cielo". Su abuela fue la que le puso ese nombre y todos sus primos comparten el mismo carácter inicial, Tian. Su madre le puso Michelle porque estaban dando Padres forzosos en televisión y escuchó ese nombre cuando estaba llenando la solicitud para la escuela de Michelle. Ahora Michelle responde únicamente a ese nombre, excepto al gobierno o a las dependencias, que la conocen como un nombre legal en una lista. Cuando los occidentales descubren que Michelle se llama Tianyi, la reacción es siempre la misma.

"¿Cómo se pronuncia tu nombre real?", dijo Michelle. Se nota su tono de fastidio aun a través del teléfono. Cuando los que no son chinos oyen nuestros nombres chinos, la conversación siempre gira hacia cómo se pronuncia, cinco minutos de los no chinos diciéndolo mal y, si somos pacientes, una lección sobre los idiomas tonales.

"Cuando me preguntan esto, lo único que quieren es mostrar respeto por algo nuevo que aprendieron sobre mí, algo que asocian a mi identidad", dijo Michelle. Cuando sus amigos descubren que se llama Tianyi, o cuando mezclan aspectos de la cultura china con su identidad, recuerdan que Michelle es diferente.

"Mis amigos aquí dicen '¡Vaya! Qué raro. No sabía que eras tan china'", dijo Michelle. "No dicen 'No sabía que hablabas mandarín', dicen 'No sabía que eras tal cosa'".

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Ha notado cambios sutiles cuando la gente ve su nombre chino antes de hablar con ella: hablan despacio, usan palabras simples y las pronuncian muy claramente. "Asumen muchas cosas sobre mí pero, en cuanto digo algo, se nota el cambio en su comportamiento. Supongo que mi forma de hablar", o sea, sin acento y en un inglés fluido, "hace que piensen 'Ah, no es china'".

Como niñas de la diáspora china, Michelle y yo ocupamos un espacio a medio camino: no podemos pasar como nativas en China por nuestro acento y nuestras costumbres occidentales, que afectan todo, desde nuestras preferencias alimentarias, expectativas políticas, comportamiento ante la autoridad y cultura social. Pero no somos lo suficientemente blancas como para librarnos de la discriminación y las expectativas sutiles que se crean por nuestros nombres y nuestros rostros. Existimos en una grieta cultural que debemos recorrer solas.

"Tianyi representa una parte de mí que es muy diferente a todo el grupo que me llama Michelle", dijo. Michelle relaciona su nombre con el idioma mandarín, el cual habla solo con su familia. "Digamos que divide mi mundo, que es como una pista para saber qué identidad activar".

Conocí a Kai Cheng Thom en una galería llena de humo en la zona gay de Montreal, durante la fiesta de lanzamiento de una revista centrada en los asiáticos canadienses llamada Yellow Noise. Me impresionaron los rostros a mi alrededor, emocionados por la celebración de nuestra experiencia en común. Kai Cheng se subió al escenario con un top que dejaba al descubierto su ombligo y una falda teñida de muchos colores. En su presentación, un fragmento de Swallowing Chains , su espectáculo semiautobiográfico como solista, la transgénero canadiense de origen chino por parte de sus abuelos cuenta la historia de su familia: "Pues su Poh Poh vino de un lugar lejano / de una tierra al otro lado del mar, donde vivían nuestros ancestros / de donde viene nuestro idioma y el color de nuestra piel".

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Cheng, de 24 años de edad, creció en Vancouver con el nombre de Ryan y empezó a identificarse con su nombre chino al principio de su transición, a los 21 años. En su infancia la llamaban Kai Cheng, pero cuando el inglés se empezó a infiltrar en su hogar, sus padres empezaron a llamarse por su nombre inglés. Para ella, retomar la identidad china supone también explorar su identidad trans.

"Son prácticamente el mismo proceso en mi vida", dijo Kai Cheng. "En ambos casos se trata de recordar quién eres o qué habrías decidido ser si no te hubieras sentido presionada".

El nombre Kai Cheng tampoco tiene un género específico en inglés (aunque, por lo visto, es un nombre muy masculino en el dialecto de Toisan, de donde es originaria su familia), y su decisión de retomar su nombre chino se inspiró en una tradición común en el movimiento Black Power.

"La forma en que uso mi nombre está muy influida por cómo las comunidades de activistas negros empezaron a retomar nombres africanos o negros no anglófonos en sus prácticas artísticas".

Retomar la identidad china supone también explorar su identidad trans.

No sabe qué significa Kai Cheng, pero no le molesta: cree que no saber el origen preciso de su nombre dice más sobre su identidad como hijo de la diáspora china. Sus padres sacaron el nombre Kai Cheng de una tradición literaria en Toisan pero los dos tenían muy poca educación y su abuela era analfabeta. Es un nombre que sufrió una distorsión transcultural y transcontinental a través de las oleadas de inmigración o diáspora china en todo el mundo.

"No saber qué significa [Kai Cheng] dice mucho de quién soy y de mi identidad", dijo Kai Cheng, "y creo que es igual para todos los que pertenecen a la diáspora. No hablar nuestro propio idioma dice más de nosotros que si de pronto lo aprendiéramos".

A través de este prisma, Kai Cheng ve su identidad étnica y su identidad trans de una forma muy similar. También mencionó las tradiciones indígenas de Asia Oriental, el Sureste Asiático y Europa antes de la colonización, donde se creía que algunas personas tenían géneros diferentes no relacionados con los genitales. Dio el ejemplo de los habitantes de la Isla Tortuga, quienes creían en personas de dos géneros, que tenían acceso a dos espíritus: uno masculino y uno femenino.

"Estas formas de vivir con un género diferente, lo que hoy consideramos transgénero, se perdieron tras el proceso de colonización que privó a los pueblos de sus prácticas tradicionales", dijo. Esta conexión con el origen de su identidad muestra cómo Kai Cheng definió su identidad étnica y de género.

"Nunca dejamos de conocernos", dijo Kai Cheng. "Es como retomar cosas que perdimos en el proceso de transición antes del nacimiento".