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Cultură

¿Estamos jodiendo el castellano entre todos?

Hablamos con un experto sobre palabras como "postureo", "zasca", "feedback", "expresiones" como "WTF", cambiar las "o" por "x" y si todo eso es bueno o malo para nuestro idioma.

La semana pasada estuvieron reunidos en San Juan de Puerto Rico políticos, profesores, escritores, estudiosos y alguno que se apuntó al 'gañotazo' caribeño para hablar sobre el español, sobre cómo lo usamos y sobre cómo lo tenemos que utilizar en el futuro. No es algo nuevo, lo hacen bastante. En el denominado Congreso de la Lengua llegan a algunas conclusiones -tampoco muchas, no hay que excederse- como que el español no solo es una cosa de aquí, que el idioma se sigue llevando mal con la ciencia (sic) y también echan cuentas para ver dónde se van a reunir la siguiente vez. Un país caluroso, con buen clima, con playita, a ser posible, y donde se coma muy bien.

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Nosotros llevamos tiempo preocupados por el uso de nuestra lengua, de una de las oficiales que tenemos por aquí, y que es la que se habla más comúnmente. Incluso por nuestro propio uso, tenemos la sensación de que le estamos pegando patadas a la gramática, que le abrimos las tripas a nuestro querido diccionario utilizando mal la palabra "bizarro" y que lanzamos al vacío el trabajo de años y años de los lingüistas más sesudos. Unos terroristas del lenguaje, vamos. También, a nuestro alrededor, vemos a otra gente que le pega duro a eso de desmontar las tradiciones, que usa las palabras fuera de contexto y que se ha empeñado en meter mano a las grafías. Un lugar sagrado, el templo de nuestro idioma, aunque en Puerto Rico escribieran "magestad" así, con "g" en un supuesto intento de guiñar un ojo a Cervantes.

Por eso, hemos decidido hablar con Fundéu, una fundación que vela por el correcto uso de nuestro lenguaje, responde (con mucha diligencia) a nuestras dudas y que también tienen una visión nada inmovilista al respecto de eso de introducir innovaciones y amoldar las palabras al contexto actual en el que vivimos.

VICE: ¿Qué opinión tenéis de que algunas palabras de gente joven como "postureo" formen ahora parte del lenguaje de tertulias políticas?

Javier Lascurain Sánchez: Es un fenómeno habitual en el idioma. Expresiones que nacen en un determinado grupo de hablantes (por edad, profesión, procedencia…) se extienden al uso general. Puede que en estos tiempos donde todo fluye a más velocidad, ese proceso se dé con mayor rapidez, como se ve en el ejemplo de "postureo" o en el de "zasca", que también es ya frecuente en debates, tertulias, etc., aunque por ahora solo en España y no en el resto del ámbito hispanohablante.

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Ahora también se ha puesto de moda la expresión "líneas rojas", que ha nacido en el Parlamento y ha llegado a la calle…

El caso de "líneas rojas", que en efecto se ha extendido como la pólvora en los últimos tiempos, tiene probablemente un origen militar, aunque es cierto que se ha popularizado en el ámbito de la política y de ahí se ha generalizado. También eso se ha dado siempre. Los medios adoptan con frecuencia los usos de los políticos y se extienden entre los ciudadanos. Quienes tengan algunos años quizá recuerden cómo se hicieron populares muletillas de algunos políticos como por consiguiente, sin acritud, mire usted, talante…

¿Hasta qué punto los medios de comunicación imponemos este tipo de modas?

Los medios siempre han jugado un papel fundamental como maestros del idioma de una gran parte de la población, hayan sido o no conscientes de ello. No olvidemos que para un porcentaje importante de la ciudadanía, el español que reciben a través de los medios, y en particular de la televisión, es el registro más elevado del idioma al que están expuestos. Por eso, los modos y las modas de los medios calan con mucha facilidad en la población. El director de la Real Academia y presidente de la Fundéu BBVA, Darío Villanueva, siempre señala que las dos instituciones que de verdad más influyen en el español son la escuela y los medios.

También, aunque sea a nivel de calle, se está produciendo un cambio en las grafías, sobre todo en el público juvenil que cambia las "o" por "x" y las "a" por "v", por ejemplo en el nombre del grupo PXXR GVNG.

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En principio son códigos propios de determinados grupos o sectores, a menudo creados con cierta intención transgresora o al menos de distinguirse del común de los hablantes, y que suelen quedarse ahí. Aunque no faltan casos en los que usos alternativos han acabado siendo reconocidos, como el de las palabras "okupa" y "okupar", con k, que figuran ya en el Diccionario académico. Nosotros entendemos que lo fundamental es que, al margen de que esos jóvenes se expresen así en determinados contextos, sepan manejar otro registro más formal, que es el que van a necesitar en el ámbito académico y en el laboral y el que les va a permitir entenderse con cientos de millones de personas en todo el mundo.

¿Qué opinión tenéis del uso de anglicismos del lenguaje empresarial como budget, fee, feedback, best practice, review… en la lengua común y en los medios?

En ocasiones, y seguramente son las menos, el uso de esos anglicismos tiene sentido porque nuestro idioma no tiene buenas alternativas. Eso ha ocurrido siempre y muchos extranjerismos que adoptaron los hablantes porque les resultaban útiles se integraron en el español de tal forma que ya casi nadie recuerda su origen foráneo, como fútbol o garaje. Pero en una gran mayoría de los casos creemos que se usan los anglicismos por una mezcla de esnobismo, fascinación por lo ajeno y desconocimiento de lo propio, cuando no con un afán de oscurecer el discurso y hacerlo inteligible solo a unos pocos iniciados. En esos casos lo que intentamos desde la Fundéu BBVA es dar a conocer las alternativas en español a esas palabras venidas del inglés. Luego cada hablante decide cuál usará, pero intentamos que tome esa decisión conociendo todas las posibilidades que ofrece nuestra lengua.

¿Hasta qué punto creéis que el lenguaje que se usa en los medios tiene que fijarse en la calle o debería, al revés, cumplir de guardián?

Quizá guardián no sea la palabra que mejor lo expresa. Más bien, como te decía antes, los medios son, lo quieran o no, un modelo lingüístico que siguen muchos ciudadanos. Eso no quiere decir que no estén atentos a la forma de hablar de la gente y traten de conectar con ella. La corrección no tiene por qué estar reñida con la evolución del idioma.

¿Acabaremos viendo titulares con expresiones como WTF, perfect, guay y similares que vienen del lenguaje de la calle?

Es difícil saberlo. El uso de unas palabras u otras también depende del registro lingüístico y algunas de esas expresiones no pasarán de los ámbitos más reducidos en los que se han desarrollado y no llegarán a ese nivel más formal que suelen representar los medios de comunicación. No es el mismo caso, pero como ejemplo de la permeabilidad y el intercambio entre las redes sociales y los medios, es curioso ver la portada de El País del 11 de marzo de 2012. El titular, a cuatro columnas, era una etiqueta con su almohadilla correspondiente: #nimileuristas.