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Charlie Kaufman

Y a continuación, una entrevista con el responsable del guión de varias de tus películas favoritas. Vice: ¿Qué tal han ido los pases de Synecdoche, New York? ¿Te gusta asistir a las proyecciones? Charlie Kaufman: No, nunca voy a...

ENTREVISTA DE EDDY MORETTI. RETRATOS A CARGO DE CUATRO ARTISTAS FORENSES

PORQUE KAUFMAN NO QUISO QUE LE FOTOGRAFIÁRAMOS

(De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Sean Nolan, Stephen A. Fusco, Don Stahl y Chuck Jackson)

Y a continuación, una entrevista con el responsable del guión de varias de tus películas favoritas.

Vice: ¿Qué tal han ido los pases de Synecdoche, New York? ¿Te gusta asistir a las proyecciones?

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Charlie Kaufman:

No, nunca voy a ver las películas. Vaya, estuve en Cannes, pero lo que se suele hacer en los festivales es estar presente al inicio de la película, irte y volver a la sala un poquito antes de que termine.

También presentaste tu primera película como director en el festival de Sarajevo. ¿Qué tal fue?

En realidad no lo sé. Según creo provocó reacciones muy variadas.

¿No te parece que la respuesta emocional hacia tu trabajo oscila entre el aprecio incondicional y el más absoluto desinterés?

Yo diría que sí. Si mi trabajo ha de provocar reacciones

extremas

, entonces espero que sean extremas de verdad. A veces la gente simplemente se cierra en banda y no demuestra ninguna emoción.

Creo que siempre debe haber un punto en el que has de desear que una película te transporte a algún sitio. Con esta, yo me decía cosas como, “vale, no es así como veo el mundo pero aun así me dejaré llevar”. Y hacia el final me sentía completamente devastado. Estaba sollozando.

¿Estabas acompañado cuando la viste?

No, estaba solo. Es la clase de film que creo que la gente debería ver a solas, decirle después a un amigo que la vaya a ver, también solo, y quedar más tarde. No deberían ir a verla juntos. Y tú eres un escritor conocido, de modo que no es una película que vaya a pasar desapercibida y exhibirse sólo en festivales. La gente va a acudir a las salas. Tengo curiosidad por saber cómo crees tú que será su vida comercial una vez se estrene.

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No lo sé, pero la verdad es que he pensado mucho sobre el atractivo que pueda tener en un mercado grande. Uno ha de preguntarse, “¿Cómo puedo vender esta cosa? ¿Y por qué habría que hacerlo?”. Bueno, hay que hacerlo porque rodar una película cuesta mucho dinero y hay que recuperarlo y todo eso. Pero cuando alguien mira un cuadro o lee un libro, la suya es una experiencia individual, algo personal, y creo que ese es realmente el único modo en que uno, como cineasta, puede…

Es decir, que trabajas con la experiencia individual de un solo espectador en mente.

Si quieres que un film sea real y honesto no puedes rodarlo pensando en cómo puedes complacer al mayor número de gente posible, porque entonces estarás dispuesto a hacer todo tipo de concesiones. Vas a claudicar. Lo que pasa es que pensar en un público amplio es algo prácticamente inherente al proceso de hacer una película, a causa de los gastos. Es inevitable. Se trata de un producto que tiene que comercializarse, pero lo cierto es que a mí eso me repele.

Supongo que la respuesta a tu pregunta es: no sólo no sé cómo voy a vender esto, tampoco sé si deseo hacerlo. No quiero pensar en cómo voy a engatusar al público para que vaya a verla. Si éste no es tu clase de film, entonces no deberías ir. Estoy empezando a comprobar que no es una de esas películas para todo el mundo. Sé que hay gente a la que no le va a provocar respuesta alguna, y eso está bien. Yo no quiero engañar a nadie.

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En los primeros estadios de su desarrollo, se hablaba de Synecdoche como de un film de terror, ¿no?

Eso era al principio, cuando Spike Jonze y yo fuimos a ver a Amy Pascal, de Sony Pictures. Ella quería que rodáramos un film de terror. En mi película se reflejan ciertas cosas de la vida que dan miedo, pero no es realmente de terror. El terror es un género, y como tal obedece a unos mecanismos muy concretos, hay una serie de convenciones, y debe tener una estructura, cierta música, gatos que saltan y te asustan… Toda esa mierda. No hay nada de eso en este film. Es ominoso y extraño, y es emotivo, pero no es de terror. No era eso lo que yo quería. Tan pronto como me senté a escribir, pensé, “No voy a escribir el guión de una película de género. No tengo interés en hacerlo. Quiero hacer algo que a mí me parezca cercano a la realidad acerca del componente de miedo que a veces conlleva estar vivo. Ser una persona. Y eso implica hablar de la soledad, de la enfermedad, de la culpa y de la certeza de que, antes o después, todos tenemos que morir”. Esto es lo que he puesto en mi película. Junto con los remordimientos, la decrepitud y la inexorabilidad del paso del tiempo, esas son las cosas que realmente dan miedo, en mi opinión.

Michelle Williams y Charlie Kaufman en el set de Synecdoche, New York. Foto de Abbot Gensler, cortesía de Sony Pictures Classics, Todos los derechos reservados.

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Pasé los primeros 20 minutos a la espera de que recurrieras a una de esas convenciones de las que hablas y todo encajara. Pero no recurres a ellas.

En mis películas anteriores siempre había alguna metáfora, o alegoría, o alguna solución ingeniosa, algo a lo que el espectador podía aferrarse para recordar una vez fuera del cine. Creo que el público que vio mis películas anteriores espera eso, pero en esta ocasión yo no quería ofrecer ningún asidero que proporcionara al espectador una sensación de seguridad. No era mi deseo que quien viese este film se sintiera seguro.

Synecdoche

no da la posibilidad de decir, “Oh, era un sueño”, o bien “oh, es un portal al interior de la mente de John Malkovich”, o una droga secreta que borra la memoria, o lo que sea. Nada de eso. La vida del protagonista se acaba y tú vas a ver cómo envejece, cómo no consigue sus objetivos. Vas a ver lo mal que van sus relaciones y, en última instancia, su fallecimiento. Así es la película. Tenía el absoluto convencimiento de que esta vez debía ser así. Quizá sea un terrible error desde el punto de vista del márketing, pero…

Probablemente lo sea en lo comercial, pero es un increíble triunfo a nivel artístico. A mí me parece tu mejor trabajo. Las sensaciones que produce son abrumadoras. El arrentimiento, el envejecimiento y la pérdida, y la necesidad de darle sentido a todo… La película no brinda una salida fácil al espectador.

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Pero creo que una perspectiva más luminosa también hubiera sido válida. Mi punto de vista no es únicamente el que muestra

Synecdoche

. Lo ha sido en esta película en concreto. No sé muy bien como expresar esto, pero yo no… La idea de que soy una persona triste y taciturna es…

Falsa.

En otras películas exploraré otras cosas, pero en esta quería ser sincero con respecto a un sentimiento que es real, que existe, pero que no es el único que hay en este mundo. Ni el único válido.

Pues lo has conseguido. ¿Te sientes satisfecho?

Tengo miedo de que la película sea un fracaso de público porque eso herirá mis sentimientos, y me temo que si no llega a un número dado de espectadores, no podré volver a hacer un trabajo así. Me afectará mucho si la gente se aburre. Ojalá no fuera así pero, mira, supongo que soy una persona nerviosa y sensible.

Estoy intentando responder a tu pregunta… Supongo que si viera esta película yo solo, sin compañía, que es como tú has dicho que debería verse, me parecería que está muy bien. Creo que es buena y que tiene cosas muy interesantes. No hemos aceptado ningún compromiso. El trabajo de los actores es estupendo. Y también la música. Hemos hecho lo que queríamos sin asustarnos la posibilidad del fracaso comercial. Y eso es bueno. Esto es lo que pensaría si pudiera verla sin nadie alrededor. Por desgracia no puedo porque tengo que ir como a 25 festivales.

Creo que hay muchas cosas que has hecho increíblemente bien. Por ejemplo, el modo en que has rodado un montón de escenas cortas y, aun así, logrado cubrir mucha distancia.

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Hay unas 200 escenas en esta película, prácticamente el doble de lo que suele tener cualquier otro film de la misma duración. Son muchas más de las que hay en una película convencional. La producción fue una pesadilla: muchas, muchas, muchas localizaciones y sólo 45 días de rodaje, lo que significa que tuvimos que pensar constantemente dónde nos íbamos a desplazar a continuación y la manera más eficaz de hacerlo. Y los preparativos fueron un contínuo quebradero de cabeza. Rodar esta película ha sido una verdadera prueba de fuego.

¿Rodar esta película era tu intención desde el principio?

No, la iba a dirigir Spike. Le presentamos juntos el proyecto a Amy Pascal, al menos la idea inicial, y después me tomé un largo tiempo para escribir, como acostumbro a hacer. Para cuando tuve un borrador Spike estaba trabajando en

Where The Wild Things Are

y no podía fijar una fecha para empezar con esta. Yo necesitaba que el film se hiciera lo antes posible; de lo contrario transcurriría mucho tiempo desde la finalización de la anterior, y eso hubiera sido muy malo para mí desde el punto de vista profesional. Me di cuenta de que se trataba de una cosa de la que me tenía que encargar personalmente; deseaba hacerla yo y tenía la seguridad de que podía. Le pregunté a Spike si no le importaría hacerse a un lado, él se lo pensó y amablemente accedió.

Yo me gradué como cineasta por la universidad de Nueva York. Sé que tú también lo hiciste. ¿En qué año?

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Me gradué en 1980.

Ajá. Yo lo hice en 1998, y viendo tu película muchas de las viejas teorías se me vinieron abajo: los conceptos de acción horizontal y acción vertical, la sincronía y diacronía… Tu film no es especialmente diacrónico. Pese a que abarca la vida de una persona, se dan una serie de momentos verticales absolutamente increíbles. Yo no había visto una película con momentos verticales tan extensos, constantemente desviando la acción del tránsito del protagonista hacia su muerte.

Eso que dices es interesante. Me gusta. En una de las primeras proyecciones dimos papeles al público para que anotaran sus impresiones, y hubo alguien que escribió: “Me impacienté mucho con la película. Durante la proyección tenía ganas de que terminara. A veces pensaba, ‘¡Ay, Señor, otra escena!’, pero al mismo tiempo me gustaban tanto que hubiese estado bien que duraran un poco más”. Me gustó esa nota. Sabes, también Todd Haynes estaba en el Sarajevo Film Festival. Yo estaba nervioso por el hecho de verle, porque soy admirador suyo. Al finalizar su película habló de cómo había estado observando al público desinteresarse y a continuación volverse a interesar. Eso está bien, si realmente sucedió tal como lo describió; esa idea de que puedes abstraerte de la película y luego volver a ella, y volver a salir… No es algo que habitualmente pase con las películas, sobre todo con las más comerciales.

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¿Se te ocurrió el título después de escribir el guión?

No. Tenía el título desde muy temprano. Creo que por eso que ambienté el film en Schenectady, para hacer un juego de palabras. Pero no era definitivo, sólo una opción. Nunca me decido por un título hasta haber terminado de escribir el guión, porque nunca hasta ese momento sé cómo se va a desarrollar la historia exactamente. Sería como poner el carro a tirar del caballo. Me decidí al revisar la lista de títulos provisionales y parecerme el más sólido.

En mi opinión no has creado este film para oponerte a las convenciones o con una clara intención de ser distinto, y eso es lo que marca la diferencia entre algo pretencioso y algo que obedece a un impulso creativo real. A mí me parece que el arte existe cuando se corren riesgos y nos plantea retos, sin buscar ser provocador o contracultural simplemente porque sí.

Detesto las películas que buscan eso, y por desgracia algunas han recibido comparaciones con cosas que he hecho con Spike o Michael Gondry. Hay gente que me ha calificado de hipster, pero no lo soy. En absoluto. Yo soy un tipo sincero.

Yo es que ya no sé a qué se refiere la gente con el calificativo de “hipster”. Los medios neoyorquinos lo utilizan mucho y siempre con tono despectivo. Imagino que se aplica a esas personas de veintipico años que… Bueno, la verdad es que no tengo ni idea.

Yo no soy

hip

ni lo quiero ser. Ni siquiera sé cómo se hace para ser

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hip.

Y además soy demasiado mayor para que me importe una mierda. Yo sólo quiero intentar hacer cosas que signifiquen algo, al menos para mí. Ese es mi objetivo. No siento aprecio por esas actitudes que algunos me han atribuido.

Me preguntaba si las mujeres están reaccionando a Synecdoche de un modo distinto a los hombres.

Sé de mujeres a las que les ha gustado, pero lo que he podido comprobar a partir de proyecciones preliminares que hemos hecho para unas cuantas editoras de revistas es que muchas mujeres no están respondiendo al film, aunque no creo que se trate de un hecho generalizado. Hay mujeres que sí han respondido y tampoco creo que las personas que no responden sean mujeres exclusivamente.

El personaje de Katherine Keener, Adele, parece saber los secretos del arte y de la vida. Muchas mujeres podrían pensar que la estás idealizando, que haces de ella un símbolo, no una persona de carne y hueso a la que ama el protagonista.

El otro día estaba leyendo una cosa que ha aparecido en Internet—creo que fue en el

Onion

—, acerca de un tipo de mujer que últimamente sale mucho en las películas: la mujer de espíritu libre y un poco extravagante cuya única función parece ser la de enseñar a los hombres cómo se vive. Citaban varias películas con este personaje cliché. Junto al artículo había comentarios de los lectores, y alguno decía, “Bueno, ¿y qué hay de la Clementine de

Eternal Sunshine

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?” La gente empezó a dejar comentarios, discutiendo al respecto.

¿El personaje de Clementine era un estereotipo?

La idea era poner de manifiesto que a muchos hombres les atrae este arquetipo y lo consideran real. Y también que esto, a la larga, acarrea problemas. Yo estaba al tanto de esto cuando creé el personaje. Y también que el personaje es la interpretación que Joel tiene de una persona. Toda la película está basada en los recuerdos y la percepción que él tiene de ella.

Pongo mucho esfuerzo en crear personajes femeninos que sean reales, al menos tan auténtico como a mí me puedan salir, pero también es real el hecho de que hay muchos hombres que sienten la necesidad de apoyarse en una mujer para salir adelante cuando por sus propios medios no pueden. No veo que haya razón para molestarse con quienes muestran esto en una pantalla, porque es verdad, como también es verdad que hay muchas mujeres que aceptan ese rol. Lo hacen porque quieren hacerlo. No se puede pretender que este tipo de mujer no existe; de hecho, hay un montón. Por supuesto que hay muchos otros aspectos a considerar. Su motivación para aceptar el rol puede ser la de encajar en un grupo, o en un ideal, o para gustar a los demás. Lo que sea. Lo que no puede negarse es que hay muchas mujeres que juegan a esto.

Tampoco estás diciendo que sea la única clase de mujer existente y que ese sea el único tipo de relación que puede haber entre un hombre y una mujer.

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Exacto, Pero la que muestro

existe

. En

Synecdoche

siento como si Adele fuera… No sé. Creo que es un personaje con un fuerte peso específico. Y que Catherine lo interprete ha sido intencionado. Consigue que el personaje no peque de unidimensional.

Yo, cuando escribo, hago todo lo posible por meterme en la piel del personaje. Si estoy escribiendo sobre un personaje femenino, yo soy ella. Me esfuerzo por estar dentro de cada uno; de lo contrario corro el peligro de convertir a la gente en caricaturas.

Una mujer que conozco opina que el film tiene algo de misógino.

Yo no soy misógino. Al contrario. Todas mis amistades son mujeres. A los hombres ni les dirijo la palabra.

No eres el típico defensor a ultranza de la masculinidad.

No lo soy. Ahora he de ser cuidadoso escogiendo las palabras porque sé que habrá gente, mujeres, que si digo esto mal me acusarán de idealizarlas en exceso, pero, ¿sabes? En mi opinión, romantizar a tus semejantes no es algo tan terrible. Forma parte de la naturaleza humana. Y, joder, forma parte de la naturaleza de un varón heterosexual amar a las mujeres, ¿no?

Vendría a ser una expresión de tu experiencia personal. Si fueses gay habrías construido personajes semejantes a Adele o Clementine pero de sexo masculino.

Probablemente, porque habrían sido importantes en mi vida, habrían ejercido algún efecto en mí. ¿Por qué los hombres heterosexuales se quedan mirando a las mujeres? Porque les gustan y de algún modo las están idealizando. La suya es una expresión de algo primordial y profundo, algo muy enraizado en su naturaleza. A su particular manera, es algo hermoso.

Pero también es complicado, eso de idealizar a la persona amada.

Para la persona receptora de esos sentimientos debe ser bastante turbador. Es confuso ser una persona…

Ser una persona es confuso. A secas.

Y es confuso sentir que debes algo por reaccionar en función de lo que es propio de tu naturaleza, que forma parte de la estructura química de tu cerebro. A veces me fijo en cuadros que a lo largo de la historia han enfurecido a tantas y tantas personas y, ¡Dios!, a mí me parecen bellos. Yo no puedo sentir ira hacia un pintor por pintar de un determinado modo. Eso sería un desperdicio de espíritu humano.