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Cultură

Cinema Pornodiso

Rafael Sánchez reinventa los carteles X

La sala X de la calle Duque de Alba en Madrid es una de las tres últimas salas de cine porno duro que quedan en Madrid. Y como todos los cines porno del mundo, huele fatal, sus clientes parecen una caricatura de la mala suerte dibujada por un dios cruel y amargado, y proyecta porno continuamente desde que abre hasta que cierra. No es el cine Odeon de Leicester Square, pero es la sala en la que Rafael Sánchez ha estado trabajando como operador desde 1975.

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Lo que diferencia al Duque de Alba de los demás refugios pajeriles del mundo son los carteles dibujados a mano que Rafa ha realizado a razón de dos carteles por semana durante los últimos veinticinco años. Durante todo este tiempo ha desarrollado un estilo único e idiosincrático que ha llevado a gente de todo tipo, desde gra-ffiteros hasta diseñadores de renombre, a citar su obra como influencia. Y algunos críticos lo han ensalzado ya como uno de los grandes artistas outsiders de España.

Cuando no está ocupado con sus obras de arte sobre cartulinas blancas DIN A-2, Rafael trabaja en el cine como operador de proyector. Hoy en día, eso significa poco más que darle al play de un DVD, así que le queda mucho tiempo libre para centrar toda su energía en los pósters y displays con los que ha empapelado el local. Tal y como nos enseña dando una vuelta por las instalaciones, su sello personal está por todas partes: desde la estatua en el vestíbulo cuyo corazón brilla si aprietas un botón en su entrepierna hasta un tubo fluorescente que está adornado con una tapa eléctrica que parece una marquesina de 1940. En la azotea del edificio ha reunido un montón de pósters que bien podrían haber sido desechados por algún blockbuster. "Mira los ojos. ¿Te das cuenta de que todos te están mirando directamente a ti? Todo el mundo mira a alguien aquí", sentencia guiñándome un ojo. Y vaya si es verdad: cuando Luis, nuestro fotógrafo, fue a mear, tres tipos le siguieron.

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Nos lleva arriba, a la sala de proyecciones. Mientras observamos a través de la ventana a la chica que está siendo empotrada en pantalla, Rafael nos explica cómo antes de que se cambiaran al DVD él pasaba mucho tiempo solo aquí y hablaba con los personajes de las películas. Saca una bolsa de bobinas de plástico de un saco. "Esta es una de las últimas películas porno en 35 mm que quedan en Madrid", y nos enseña los electrodos de carbón que se solían quemar en las lámparas de los viejos proyectores. Habla con pasión sobre la edad dorada del cine y, sí, todo es un poco raro teniendo en cuenta el sitio en el que nos encontramos, pero estoy empezando a darme cuente de que es precisamente esta incongruencia lo que hace sus pósters tan especiales.

Tras dos horas de paseo, nos lleva hacia la puerta. El amplio recibidor de la entrada está flanqueado por pósters suyos que anuncian las películas de la semana (Secretarias con Cualidades Excelentes y Qué Traviesas son las Chicas). En una época en la que el cinismo lo inunda todo, el trabajo de Rafael está guiado por la simple y sincera necesidad de expresarse. Inocencia y arte en el más insólito de los escenarios.

Título original:

Hellcats 7

. Año de producción: 2005

Título original: Rocco's nasty tails 4. Año de producción: 2006

Vice: Bueno, ¿qué te parece si me hablas un poco sobre lo que haces aqui?
Rafael Sánchez: Tengo 52 años, soy operador de proyector o de cinematógrafo, que la palabra es más bonita. Era y es el término que define a los que trabajamos en la cabina de proyección. Actualmente se proyecta en DVD pero generalmente el cine, exceptuando las salas X, sigue funcionando en 35 mm.

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¿Lo echas de menos?
Si, claro que sí. Yo entré en la empresa en el año 1975 y la industria del cine funcionaba de otra forma. Había cine de estreno, cine de barrio que era de primer reestreno, y luego cine de barrio de sesión continua. El cine de barrio tenía cierta magia a diferencia de ahora. La diferencia está en que cuando tú ibas a un cine de sesión continua como era éste, podías quedarte a ver la película de la sesión de las 3 y ver después la siguiente y así hasta que cerrase el cine. Era más ameno porque podías salir a fumar un cigarro, hablar con la gente, etc. Hoy en día es más frío, porque vas a una película de estreno, te sientas y al cabo de dos horas te echan por la puerta de atrás. Se ha ganado en tecnología, pero se ha perdido magia.

Se nota que es una sala muy especial. ¿Cuál es su historia?
Hace 120 o 130 años esto era un palacete, de hecho la sala era el jardín antes, y la parte que da a la calle era la zona noble donde vivía la gente. Cuando pasaron los años y hubo la primera o segunda República, acabó funcionando de otra manera, abajo estaba la redacción y arriba las oficinas de un periódico, El Imparcial. Todavía se conserva lo que sería el ropero. Y hace unos 70 años que el edificio funciona como cine. Siempre ha sido un cine de barrio que empezaba por la mañana, a las 10, hasta las 12 de la noche, era un horario más amplio que ahora. Con los años y para que el cine fuese más rentable, se empezaron a proyectar películas clasificadas S, es decir, películas eróticas. Eso fue en los 80. Se pasó de Casablanca a poner películas eróticas italianas.

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¿Dirías que esta sala funciona como punto de encuentro para los que no tienen dónde ir?
En ese aspecto es una mezcla curiosa. Ten en cuenta que en Madrid hay dos salas más como esta pero no tienen nada que ver con este cine. El trato que tenemos con la gente es totalmente distinto. La gente viene aquí porque es un sitio donde evadirse de la realidad, donde vivir una especie de fantasía. Si la gente se siente sola viene aquí y se distrae un poco; una vez que pasan la puerta hacia fuera ven el mundo de cada día.

¿Cómo pasásteis a proyectar películas X?
Las películas X empezaron en el 85 en España, y nosotros empezamos a proyectarlas en el 86. Era la novedad, la gente acogió este tipo de cine con muchas ganas y en Madrid se abrieron hasta 14 o 15 salas. Me acuerdo que por esa época vi Emmanuelle en el cine y pensé; "esto es la leche, pero es pecado." Como eran unos tiempos muy restrictivos tenías que hacer como que no te gustaban ese tipo de cosas pero a todo el mundo le gustaba. ¿A quién no le gusta eso?

Por cierto, ¿cuál fue la primera película erótica que viste?
Esa, la de Emmanuelle, que me pareció una película muy bien hecha. Sylvia Kristel estaba espectacular. Luego hubo más películas de Emmanuelle, como la de la actriz negra, por ejemplo, pero la primera reflejaba el erotismo mejor.

Me contaste por teléfono que ves tu vida como la del niño de Cinema Paradiso. ¿Cuál fue la primera película con la que flipaste?
Bueno, he visto muchas películas. Casablanca, por ejemplo, me encantó, pero la que me impactó realmente y con la que me identifico mucho es Cinema Paradiso. Es bastante importante porque en el fondo la cultura italiana y la española se parecen mucho, y es un poco retratar ese tipo de cine de barrio. Ir a ver una película con tu novia, hacer manitas… Antes pasaba un poco eso, porque no había otro sitio donde tener intimidad con tu pareja.

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Mientras paseábamos me has dicho que antes del 75 no se había visto un tobillo en España…
Claro, aquello se podría considerar como un orgasmo, como algo cósmico, incluso, porque hemos vivido muchos años de represión. Hace 40 años quizá podías ver una revista de cabaret en la que se veía un tobillo y aquello era todo un espectáculo, ya no te digo nada el pasar a ver una entrepierna o un pecho. Hemos ido un poco transcurriendo por ese camino de lo erótico y hemos acabado en esto.

Cuando llegó la Transición, ¿percibiste enseguida la conexión entre la libertad que se respiraba y la libre difusión de cine porno?
Mira, con el sexo nos ha pasado como en muchos aspectos de la vida. Yo creo que el cambio tendría que haber sido más pausado, porque de repente pasamos de no tener nada a tenerlo todo. No todo vale en ese aspecto, aparte de que cada uno hará con su vida lo que quiera, pero yo creo que pegamos un salto muy exagerado.

¿Crees que el mayor logro que puede conseguir el cine porno es crear una película erótica que sea también arte? Porque me imagino que habrás visto unas cuantas películas que vayan en esta dirección…
Si, ¡he visto unas cuantas! A ver, ha habido gente que se lo ha currado. Hay uno que se llama Marc Dorcel, que es francés, y también un italiano, algún americano y alguna vez se ha hecho alguna española. Han habido muchos directores que realmente tenían una historia y, en ese sentido, el francés Marc a lo mejor te alquilaba un castillo y hacía algo con más glamour, incluso las chicas que saca son muy guapas, no es el típico 'aquí te pillo aquí te mato'. Hay gente que prefiere el porno más directo, al grano, pero yo prefiero algo con historia, que tenga un poco de gancho.

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Título original:

Bigzz and the beauties 9

. Año de producción: 2004

Título original: Killer Pussy 17. Año de producción: 2003

Hablemos de los carteles. Llevas haciendo dos por semana todos estos años. Eso son más de 2.000 carteles, si no me equivoco…
¡Sí que son muchos! Algunos se han quemado, otros se han tirado o se han perdido.

¿Cuanto gastas en rotuladores?
Bueno, como compro cargadores suelo economizar bastante pero, vamos, realmente son muchos carteles. A veces ya se me agota la imaginación. Alguien puede decir que no se parece mucho a la película, pero mi trabajo es como una fantasía para que la gente no vea el cine porno como algo oscuro sino como algo natural. Todavía hay gente que se escandaliza por este tipo de cine, yo creo que al fin y al cabo es una opción de cada uno. Creo que es más sano ver una película porno que una película de guerra o de vísceras, esto no hace daño a nadie. Otra cosa es a uno le guste más o menos. En la vida tiene que haber de todo, que cada uno elija lo que le gusta y ya está.

¿Qué opinas de Nacho Vidal? Me gusta especialmente tu cartel de "Nacho follando fuerte".
Pues no es que me guste mucho. No es que lo haga mal, es que es un poco más sucio. Él dice que aprendió de Rocco Sifredi y ha hecho un montón de películas, se ha ganado el éxito que tiene. Pero bueno, a mí me gustan más las películas que tengan su historia. A veces, aquí teníamos películas de spaghetti western en las que aparecía un hombre con un caballo y otro persiguiéndole con otro caballo durante toda la película y no tenía mucho sentido, pero también había buenas películas como La muerte tenía un precio. Hay películas y películas. Y en el cine porno pasa lo mismo.

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¿Ves las películas antes de hacer el cartel?
Bueno, a ver, es que llegar a una película hasta el final es muy difícil. Antes duraban 90 minutos o así, pero ahora pueden durar 2 ó 3 horas. Lo que pasa es que si hay películas que tienen una historia todavía lo puedes entender, pero claro, algunas que son más directas, que duren tanto…

En el prólogo de tu libro Cartélex Posterx pone que eres un "autor outsider". ¿Cómo lo ves tú?
Los carteles que yo he hecho son algo distinto, algo innovador que no se ha hecho antes, yo creo que es algo un poco personal, un poco fantasioso, de magia. El cine tiene que tener fantasía, si no, se lo quitas todo. Este es mi enfoque, si se ve parte de la cara o el perfil de una mujer, luego tienes que ir al cine, es como un escaparate. El hecho no es que a la gente le guste o no, sino que se fije. No es que la gente entre por el cartel, pero yo me conformo con que la gente pase y le haga gracia el título o le llame la atención mi cartel.

¿Pero tú te sientes artista?
No, qué va. Simplemente es una cosa que me ha gustado. También tuve una época en la que pintaba cuadros pero, no sé, llega un momento en el que me aburro de estar siempre haciendo lo mismo, pero con esto no me pasa. Me gusta cambiar, hacer cosas distintas.

Como tus instalaciones…
Este año como obsequio de Navidad a nuestros clientes, hice una especie de proyector con una foto de los años 50 de un pequeño cine en Badajoz que hizo un fotógrafo inglés bastante famoso. Para mí esta foto significa mucho porque es la atracción que tenía el cine, la magia, ahora es más un acto de consumo. Ibas al cine con la novia o con los amigos y si ibas a la Gran Vía era todavía más auténtico. La Gran Vía era el corazón del cine en Madrid, un lugar emblemático. Ahora lo que me molesta de la Gran Vía es el tema político, porque hace años se comprometieron a preservar todos los cines de esta calle y no lo han hecho. Yo no tengo nada en contra de las tiendas de ropa o de bocadillos y todo eso pero me parece que cada uno tiene que tener su sitio. En otras ciudades cuando tienen algo emblemático lo conservan y lo tratan de mantener, pero aquí no. Hace unos años se pintaban los carteles de cine en grande, ahora ya no… Si hubiesen continuado haciendo eso, se podría considerar la Gran Vía como una especie de museo, y sin embargo al final terminamos perdiendo la esencia de Madrid.

Una última pregunta. ¿La masturbación provoca ceguera?
(Risas) Sí, y calvicie… Qué va, estaríamos todos ciegos y calvos. Eso son tonterías como tantas otras que dice la Iglesia. La Iglesia se creó para amansar a las fieras y para que la gente creyera en algo y prohibirle las cosas que les gusta hacer. Yo creo que hay más buena gente que mala gente. Gente que se lo curra y se va a África a ayudar a los pobres y que se preocupa por los demás y todo eso. Pero los que viven en el Vaticano y viven como dios, nunca mejor dicho, esos no hacen nada por los demás. Yo creo que hay que quedarse con esa reflexión.

CARTELES CEDIDOS POR BLUR EDICIONES