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¿Hay un ‘camello asesino’ en Ámsterdam que envenena a los turistas consumidores de cocaína?

El "asesino de la coca" se ha cobrado la vida de tres chicos británicos y ha envenenado a otras 14 personas desprevenidas.
Max Daly
London, GB

Este invierno hay una persona que se está dedicando a matar turistas en la capital holandesa. El hombre, que según las descripciones de la policía tiene entre 35 y 40 años, se pasea en bicicleta por las calles de Ámsterdam sembrando la muerte a su paso. Hasta ahora, se ha cobrado la vida de tres chicos británicos y ha envenenado a otras 14 personas desprevenidas. Lo más extraño del asunto, según los detectives, es que este tipo ignora por completo el rastro de destrucción que está dejando tras de sí.

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La Nochevieja está a la vuelta de la esquina, y con ella llegarán miles de turistas en busca de noches de juerga regadas con pelucas naranjas, drogas y Oranjeboom. Mientras tanto, la policía rastrea cada rincón de la ciudad para encontrar al hombre que los residentes han dado en llamar el "asesino de la coca". Este escurridizo personaje vende ​cocaína a los turistas, aunque lo que realmente les está pasando es ​heroína.

La semana pasada, dos chicos de Plymouth viajaron a Ámsterdam para celebrar su 21 cumpleaños. El martes, los dos jóvenes, Shaun Brotherston, de 20 años, y Bradley Price, de 21, ​fueron hallados muertos en su habitación de hotel, junto a una bolsa de polvo que más tarde se descubrió que era heroína.

Anteayer hablé con Steve Courage, un chico de 15 años amigo de Shaun. Me dijo que Shaun no tenía experiencia en el consumo de drogas, y que su idea era "fumar un poco de marihuana en Ámsterdam, pero nada más fuerte".

El examen forense llevó a la policía a la conclusión de que el mismo camello que había vendido a Shaun y a Bradley la bolsa de polvo blanco era responsable del envenenamiento de al menos 14 personas en Ámsterdam en los últimos dos meses, en su mayoría turistas británicos. El pasado octubre, el joven Joel McDevitt, de 22 años, murió después de que lo encontraran semiinconsciente con su amigo junto a un canal. El amigo, al que lograron reanimar, sobrevivió la intoxicación.

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Como todos sabéis por Pulp Fiction o Queer as Folk, la heroína blanca esnifada en la misma cantidad que una raya de coca puede resultar letal, sobre todo si se consume con alcohol.

"La heroína blanca tiene el mismo aspecto que la cocaína, se vende como cocaína y la gente cree que está esnifando cocaína. El resultado es un fallo respiratorio", ​asegura Rob van der Veen, portavoz de la policía de Ámsterdam. "Es un problema muy grave que estamos tratando de resolver. Hay muchos policías de incógnito por las calles buscando al responsable."

La amenaza del asesino de la coca ha hecho que la policía instale carteles luminosos con mensajes en inglés que rezan: "Se está vendiendo cocaína altamente peligrosa a los turistas". Asimismo, hay personas repartiendo panfletos en las principales plazas y en la estación central de ferrocarril para instar a la gente a que no compre droga a los camellos de la calle en vista de las muertes recientes.

Hay varias pistas sobre la posible identidad del asesino. La policía sospecha que el culpable actúa solo, ya que de otro modo se habrían producido más intoxicaciones. Tras entrevistar a las víctimas supervivientes, la policía también ha llegado a la conclusión de que, pese al alto coste de la heroína blanca (de más difícil acceso en Europa que la heroína marrón), el asesino la está vendiendo al mismo precio que la cocaína, es decir, tres veces inferior al que se suele pagar.

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Como cualquier camello, es muy poco probable que alguien vendiera un producto caro haciéndolo pasar por otro más barato, a no ser que no tuviera ni idea de lo que está vendiendo o que verdaderamente tuviera intención de matar a la gente.

Según la policía, o bien el asesino de la coca es simplemente idiota o, lo que es más espeluznante, un "camello asesino" con el propósito de cargarse a la gente haciendo que consuman una sobredosis. El Dr. ​Adam Winstock, especialista en adicciones del Reino Unido y fundador de la Encuesta Mundial sobre Drogas, asegura que debido al elevado precio de la heroína blanca, es muy poco probable que un camello del "sofisticado" mercado de la droga de Ámsterdam hubiera confundido los alijos.

"Partiendo del hecho de que la mayoría de los camellos no serían tan estúpidos como para no comprobar lo que venden, solo queda la posibilidad de que haya alguien que venda deliberadamente heroína blanca como si fuera cocaína y esté provocando la muerte de personas", declaró a la BBC.

Floor van Bakkum, del centro de tratamiento de adicciones Jellinek Clinic, en Ámsterdam, asegura que todo el revuelo originado por las intoxicaciones es síntoma de que la teoría del camello asesino sigue vigente.

"Es un verdadero rompecabezas, un caso totalmente atípico para nosotros", continuó. "Está claro que vender heroína blanca al precio de la cocaína barata no es un buen negocio. Únicamente podemos especular sobre cuáles son sus verdaderas acciones o intenciones. Pero hace un mes que se han empezado a transmitir advertencias públicas; lo normal sería que si no supiera que estaba vendiendo heroína, a estas alturas se hubiera dado cuenta. No puedo dar una respuesta definitiva a esto."

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Si realmente hubiera un "camello asesino" acechando en las calles de Ámsterdam e intoxicando deliberadamente a los turistas, sería el primero en la historia. Existen muchas leyendas de traficantes que envenenan alijos para matar a su destinatario, pero no hay pruebas que las respalden.

Hablé con el Profesor Ross Coomber, autor de Pusher Myths: Re-situating the Drug Dealer, un libro que desmontó muchos de los viejos mitos sobre "malvados traficantes de droga callejeros" tras su publicación en 2006.

"No tengo constancia de ningún ejemplo real de personas que vendan droga para matar a sus clientes", afirma Coomber, que lleva investigando el mundo del narcotráfico desde la década de 1990. "En el Reino Unido, la policía suele ser el origen de muchas de las suposiciones sensacionalistas en torno a esta actividad ilícita, así que no está mal saber que lo que dice la policía –que el camello no sabe lo que está vendiendo- tiene sentido."​

Coomber cree en la teoría del "camello despistado".

"No todos los traficantes se rigen por motivos racionales y económicos", me aseguró. "Los hay que son simples oportunistas que no saben lo que hacen. No sería difícil imaginar que alguien que no sabe mucho de este mundillo hubiera conseguido la heroína, ya sea robándola o encontrándosela y, creyéndose que era cocaína, la hubiera vendido en discotecas, cafés o bares –de ahí que las víctimas sean turistas- y siguiera haciéndolo sin conocer las consecuencias."

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Coomber cree que la teoría de un sociópata homicida –cuya arma del delito es heroína blanca vendida como cocaína- que tiene por víctimas a los turistas, o la de un veterano traficante que ha decidido vender "dosis bestiales" con la intención de matar a una persona o grupo de personas, resulta demasiado extravagante.

"Si un traficante quisiera matar deliberadamente, habría escogido un enfoque poco apropiado", afirmó. "Si quisiera usar drogas para ello, lo más fácil habría sido simplemente añadir alguna sustancia tóxica a la cocaína, en lugar de tratar de engañarles vendiéndoles una sustancia totalmente distinta, de la que probando un poco enseguida se sabría que no es coca. O ¿por qué no usar una pistola, que resulta más eficaz, fiable y predecible y –quizá lo más importante- transmite un mensaje simbólico mucho más contundente?"

Se han producido muertes por consumo de heroína vendida como cocaína en países como Camboya, donde la heroína de mayor pureza es más barata que la cocaína. En 2009, dos turistas británicos de unos 30 años –el empresario Mark Ganley y el periodista deportivo David Hunt- ​murieron en su habitación de hotel tras haber esnifado heroína blanca con un billete de banco. En 2012, la periodista de 27 años Kristy Cadman-Jones ​falleció en su luna de miel en Phnom Penh por haber esnifado heroína blanca pensando que era cocaína.

En todos esos casos, es más probable que los culpables fueran traficantes oportunistas que verdaderos asesinos. Lo mismo puede decirse en el caso de Ámsterdam: que el asesino de la coca no sea más que un traficante novato sin ningún vínculo con la delincuencia que se ha topado fortuitamente con un alijo de heroína que ha confundido con cocaína.

La única esperanza es que este hombre tome conciencia del terror que ha sembrado en la ciudad en la que vive.

"Shaun era divertido, deportista y buena persona", me dijo Steve Courage. "Espero que la persona que les vendió la droga se dé cuenta de lo que está haciendo y entienda el daño que está causando. La gente que vende droga, como mínimo, debería ser consciente de lo que vende."

"Eso no nos devolverá a Shaun ni a Bradley, pero al menos abrirá los ojos a la gente que compra droga a desconocidos en ciudades que no conocen."