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Salud

¿Y si tuviéramos que alimentarnos únicamente de comida enlatada?

Alemania anima a sus ciudadanos a comprar víveres para varios días en caso de ataques terroristas u otro tipo de situaciones de emergencia. ¿Sería posible vivir largos períodos de tiempo con este tipo de alimentos?

Imagen vía Wikimedia

Puede ser que todo sea fruto de una extraña estrategia para generar terror en las conciencias ciudadanas y obligarlas a vivir bajo el amparo del miedo y el odio, pero el caso es que Alemania ha decidido arrancar un plan de defensa en el que —entre otras cosas— se anima a la sociedad civil a hacer acopio de comida y agua para sobrevivir durante diez jornadas en caso de varios escenarios de terror, ya sean ataques militares convencionales, ataques terroristas, catástrofes naturales, ataques químicos, biológicos, atómicos o cibernéticos.

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Actualmente España no dispone de un plan familiar de protección civil como el que tienen algunos países como Estados Unidos, México o Alemania. Aun así disponemos de la estrategia de seguridad nacional y tanto el Ministerio de Interior como la Dirección General de Protección Civil y Emergencias ofrecen distintas recomendaciones de autoprotección para determinadas circunstancias, como riesgo sísmico, volcánico o nuclear, entre otros.

España se encuentra ahora mismo en el nivel cuatro sobre cinco de alerta antiterrorista, escenario que supone un riesgo alto de amenaza en el que existe un mayor nivel de vigilancia callejera y un incremento de la presencia de los cuerpos de seguridad del estado en las calles.

Como podéis comprobar vosotros mismos también se movilizan unidades especiales de intervención hacia infraestructuras esenciales y en aquellos sitios con gran afluencia de personas, como aeropuertos, estaciones de tren, centros comerciales, estadios y plazas.

En todo caso, si nos viéramos inmersos en una situación complicada y tuviéramos que alimentarnos únicamente de latas de sardinas durante días, meses o años, ¿qué coño nos pasaría? Soy consciente de que hay gente que se alimenta únicamente a base de atún en escabeche pero creo que la gran mayoría de personas no están sujetos a este tipo de dietas de guerrilla.

Imagen vía Wikimedia

Contacté con Juan José Sánchez, experto en supervivencia y bushcraft, para saber qué necesita exactamente una persona para poder sobrevivir únicamente a base de alimentos enlatados.

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"El cuerpo humano puede sobrevivir aproximadamente unos tres días sin agua y unos treinta sin comida, dependiendo de muchas variantes. En un caso de emergencia, el agua y las medicaciones crónicas serían mucho más prioritarias que la comida". De todos modos, si disponemos de víveres en conserva, Sánchez me comenta que a corto plazo no tendríamos ningún tipo de problema pero que si siguiéramos una dieta monotemática durante un cierto periodo de tiempo, empezaríamos a sufrir carencias alimentarias que podrían derivar en enfermedades. En este caso, "sería muy recomendable ayudarnos de algún complejo vitamínico que nos aportase minerales".

De la misma forma que Sánchez entiende que hay que acompañar esta dieta con complementos, la nutricionista Reina García Closas afirma que "actualmente, el desarrollo de la tecnología de la industria alimentaria permite que podamos subsistir durante semanas con productos de caducidades largas sin tener el riesgo de sufrir deficiencias nutricionales, especialmente si nos suplementamos con algún nutracéutico, suplementos multivitamínicos y minerales, suplementos de omega 3 (con DHA y EPA), colágenos, vitamina D y magnesio".

La dieta ideal tendría que aportar tanto proteínas como hidratos de carbono, grasas, minerales, vitaminas y aminoácidos de forma equilibrada. Closas propone que una dieta ideal equilibrada para 10 días, a partir de productos envasados, debería estar compuesta por ensaladas frescas envasadas, gazpachos y zumos de verduras de tetrabrick, pescados y carnes blancas congeladas, siempre y cuando no hubiera corte de suministro eléctrico.

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Preparaos, ahora llega la gran lista de los productos que te van a salvar la vida.

Para períodos más largos de tiempo —y en el caso de que no se pueda utilizar la nevera ni el congelador— es preferible hacer acopio de conservas de legumbres, verduras, pescados (sardinas, caballa, mejillones, berberechos, almejas) y frutas (piña, melocotón). Según la nutricionista a eso tendríamos que sumarle tetrabricks de zumos vegetales y de frutas, lácteos y caldos; frutos secos; semillas; frutas desecadas (dátiles, orejones, pasas, arándanos, goji); cereales y pseudocereales integrales (avena, quinoa, cáñamo, espelta, soja, pasta, arroz); legumbres secas; sopas deshidratadas; chocolate negro; aceite de oliva virgen; especias; sal yodada; limones y otras frutas duraderas (manzanas, naranjas); alimentos proteicos (en polvo o en barritas) y café, té e infusiones.

Vivir entre latas y botes de conserva es totalmente factible pero de momento nuestro Gobierno no nos insta a acumularlos de forma obsesiva como si el fin del mundo estuviera cerca.

Pese al incremento de alusiones a nuestro país en comunicados del Estado Islámico no tenemos por qué proyectar un futuro próximo en el que estamos encerrados dentro de nuestros hogares comiendo berberechos mientras el mundo entero sucumbe a las llamas y el horror.