FYI.

This story is over 5 years old.

Tecnología

Cómo hacer yogur con tu propia vagina

"En general es una mala idea hacer yogur con las bacterias de tu vagina, pero hay un elemento que tiene cierto atractivo: estás usando bacterias procedentes de tu propio cuerpo".
Foto vía Flickr/mellowynk

La idea se me ocurrió cuando una amiga y yo discutíamos sobre las propiedades probióticas de la vagina. Ella nos escribió después un mensaje a mí y a un par de amigas: "¿Por qué hay un libro de cocina entero dedicado a recetas con semen y NADA en Google sobre hacer un cultivo con flujo vaginal?".

Entonces, ella tomó una cuchara, una sartén, un termómetro para cocinar y se dispuso a crear yogur a partir de las bacterias de su vagina, lo último en cocina de origen local.

Publicidad

Cecilia Westbrook es amiga mía, estudiante de un master y cursando un doctorado en la Universidad de Wisconsin. Muchas veces hemos hecho bromas sobre crear nuestro propio yogur a partir de secreciones vaginales, pero cuando hicimos una búsqueda en Google no encontramos absolutamente nada. Ni tampoco en la literatura médica. La curiosidad aumentó y Westbrook comenzó a investigar en serio. ¿Qué otra opción había más que intentarlo ella misma?

Cada vagina alberga cientos de tipos de bacterias y organismos. Estos organismos, conocidos como la flora vaginal, producen acido láctico, peróxido de hidrógeno y otras sustancias que mantienen la vagina saludable. La bacteria más común allá abajo se llama lactobacilo, que es también la que se utiliza para cultivar leche, queso y yogur.

Pero Westbrook no hizo su yogur solo para echarse unas risas. Y sin duda no lo hizo porque tuviera hambre. Ella sabe demasiado sobre química vaginal como para saber que comer yogur hecho a partir de su flujo vaginal es bueno para ella. En serio.

La razón son los probióticos, una bacterias buenas que parece ser que cuando se ingieren mantienen nuestros intestinos saludables. Seguramente has visto la publicidad sobre los yogures probióticos que sirven para regular tus tripas. También hay a la venta probióticos específicos para la vagina, que prometen mantener tu vagina saludable asegurando que allá abajo haya más bacterias "buenas" que malas.

Publicidad

"Puedes tomar un probiótico por vía oral y hacer que las bacterias terminen en la vagina", dice Larry Forney, un microbiólogo de la Universidad de Idaho. "Entonces la idea de comer yogur para tratar tu vagina te hace pensar por un momento' Hey, ¿no hay aquí algún problema con las cañerías? ¿Una fuga?' Pero de alguna forma funciona".

En teoría, al menos. ¿Y qué puede ser más sano, pensó Westbrook, que tomar bacterias saludables procedentes de tu propia vagina y cultivarlas para poder tomarlas más tarde?

El "método de recolección" fue con una cuchara de madera. Ella hizo un control positivo (hecho con yogur real para comenzar el cultivo) y un control negativo (con leche solamente, nada más) y combinó su propio ingrediente al tercer lote de yogur. Lo dejó fermentar y de un día para otro la magia de la biología creó un bol de un tamaño bastante respetable.

Su primer lote de yogur sabía amargo, picante y casi provocaba un hormigueo en la lengua. Se parecía al yogur que se hace en la India y se lo comió acompañado de arándanos azules.

Pero resulta que eso no era una buena idea en absoluto.

De acuerdo con Forney, "Cuando recoges secreciones vaginales no solo estas recogiendo el lactobacilo. Estas recolectando todo". Y es posible, según el día o según la mujer, que "lo que estás usando para hacer tu yogur ya no es solo el lactobacilo, sino que hay otras bacterias que podrían ser patógenas", explicó.

Publicidad

A veces esto puede causar infecciones por hongos y otras cosas desagradables. No quieres que esos organismos terminen en tu desayuno. Incluso en una vagina saludable viven bacterias que pueden hacerte mal si son cultivadas en tu yogur.

"En general es una mala idea hacer yogur con las bacterias de tu vagina", dice Forney. "Pero hay un elemento que tiene cierto atractivo: estás usando bacterias procedentes de tu propio cuerpo".

Ya que cada mujer tienen un nivel diferente de bacterias o lactobacilos, los probióticos procedentes de la vagina pueden tener efectos muy variados. "Pero si una empresa o una universidad creara probióticos que fueran personalizados con la flora microbial de la vagina de cada mujer, su efecto sería más efectivo que los productos que venden en el supermercado", explica Forney.

Los beneficios para la salud de comer tus propios probióticos pueden no ser tan positivos como esperaba Westbrook, pero algo de mérito hay en su plan. "Me gusta lo que está haciendo en principio, pero presenta algunos riesgos porque ella no sabe lo que está haciendo y puede terminar con un lote en mal estado", nos dijo Forney.

El Departamento de Alimentación y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) está de acuerdo. Theresa Eisenman, encargada de prensa del Centro de salud de los alimentos y la nutrición del ese departamento, nos dijo "las secreciones vaginales no son consideradas 'alimentos' y pueden transmitir enfermedades. Un producto alimenticio que contiene secreciones vaginales y otros fluidos del cuerpo se considera adulterado".

En otras palabras, como sucede con la leche cruda y algunos tipos de queso apestoso, no vas a encontrar a medio plazo "el yogur vaginal de Ceci" en un supermercado.

Westbrook ya había hecho un segundo lote de yogur antes de enterarme de que comer eso puede tener consecuencias negativas. Pero a pesar de la oposición de Fornet y la FDA, ella se siente bien. Pero no va cultivar más.

"A fin de cuentas es muy obvio. Por supuesto que puedes hacer yogur a partir de tu flora vaginal, pero ¿a quién coño se le puede ocurrir hacerlo?", nos dijo Westbrook. "Por supuesto que a la feminista que vive dentro de mí le molaría decir algo sobre la belleza de conectar tu cuerpo con tu comida y explorar el poder que tiene tu vagina. Parte de eso forma parte de una mística hippie y la otra parte de sentirte bien con tu cuerpo, especialmente en una cultura que siempre se siente tan incómoda con el cuerpo femenino".

Westbrook me contó que el segundo lote sabía todavía peor, más agrio, como leche ligeramente pasada. Esto prueba que, tristemente, comer yogur hecho a partir de las secreciones de una vagina no es tan bueno como comer una verdadera vagina.