Fotografías de habitaciones para visitas conyugales en prisiones de Rumanía

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Fotografías de habitaciones para visitas conyugales en prisiones de Rumanía

Desde 2011 y hasta este año, Cosmin ha estado fotografiando habitaciones de 35 prisiones, centros de detención de menores y hospitales penitenciarios.
Răzvan Băltărețu
Bucharest, RO
CB
fotografías de Cosmin Bumbuţ

Todos sentimos cierta fascinación morbosa por las cárceles, lo que explica el éxito de series como Orange is the New Black o Prison Break. Pero hay un aspecto en el que estas truculentas series no han profundizado: el remanso de paz de las visitas conyugales en prisiones y, para añadirle más encanto, en prisiones de Europa del Este. El fotógrafo Cosmin Bumbut echa un vistazo a estas habitaciones en su proyecto The Intimate Room, que logró llegar a la final de los Sony World Photoraphy Awards.

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Resulta interesante tratar de imaginar qué grado de intimidad puede haber en un lugar en el que se priva a los internos de su derecho a la intimidad, pese a que muchas de las camas que aparecen en las imágenes parecen más limpias que las de algunos dormitorios. Desde 2011 y hasta este año, Cosmin ha estado fotografiando habitaciones de 35 prisiones, centros de detención de menores y hospitales penitenciarios. Hablé con él para saber qué ambiente se respira en estos paraísos de intimidad y qué le llevó a querer retratarlos.

VICE: ¿Cómo empezaste a trabajar en el proyecto The Intimate Room?

La idea se me ocurrió en 2008, seis meses después de que se habilitara una de estas habitaciones en la ciudad de Auid. Fui para hacer unas cuantas fotos con los presos, antes y después de sus visitas conyugales. Esa fue la idea inicial; luego pensé que podría tomar más fotos del antes y el después en otras habitaciones. El problema fue que, después de hacer las fotos, sentí curiosidad por aquellas personas. Cambió mi perspectiva y el centro de atención pasó a ser la falta de intimidad en esos espacios, por lo que dejé de fotografiar a la gente.

¿Cómo solicitan los presos permiso para usar esas habitaciones?

Hay dos tipos de visitas. Hay una de dos horas, cada tres meses, con tu esposa o tu pareja demostrada. Si te casas mientras estás en prisión, tienes derecho a usar la habitación durante 48 horas como regalo de luna de miel. Luego puedes usarla dos horas al mes durante un año.

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¿Cómo demuestras que alguien es tu pareja?

Pues si te ha visitado con frecuencia en los últimos seis meses o si habláis por teléfono u os carteáis a menudo. Los presos tienen derecho a hacer diez llamadas con los teléfonos públicos de los pasillos. Si el número de tu pareja está entre esos diez, entonces queda demostrado que es tu compañera. Y si empiezas la relación estando en prisión, basta con que te visite con frecuencia para poder usar la habitación.

¿Has pensado en hacer la foto justo después de que hayan usado la habitación?

No puedo. Por ejemplo, la primera vez que quise tomar una foto les pedí a las autoridades que no tocaran la cama, pero cuando llegué todo estaba ordenado y la cama hecha. Supongo que lo hicieron los guardias para que la habitación tuviera buen aspecto. Ambas partes procuran mantenerla en buen estado, sobre todo los presos, porque si no, no les dejan seguir usándola.

¿Has hablado con los presos que solicitan usar la habitación?

No, porque este proyecto ha sido más como irse de gira. En 2013, fotografié habitaciones de 18 prisiones en diez días. Hice muchos viajes en coche, desde la ciudad de Oradea hasta Craiova. En aquel entonces visitaba entre dos y tres prisiones al día, cuando en 2011 iba a una cada día. La diferencia era que ya no necesitaba un sitio donde dormir, dormía en el coche. También simplifiqué el método de trabajo y solo me llevaba la cámara y un objetivo. Como en la entrada cada vez tenía que pasar por un registro de mis cosas y un pequeño interrogatorio sobre mis intenciones con los objetivos y el trípode, procuré reducir el material al mínimo indispensable.

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¿Qué sentiste cuando viste las primeras habitaciones?

La primera vez me senté en la cama y grabé la habitación desde el punto de vista de un preso. Estaba solo y oía ruidos procedentes de los pasillos, pero no sentí nada especial, no me pregunté cuánta gente habría usado la cama. Es extraño estar en una sala de esas características en un contexto tan poco íntimo.

El nombre es raro, porque la habitación es íntima solo durante unas pocas horas y en determinados días y con parejas demostradas, pero por otro lado la usa mucha gente.

Hubo un momento muy gracioso en la penitenciaría de Vaslui. Llamé para saber cuándo estaría libre para poder hacer fotos y me dijeron que no fuera a las 9 de la mañana, que es la hora a la que pensaba ir, porque la habían reservado para una visita de 48 horas que debía terminar a la 1 de la tarde. Llegué a las 10 de la mañana, porque ya estaba de camino, aparqué el coche y llamé para preguntar qué podía hacer mientras tanto. El funcionario me dijo que la habitación estaba libre porque la mujer se había aburrido y se había marchado. Me pareció muy raro que les concedieran 48 horas y que la mujer se aburriera durante las últimas horas, pero luego comprobé que la habitación era muy pequeña, con la cama casi encajada entre las paredes y un televisor colgado de la pared.

¿Has visto alguna otra habitación rara aparte de la de Vaslui?

Sí, la de Satu Mare me pareció interesante. Las que había visto hasta entonces estaban en la zona administrativa, separadas del área donde viven los reclusos, pero en Satu Mare no tenían suficiente espacio. Imagina lo que tenía que sentir la mujer, que debía cruzar todo el pasillo con las celdas de los presos a los lados. Además, la habitación era normal, así que supongo que todo el mundo podía oír lo que pasaba dentro mientras la usaban.

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¿Cuáles fueron los detalles que más te llamaron la atención al entrar en estas habitaciones?

Era curioso que cada habitación tenía una serie de normas. Te advierten de que no contagies de ETS, de que uses condones (vienen incluidos) y te aconsejan qué hacer en caso de embarazo. También hay una lista de todos los objetos de la habitación. El recluso debe firmar un documento con el que asume la responsabilidad sobre todos esos artículos y declara que, si alguno de ellos resulta dañado, no podrá volver a usarla habitación. También hay un botón del pánico, pero nunca se usa.

Después de haber visto tantos sitios en los que se practica el sexo, ¿qué diferencias has notado, según la zona en la que están?

Algunas habitaciones estaban decoradas con mucha opulencia, otras casi no tenían muebles, pero creo que depende más del presupuesto de la prisión o del dinero que estuvieran dispuestos a invertir. Además, cada habitación estaba construida de manera distinta según la prisión. Algunas permitían visitas una o dos veces a la semana, pero la penitenciaría de Gherla, por ejemplo, tiene reservas casi continuamente. De hecho, allí tienen dos habitaciones. En cambio, la habitación de visitas de la prisiónde mujeres de Târguşor prácticamente no se usa.

¿Por qué?

Seguramente porque los hombres no suelen visitar a las mujeres. Cuando ellas ingresan en prisión, sus novios o maridos dejan de ir a visitarlas. No sé por qué. Quizá un sociólogo podría dar una explicación.

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¿Cómo acabaste presentando tu proyecto a los Sony World Photographer Awards?

Al principio había pensado en hacer una exposición. Sabía que había 35 prisiones con 35 habitaciones, y sentía curiosidad por saber si a la gente le interesaría conocer las salas en las que los reclusos mantienen relaciones sexuales. Cuando cargué las fotos, solo las había visto mi novia, pero no tenía ni idea de cómo reaccionarían los demás. Me sorprendió mucho la respuesta de la gente. Recibí un comentario en Facebook de Adrian Shiop, un escritor rumano al que admiro, con una crítica muy positiva. Las imágenes están en la categoría Arquitectura porque no encontré una más apropiada. Creo que al jurado le atrajo la idea de saber lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en esas habitaciones. Lo que ves es más que una imagen.