Así era crecer siendo un skinhead en el Reino Unido

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Así era crecer siendo un skinhead en el Reino Unido

El fotógrafo Gavin Watson recoge en su libro 'We Were Here 79-89' algunas imágenes sobre sus años de juventud como skinhead.

"Nunca habría sido capaz de hablar en público si no hubiera sido skinhead", afirma Gavin Watson tras dar una calada a su cigarrillo de liar. Estamos en la terraza de un pub a las afueras de Londres. Gavin ha cambiado las botas y los tirantes por una trenca negra y una boina. Se muestra amable y apasionado, y se confiesa un fan del juego de PlayStation Dark Souls.

Gavin es el autor de Skins & Punks, un libro de fotografías que contiene exactamente lo que su título indica: una colección de imágenes de skins y punks retratados en las décadas de 1970 y 1980. También ha hecho incursiones en la música y la moda y ha publicado otros dos libros de fotografía, de los cuales no conserva ninguna copia, ya que asegura no tener una actitud "paternalista" con sus obras y suele acabar regalándolas.

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Pronto publicará su cuarto libro, We Were Here 79-89, una selección de imágenes de gran franqueza que retratan su años de juventud como skinhead y el motivo por el que estamos en este pub.

VICE: ¿Por qué acabas regalando todos tus libros?
Gavin Watson: Mejor que estén en casa de otra persona que en la mía, ¿no? Yo ya sé cómo son las fotos, y una obra de arte no está completa si no hay alguien que pueda contemplarla. Por eso los regalo. Yo puedo hablar de las fotos, pero es el observador quien ha de decidir qué significado tienen, al fin y al cabo. Yo he cumplido: he hecho las fotos, han gustado y están circulando por ahí. Mi obra suele llevar asociadas muchas etiquetas, razón por la que raramente incluyo descripciones, aunque muchos me critican por ello.

"¿Por qué no hay ninguna descripción?", me preguntan. Tío, ya sabes de dónde vienen los skinheads. Mira la foto y móntate una puta historia. ¿Adónde ha ido ese chaval? ¿Adónde irá luego? ¿Dónde ha estado? Ahí está el encanto de la fotografía, para mí. Quizá necesites saber lo básico —esta foto se hizo en High Wycombe en 1982—, pero lo que no voy a hacer es decirte: "Este es Neville, hijo de un sacerdote irlandés; el movimiento skinhead blablablá…". Eso es trabajo del público.

Además, en aquel momento, no eras más que un chaval que hacía fotos a sus colegas, ¿no?
Sí. Hasta los 28 años, hacía fotos de mis amigos. Yo creía que tendría unas 60 fotos que valieran la pena. Vivía en Londres, intentando buscarme la vida para ser alguien de provecho. El rollo skinhead fue una parte de mi vida que quedó olvidada… hasta 1994, cuando resurgió. Antes solo existía un espacio de "cultura juvenil" en Camera Press, una nave industrial que parecía sacada de una peli de Indiana Jones. Yo hacía fotos de mis amigos, las revelaba y las exponía en ese espacio. Me pagaban 50 libras por ellas, pero tampoco le daba mucha importancia. Algunas acababan apareciendo en alguna publicación en Zimbabue o en alguna revista de ultraderecha. Lo odiaba, porque no era mi intención. Al final había unas 100 fotos expuestas en ese espacio. Claro, en aquella época había skinheads por todas partes, por lo que no se consideraba un movimiento valioso, a no ser que hicieras un editorial sobre ellos.

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Hablando de publicaciones de derechas: este tema siempre traía de cabeza a los skinheads, ¿verdad?
El movimiento skinhead era algo universal, y los skins de derechas formaban parte de esa subcultura tanto como los rude boys de Jamaica. Todos forman parte del tejido cultural del movimiento. Pero es importante no alejarse de las raíces: es un movimiento que surge de la mezcla de blancos y negros y eso es algo que seguramente revuelve las tripas a los ultraderechistas.

Los Yanks fueron los que empezaron a definirlo todo y a encasillar el movimiento, se alejaron del espíritu original. Yo creo que las clases obreras mexicana e indonesia lo pillan, entienden que los skinheads está por encima de las etiquetas. Estás ahí y quien quiera juzgarte, te juzgará. Ahí estaba el encanto de ser skinhead, en las interpretaciones erróneas. Se intentó coger algo que consistía básicamente en unir a blancos y negros y destruirlo incluyendo a los nazis porque sí.

Es todo política. Un día están cantando canciones sobre la liberación de Nelson Mandela y al día siguiente ves a 30 nazis zumbados cargándose todos los conciertos de izquierdas. Un poco extraño, ¿no? Y claro, de la noche a la mañana, todos los skinheads son nazis.

Los manipularon. Cuando eres un capullo con tendencias asesinas, cualquier excusa es buena.

Personalmente, creo que los medios de comunicación hicieron la pelota más grande. Cuando cumplí los 23 años y empecé a ir de rave, pensé, No tengo por qué demostrar nada a nadie.

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¿Cómo pasaste de la movida skinhead a las raves?
La aventura me llevó a la cultura rave, y también la edad. Los 23 de antes no son como los de ahora. Hay mucho capullo a esas edad que se cree que todavía está en la adolescencia. Por otro lado, la cultura rave no estaba tan claramente definida, por lo que no era tan fácil que te pusieran la etiqueta. Fue una idea genial y muy potente. Todo era anónimo y cuando llegó lo cambió todo, pero precisamente porque era un movimiento tan inclasificable para los medios, no se recordó con el cariño que se recuerdan los años 60. El movimiento rave llegó como una apisonadora, aplastando muchas actitudes a su paso. Todo fue genial hasta el 11S. Me acuerdo de estar de rave y pensar, Joder, si el mundo sigue siendo así, lo vamos a pasar muy bien. Diez años después, todo eso es impensable.

¿Qué importancia tenía la subcultura para ti?
Me sirvió como guía durante los años en los que me convertí en un hombre, porque no tenía otro referente. Todos los modelos a seguir habían desaparecido. Tu padre estaba tan jodido y deprimido que no podías mirarlo y decirle, "Quiero ser como tú". No había ritos iniciáticos.

Los jóvenes creativos siempre están o en clase de arte o jodidos en casa. La mitad de esos últimos acabarán siendo skinheads, punks o hippies. Los chicos de la subcultura son los que en el fondo pensaban, Hay algo podrido aquí: que os den, no lo pilláis. La rabia puede mover montañas porque es pasión. Si no hubiera canalizado parte de ella hacia el arte, estaría muerto.

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En aquel entonces, los jóvenes eran despiadados e iban a la deriva. Cuando eres así, te aferras a cosas como el orgullo. El orgullo es un sentimiento natural, pero puede manipularse y dirigirse, sobre todo si tienes 16 años y estás rebosante de testosterona y rabia. Si la vida te ha dado muchos palos, al final acabas enfrentándote a ti mismo. Lleno de rabia igual, pero con otro sombrero puesto. Joder, que si fuera por cómo nos pintan los de los principales medios de comunicación, parecería que seguimos atrapados en los años cincuenta.

A la gente le interesa demonizarnos para seguir manteniendo el control. A mí también me demonizaron. Pero con mis fotos he demostrado que toda la mierda de la que hablaba la prensa es falsa, ¿no? nadie me pagó para que las hiciera, ese es su valor. Si hubiera sido al revés y The Observer nos hubiera pagado por ellas, saldríamos todos apoyados en una pared con cara de pocos amigos. Pero no. Estamos felices, éramos chavales.

Gracias, Gavin.

@bijubelinky

Gavin ha lanzado una campaña de Kickstarter para recaudar fondos para la publicación de We Were Here 79-89. Puedes hacer tu aportación aquí.