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Música

Cuando éramos jóvenes: Capsula

Bowie les salvó la vida.

Capsula son Martín, Ignacio y Coni, tres argentinos encantadores afincados en Bilbao que, casi sin que nadie se dé cuenta, se han convertido en miembros del prestigioso club de ‘músicos latinos sin los que España sonaría aún peor’. Un club cuyos miembros principales han sido hasta ahora Ariel Rot y Andy Chango. Y aunque no creo que Ariel vaya a morir en breve, con Andy nunca se sabe. En los últimos 8 años han editado dos discos con Bcore y colaborado con ex miembros de los Voidoids, y sus actuaciones en el SXSW ya son algo así como una tradición que, a diferencia de la mayoría de tradiciones, cuenta con litros de sudor, saltones y la resurrección del espíritu de Sonic Youth, David Bowie y Royal Trux. Y esos no son grupos cuyos nombres estemos acostumbrados a tomar en vano. Hace poco me encontré con ellos tocando en el jardín de una casa de campo del siglo XIII a las afueras de Valencia (ya lo sé), y hablamos sobre sus adolescencias.

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¿Cómo era tu habitación de niño?

Martín (guitarra/voz):

La mía en Buenos Aires empezó con pósters en blanco y negro de los Beatles y los Stones. Y enseguida eso cambió a fotocopias en blanco y negro de los Pistols y The Clash. Eran fotocopias porque en Buenos Aires no teníamos mucho acceso a los originales. Todo era una copia en cassette que le llegó a un hermano menor de un amigo, o algo. Y los pósters eran fotocopias de libros.

¿No había la típica tienda de camisetas?

No, no. Tenías que hacerte tu propia camiseta de los Ramones. La tenías que pintar tú. Eso fue muy fuerte.

¿Y tu primer concierto?

Fui a ver a los Ramones en bicicleta. Fui con mi mejor amigo cuando teníamos 13 años. Teníamos unos amigos mayores, ya tenían como 18, y nos llevaron a todas esas cosas.

¿Y el tuyo, Coni?

Yo tenía unos 14 años. Recuerdo mi adolescencia como un período confuso. Tenía tantas pasiones que no sabía por dónde disparar, pero a la vez claro dónde estaba el eje. Estaba claro que tenía que ser la música. Me relacioné con el resto del mundo en mi colegio a través de la música.

Mi hermano tenía su bajo en la habitación de al lado. Cuando no estaba, lo sacaba de su funda y tocaba. Sin amplificador ni nada, pero escuchando discos y tocando encima lo que imaginaba que podría ser.

Martín, ¿cómo fue entonces tu relación con tus padres?

Al principio lo llevaron fatal, porque desde los 13 años tenía claro que lo mío era tocar la guitarra. Y la política, en la Argentina de esa época, era bastante extraña… La mayoría de discos eran de grupos psicodélicos de finales de los 60, como Pescado Rabioso. Era todo muy hippie, pero también muy underground. En mi barrio había cantidad de viejos hippies. Ibas por la calle y escuchabas, por ejemplo, a Jimi Hendrix un sábado por la tarde a todo volumen. Mis oídos se acostumbraron a sonidos extraños bastante joven.

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Coni, ¿tú pasaste por un período más pop?

C:

A los 6 años, cuando escuché por primera vez a los Beatles. Recuerdo la sensación de cómo cambia el mundo. Cómo se abre el cielo y se convierte en otro mundo. Después me volvió a pasar con The Velvet Underground. Y por allí tenía que ir. A mí el pop me gustaba, pero el sonido de la Costa Oeste de los 60, esas melodías de guitarra del 66 al 68, y todo el juego de voces, me marcó mucho.

M:

A mí me pasó algo muy parecido con Beatles y Velvet, pero en medio apareció como icono David Bowie. Además de su música, su imagen. Fue el más pop cuando, si lo piensas, es totalmente punk.

¿Algún grupo de ahora que esté haciendo algo parecido?

C:

A mi me gusta Deerhunter. No sé a qué nivel masivo puede llegar, pero sí es un grupo que me clava algo.

M:

Hay grupos que tienen referentes clásicos. Kurt Vile, por ejemplo. Toma el sonido clásico pero todo tiene un punto futurista. Deerhunter están haciendo algo parecido, pero en vez de mirar a Neil Young y Bob Dylan, miran hacia el krautrock. Nos identificamos mucho con eso.

Última pregunta. Si pudieras viajar en el tiempo y darle un consejo a tu yo adolescente, ¿qué le dirías?

M:

Que dejara la escuela al segundo año. Que el primer año vaya, porque está bueno. Pero luego es un rollo. Que deje la escuela y consiga guitarras, las más antiguas y baratas que pueda conseguir. ¡Y algún pedal de delay!

C:

Compra más vinilos, déjalos guardados, y sobre todo, cómprate más pedales.