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Identidad

Dios, qué verano

Cuando vino el Papa y reavivó las 2 (o más) Españas

Hace unos meses se paseó por recias tierras castellanas el emisario de Dios en la Tierra: el sumo pontífice y cabecilla del Vaticano, Benedicto XVI; Ratzy para los amigos, la mayoría de ellos cardenales. La excusa, la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud, un maratón faraónico de misas de masas y actos píos varios que colapsó la capital de muchos miles muchos de jovenzuelos, pero muchos, venidos de todo el mundo para la ocasión, y que a la vez provocó entre nuestro paisanaje un reguero de protestas por motivos… también muchos; dos de los más patentes, el claro cisma entre la iglesia católica y la sociedad de hoy y su realidad del día a día, y el coste económico de la operación, según la Iglesia sufragado con donaciones de particulares y de grandes empresas (con beneficios fiscales para estas así en el cielo como en la Tierra), con dinero del contribuyente según los “descreídos”. Y eso con la crisis que nos está cayendo.

La ocasión la pintaban calva para que sacáramos las cámaras a la calle y grabáramos a unos y a otros. De ahí la estructura de este pequeño programa con el que os felicitamos prematuramente las navidades, jo, jo, jo: en su primera mitad, grabada en Barcelona, nos empapamos de inefable dicha creyente, mezclándonos con los católicos y asistiendo a la macromisa que se celebró en el Parc del Fórum; qué alegría cuando nos dijeron, “vamos a la casa del Señor”, oye. La segunda, grabada en Madrid, le da la vuelta a la tortilla para centrarse en el otro bando: el de los indignados, los ateos, los ácratas, los contestatarios, los económicamente débiles, los sexualmente contracorriente y hasta alguno que otro para quien lo de la Guerra Civil aún colea y lo que te rondaré morena.

Y tú, ¿de quién eres?