Como se ha hecho evidente tras los ataques al semanario Charlie Hebdo, en todo el mundo los periodistas son objeto de todo tipo coacciones destinadas a silenciarlos. Sin duda, el fundamentalismo religioso es una de las principales amenazas, pero tanto desde gobiernos como desde fuerzas antigubernamentales se ejerce a menudo la violencia contra hombres y mujeres que tratan tan solo de informar sobre la realidad de la que son testigos. Desde el año 2000, muchos han sido los periodistas asesinados en situaciones de peligro. En este informe nos centramos en los que fueron expresamente perseguidos y asesinados por hacer su trabajo.
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