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Cultură

Tres conceptos para no temer la legalización de las drogas

Como el debate en torno a la legalización empieza a ser cada vez más común, existen muchos malentendidos y equivocaciones que pasan por hechos, aunque muchas veces no tengan fundamento.
Fotografía por Angel Miralles

Los argumentos a favor de la guerra contra las drogas se están derrumbando a nuestro alrededor. Hoy en día, cerca del 53 por ciento de los estadounidenses creen que esta guerra no vale la pena y solo el 19 por ciento cree que sí.Tras viajar a varios países para escribir mi libro, Chasing The Scream: The First and Last Days of the War on Drugs, cada vez que un estado o nación decide terminar la guerra contra las drogas, se produce una especie de baile de tres pasos. Primero se genera mucha polémica y temor; después la gente lo ve puesto en práctica y entiende lo que significa; y por último la gente ofrece su apoyo.

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En México, durante la última década el número de mujeres en prisión por delitos contra la salud o de drogas ha aumentado de manera alarmante, a una tasa superior a la de los hombres. En el caso de las mujeres, es más del 100 por ciento comparado con los varones, que es de alrededor de 40 por ciento, según afirmó Ana Pecova.

Después de que Colorado legalizara la mariguana y la gente viera que las tiendas legales pagaban impuestos y no la vendían menores, el apoyo incrementó y ahora el 58 ciento de la población está a favor y solo el 38 por ciento quiere prohibirla otra vez.

Después de que Portugal despenalizara todas las drogas en 2001 y empezara a utilizar todo el dinero para mejorar la vida de los adictos en vez de castigarlos, el consumo de drogas inyectables se redujo en un 50 por ciento. Incluso el policía que encabezó la oposición contra la despenalización cambió de parecer en público y el policía que encabezó la oposición contra la despenalización cambió de parecer en público y dijo que esperaba que todo el mundo siguiera el ejemplo de Portugal.

Después, Suiza legalizó la heroína para las personas que llevan más de diez años siendo adictas (con un sistema llamado tratamiento asistido con heroína, o TAH); nadie ha muerto de una sobredosis de heroína legal y la delincuencia se redujo significativamente. Por esta razón, el 70 por ciento del electorado suizo, que es muy conservador, votó para mantener la heroína legal en un referéndum nacional.

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Como este debate empieza a ser cada vez más común, existen muchos malentendidos y equivocaciones que pasan por hechos. Es lógico, ya que se trata de un tema complejo que preocupa a la gente que quiere proteger a sus hijos y prevenir el daño. Sin embargo, sus miedos no tienen fundamentos. Estos son los tres conceptos principales que ayudan a disipar algunas de las preocupaciones en torno a la legalización.

Concepto 1: la prima de riesgo

El peor aspecto de la guerra contra las drogas, a mi entender, es la violencia que causa, del mismo modo que la prohibición del alcohol creó a Al Capone. Cuando una sustancia es ilegal, los comerciantes se ven obligados a recurrir a la violencia para proteger su territorio.

Imagina que tienes una licorería. Si alguien te roba una botella de vodka y te das cuenta, puedes llamar a la policía sin necesidad de recurrir a la violencia. Pero si vendes marihuana o crack y alguien te intenta robar, debes luchar contra ellos, ya que no tienes apoyo de la ley. Y tienes que asegurarte de que nadie se vuelva a meter contigo. La guerra contra las drogas, como dijo Charles Bowden, crea una guerra por las drogas, con armas de fuego y sangre.

Cuando se legaliza una droga, las empresas no reciben prima de riesgo porque no están asumiendo más riesgos que los que venden patatas o ediciones de la Biblia. Y cuando la prima de riesgo desaparece, el producto legal es significativamente más barato que el producto prohibido

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Sin embargo, muchas personas responden con el argumento de que la legalización no va a dejar en bancarrota a los narcotraficantes y que van a seguir igual que siempre. El comentarista conservador británico Simon Heffer afirmó que, pese a la legalización, es posible que siga existiendo un mercado negro de traficantes y camellos ilegales porque las drogas legales serían más caras. Y la comentarista Deborah Orr, del periódico The Guardian,dijo en otro Deborah Orr, del periódico The Guardian, dijo en otro artículo que los camellos "siempre van a poder vender más barato que en el mercado regulado".

Muchas personas creen esto. Sin embargo, estos dos argumentos están basados en la falta de comprensión de la "prima de riesgo" que implica el mercado ilegal.

La mejor manera de explicarlo es con otro ejercicio mental. Imagina que te pido que cargues una botella de ron por toda la ciudad para llevársela a mi tía por su cumpleaños. Ahora imagina que en vez de la botella de ron, te pido que le lleves una bolsa de cannabis o una bolsa de cocaína. Serías muy cauteloso. Es probable que me digas que no. Y si aceptas, te gustaría que te pague más para cubrir el riesgo de ir a la cárcel en caso de que te atrapen con la mercancía.

Esta diferencia se denomina "prima de riesgo" y pasa en todos los eslabones de la cadena cuando una droga es ilegal. El agricultor que cultiva cannabis, opio o coca en Colombia, Afganistán o Marruecos recibe una pago más alto por los riesgos que asume. El tipo que hace la droga en un laboratorio recibe una prima más alta por los riesgos que asume. Los que cruzan fronteras para transportarla, que por lo general son una cadena de personas, reciben una prima más alta por los riesgos que asumen. Y los chicos que venden también reciben una prima más alta por los riesgos que asumen.

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Cada una de estas primas hace que el precio se eleve.

Cuando se legaliza una droga, las empresas no reciben prima de riesgo porque no están asumiendo más riesgos que los que venden patatas o ediciones de la Biblia. Y cuando la prima de riesgo desaparece, el producto legal es significativamente más barato que el producto prohibido.

Esto nos muestra por qué la imagen que promueven Simon Heffer y Deborah Orr (y muchos otros) no está bien.

Pero hay otra preocupación que ellos no mencionan. Nadie quiere que haya un colapso en el precio cuando se legalice porque podría aumentar el consumo. (Cuando un producto se vuelve más barato, más gente lo puede comprar. Por ejemplo, si hoy baja el precio de la cerveza a la mitad, más personas saldrían a beberla). Así que compensas la brecha con los impuestos, igual que en Colorado y Washington. Así se mantiene el mismo precio y al mismo tiempo se deja en bancarrota a los narcotraficantes. Todos ganan porque esos impuestos se pueden destinar a la construcción de escuelas o a servicios de atención a los adictos para cambiar su forma de vida.

Y si todavía dudas de que la legalización es la solución, piensa en esto: ¿dónde está el Pablo Escobar de la ginebra? ¿Dónde está el Chapo del Bacardi? Desde que se legalizó el alcohol, no ha surgido otro personaje así. Cuando se legalizó el alcohol, el Al Capone del alcohol desapareció. Los negocios ilegales dejaron de distribuir la sustancia porque las primas de riesgo significaban que la industria legal los abarataba cada vez más.

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Concepto 2: la prohibición es un banco de inversión para el crimen

Muchas personas argumentan que al finalizar la guerra contra las drogas, las bandas criminales simplemente buscarían otra forma de subsistir, como con la trata de personas, la prostitución, el secuestro u otras cosas más depravadas, como la pornografía infantil.

Sin embargo, estos dos argumentos nos debería ayudar a pensar de manera diferente con respecto a este tema.

Muchos consideran que el periodo de finales de la década de 1920 y principios de la de 1930 fue una época muy oscura en Estados Unidos, la era de oro del secuestro. Todo el mundo recuerda el secuestro del bebé de Charles Lindbergh y su muerte. No obstante, ese caso fue solo uno en la ola de secuestros que se vivió en ese momento y que desde entonces ha disminuido considerablemente.

¿Por qué hubo un aumento repentino en los secuestros en ese momento?

Para tratar de resolver este rompecabezas, cabe destacar que Colombia tuvo una enorme alza en secuestros a finales de Colombia tuvo una enorme alza en secuestros a finales de los ochenta y principios de los noventa. Y hoy en día, el norte de México es la capital mundial del secuestro.

¿Por qué hubo un aumento en esos años?

Es bastante obvio. Supongamos que decidimos secuestrar al hijo de una persona adinerada y queremos pedir rescate. Tenemos que pasar mucho tiempo vigilando a la víctima para saber dónde y a qué hora es más vulnerable. Necesitamos un coche. Necesitamos un conductor. Necesitamos un lugar para esconder al niño sin que nadie se dé cuenta. Necesitamos un equipo de personas para vigilar al secuestrado durante todo el día. Necesitamos un plan detallado de cómo pedir el dinero y donde recogerlo. Entre otras cosas.

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Cuando se prohíbe una sustancia, como el alcohol, el cannabis o la cocaína, no es que esta simplemente desaparezca, sino que pasa a ser de los criminales. De pronto, los delincuentes tienen mucho más dinero que antes, miles y miles de millones. ¿Y qué hacen con todo ese dinero? Algunos se lo llevan a casa como ganancia y, como cualquier otro empresario, lo invierten en otros negocios.

El secuestro resulta muy caro y es necesario invertir una gran cantidad de dinero por adelantado.

Hay que conseguir ese dinero de alguna forma. Y no hay préstamos especialmente diseñados para secuestradores. Hay que pedir dinero prestado a otros criminales.

¿Ahora entiendes por qué aumentó el número de secuestros en EUA durante la prohibición del alcohol y en México y Colombia con la prohibición de drogas?

Cuando se prohíbe una sustancia, como el alcohol, el cannabis o la cocaína, no es que esta simplemente desaparezca, sino que pasa a ser de los criminales. De pronto, los delincuentes tienen mucho más dinero que antes, miles y miles de millones. ¿Y qué hacen con todo ese dinero? Algunos se lo llevan a casa como ganancia y, como cualquier otro empresario, lo invierten en otros negocios, como el secuestro.

La prohibición crea un banco de inversión para el crimen organizado. Y este banco de inversión sirve para extender el crimen a otras esferas.

Por esa razón, arrebatar las drogas a las bandas criminales ayudaría a disminuir los secuestros en vez de aumentarlos. Cuando se legalizó el alcohol, los famosos casos de secuestro en Estados Unidos disminuyeron drásticamente. Cuando el centro del narcotráfico se desplazó de Colombia a México, la ola de secuestros se trasladó con él.

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Concepto 3: ¿por qué los delincuentes cometen delitos?

Algunos dirán que "ciertas personas son delincuentes por naturaleza. Si no pueden cometer un delito, van a buscar otra forma de delinquir porque está en su naturaleza". Una parte de la población delinque por naturaleza y lo único que podemos hacer es capturar y encarcelar a estos individuos. Llamémosle "la teoría cuantitativa del crimen".

Eso significa que, después de la legalización de las drogas, los delincuentes buscarían otra forma de hacer daño.

Aunque existe otra posibilidad. Pensemos que los delincuentes son personas a las que motivan por medio de incentivos, como a todos nosotros. Si te pidiera que pasaras una bolsa de cannabis o de cocaína de México a EUA, probablemente dirías que no. Si te ofreciera un millón de dólares, quizá lo pensarías dos veces. Y si te ofreciera mil millones de dólares porque para mí es un asunto de vida o muerte, seguro te costaría mucho trabajo decir que no. Llamemos a esto "la teoría de los incentivos de la delincuencia".

¿Cuál de estas teorías es la correcta? Resulta que podemos ponerlas a prueba. Y la evidencia es muy clara. Hay todo un campo de la sociología que se conoce como "la economía del crimen" y estamos al tanto sobre sus hallazgos.

Los criminales son humanos y se guían por incentivos, por más increíble que parezca. Por eso, cuando el desempleo juvenil aumenta, el número de delitos cometidos por jóvenes también crece. El crimen resulta más atractivo económicamente cuando hay menos alternativas. Por eso, cuando bajan los salarios de los trabajadores poco cualificados, la delincuencia aumenta en general: es posible tener mejores ganancias, como Walter White. Dos profesores de la Escuela de Economía de Londres hicieron un resumen muy útil sobre el tema, que puedes leer aquí . La evidencia de cómo influyen los incentivos en el mundo del crimen es abrumadora.

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Si le arrebatas el control a una de las industrias más grandes del mundo (con un margen de ganancia del 300 por ciento desde la producción hasta la venta), eliminas uno de los grandes incentivos de los criminales. Esta evidencia indica que una gran cantidad de personas dejarían de delinquir. No lo hacen por la maldad inherente a su ser, sino porque quieren un poco de dinero y emoción.

No debemos guiarnos por el miedo, sino por los datos sólidos de que disponemos

Si el salario de los fontaneros bajara un 90 por ciento en 2016, ¿crecería el número de fontaneros en 2017? No. El mismo principio se aplica al narcotráfico. Cuando se reducen los incentivos, se reduce el número de personas que los buscan.

Por supuesto, algunos optarían por otros mercados ilegales que, por desgracia, ya tienen sus proveedores. Pensemos en la alternativa más citada: la prostitución.

Ya existe un mercado de hombres que quieren pagar por sexo y tienen dónde obtenerlo. Cuando se legalicen las drogas, no va a haber más personas que quieran pagar por sexo en comparación con la semana anterior. Ese mercado ya tiene un grupo de delincuentes que lo controlan. Sin un aumento en la demanda, no habrá un gran aumento en los incentivos, por lo que no habrá un gran aumento en el número de personas que quieran formar parte de esa industria.

Una vez más, esto no es solo una teoría. En Suiza, después de que se legalizara la heroína para las personas que ya eran adictas, el país no experimentó un aumento en la prostitución y el proxenetismo. De hecho, ocurrió lo contrario. Como se proporcionó heroína legal a las mujeres que trabajaban las calles y se les ofreció apoyo para cambiar sus vidas, la prostitución callejera desapareció casi por completo y nunca ha vuelto al mismo nivel de antes, cuando la heroína estaba en manos de los criminales.

Si las personas que creen en la teoría cuantitativa del crimen están en lo cierto, entonces lo que pasó en Suiza no tiene sentido; los narcotraficantes debieron haberse convertido en chulos. Pero no fue así, al contrario, el número de chulos se redujo. Creo que eso nos enseña una lección.

Por supuesto, todavía nos hace falta saber mucho más para poner fin a la guerra contra las drogas, pero hay muchas cosas que sí sabemos, empezando por el experimento de la legalización del alcohol y la legalización de drogas en varias partes del mundo, desde Uruguay hasta Washington y Suiza.

Lo más importante que aprendí de todo esto y lo que me hizo crear estos conceptos es que, para poner fin a la guerra contra las drogas, no debemos guiarnos por el miedo, sino por los datos sólidos de que disponemos.