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El campeón del mundo de combate medieval lucha en Madrid

El combate medieval es un deporte de contacto en el que los competidores utilizan hachas y mazas de acero en un campo junto a castillos majestuosos y todos los detalles de una época pasada.

Tomek en acción

Mide 1.93 metros, pesa 115 kilos y, por su aspecto y destreza con las armas, podría ser un personaje de Juego de Tronos. Pero Tomek Solarski es mucho más que eso, es un polaco residente en Madrid y campeón del mundo de combate medieval. Antes de que empieces a hacer chistes fáciles, imagínate un deporte de contacto en el que los competidores utilizan hachas y mazas de acero en un campo junto a castillos majestuosos y todos los detalles de una época pasada. Ahora ya puedes hacer chistes fáciles, pero mejor si no está Tomek delante.

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VICE: ¿Cómo acabaste compitiendo en combates medievales?

Tomek: Por pura casualidad. Me lesioné la rodilla y mientras me recuperaba encontré un vídeo de combate medieval en un foro que no tenía nada que ver con eso. Me llamó la atención y empecé a investigar un poquito y descubrí que en España había gente que lo practicaba.

¿Te costó mucho aprender a luchar?

No demasiado. Empecé con ventaja porque antes jugaba a hockey sobre hielo y a rugby a nivel profesional. La transición desde esos deportes no me resultó tan brusca, digamos, porque el combate medieval no deja de ser un deporte de contacto. Para mí era la disciplina ideal y encima sin tener que correr tanto como antes.

¿Quién introdujo este deporte en España?

Pues cuando lo descubrí hace dos años eran solo diez personas o así. Sé que empezaron unos chicos en Cataluña, Cristian y Enric. Y aquí a Madrid llegó de la mano de una gente que se dedicaba a la recreación de batallas, que es algo bastante parecido aunque no se pegan entre ellos. Añadieron el factor físico y enseguida formaron un equipo nacional.

Tomek se entrena en una finca en Colmenar Viejo y una nave de Usera (Madrid).

¿Qué federación regula esto?

Ahora mismo hay dos federaciones. Una del Este de Europa, que existe desde hace casi quince años, muy fuerte con sus propias reglas. Y otra en la que está todo el mundo, menos los rusos y ucranianos. Lo cierto es que todo esto empezó en allí en Rusia y después pasó a Polonia, Alemania, Francia… hasta llegar a Estados Unidos, Australia o Japón.

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¿Y cuáles son las reglas?

En lo que yo hago, que son combates de grupo, se pelean cinco contra cinco, diez contra diez, dieciséis contra dieciséis, o incluso veintiuno contra veintiuno. Y, básicamente, consiste en tumbar a todos tus adversarios y quedarte tú en pie. En cuanto caes al suelo quedas eliminado. Eso en los combates de grupo. En los duelos uno contra uno, caerte es simplemente un punto para tu contrario.

¿Cómo es el perfil de luchadores?

Al principio era un poco más el de la gente de la recreación. Tíos a los que a los que les gustaba el rollo de armaduras y eso. Ellos fueron los pioneros, pero ha progresado muy rápido y fue entrando cada vez más gente de perfil deportista, como los luchadores de MMA. Por eso yo este año ya no noto mucha diferencia con el resto de participantes en los torneos.

¿Ya no hay luchadores enclenques?

Bueno ya no es gente que simplemente se lo quiere pasar bien, porque ha subido el nivel y eso no basta. Ahora ya no puede salir cualquiera. Incluso a mí, entrenando cinco veces a la semana gimnasio y cardio, me falta entrenar más con la armadura. Es verdad que alguien pequeño también puede competir, pero tiene que ser muy avispado, no le conviene que le pillen. En el equipo de Madrid tenemos a Alex, que es relativamente pequeño pero tal y como se mueve y por lo listo que es, muchas veces nos soluciona el combate.

¿Hay buen nivel en Madrid?

Aquí en Madrid tenemos un grupo muy interesante de chicos y también chicas, de los cuales han entrado cinco en el equipo español. Entrenamos en Colmenar Viejo los fines de semana, en la finca del capitán del equipo. Y entre semana en una especie de cueva, que es una nave en el barrio de Usera.

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Tomek, con el equipo polaco, contra la selección de EE.UU.

¿Recuerdas tu primer combate?

Sí, fue en Belmonte que es donde se organizan la mayoría de los combates. Un castillo a una hora y media de Madrid. La primera vez me impresionó que la armadura es muy incómoda, pesa un montón y tienes un calor horrible. Es una sensación muy fuerte, por mucho que te prepares. Es lo peor con diferencia. Como ex jugador de rugby donde apenas nos ponemos nada, como mucho un protector dental, estar dentro de lata de 30 kilos con poca visibilidad y aire me pasó factura. Como todo, es acostumbrarse.

Pero, a pesar de todo, te gustó la experiencia.

Sí pero la primera vez me pareció un poco "uy, no sé dónde me estoy metiendo". Como deportista no veía nivel para competir. Era divertido porque sacas agresión o lo que sea, pero hasta que no llegó el mundial y descubrí que había gente mucho mejor no lo tuve claro del todo.

¿Es muy difícil dominar la técnica?

Sí. Yo por ejemplo todavía no tengo nivel para un combate de uno contra uno. Hay gente que a lo mejor maneja la espada desde hace diez años y contra ellos, por mucho que tengas físico, fuerza o conocimientos de boxeo y lucha libre, se nota que no tienes técnica suficiente. En combates de grupo, que es más espectacular pero a la vez menos técnico y más físico, sí que me defiendo bien.

¿Has tenido alguna lesión importante?

Se permite prácticamente todo, menos golpes por detrás de la rodilla o en la nuca directos. La gente se lanza por el aire y si puede patearte tipo película con dos piernas en la cara lo hace. Pero, como vamos tan bien protegidos, los golpes no suelen afectarnos. Es más el impacto como en cualquier deporte de combate. Un dedo, pequeños golpes, rodilla, algo que se sale o un mareo. Una vez acabé debajo de trece tíos en armadura y ahí lo pasé mal. Pero hay normas estrictas para que a nadie le pase nada. Los árbitros, cuatro dentro y otros cuatro fuera del campo, lo controlan todo. El porcentaje de lesiones es mucho menor que, por ejemplo, en el rugby.

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Pues os dais unos leñazos espectaculares.

Hay muchos destrozos en las armaduras, eso sí, porque usamos armas que pesan hasta tres kilos y si te pillan dos tíos en una esquina y te dan diez veces te van a dejar huellas, claro. Cada uno tiene su estilo. Para mí lo más fácil es entrar corriendo contra alguien. Por eso, aunque un buen combate dura unos tres minutos, puede ser que dure menos de quince segundos. Luchando contra los argentinos, en el primer segundo ya estaban todos en el suelo. Salieron con muchas ganas, con un par. El más pequeño se vino directamente contra mí y todo. Pero les tumbamos.

¿Dónde consigues tus armaduras y espadas?

No existe una tienda como tal, al menos no de calidad. Se encargan a medida a armeros, la mayoría del Este. Yo ahora tengo una armadura del 1520 o 1540, prácticamente del Renacimiento, y con un yelmo tipo burgonet. Pesa 30 kilos más otros cuatro kilos de acolchado. Hay que sumarle dos kilos y medio del escudo y otro kilo y pico de la espada, que es un falchion. Mi armadura es de acero endurecido negro, porque no se oxida y es más práctico. Protege muy bien. Es un absoluto tanque.

No parece una equipación barata.

No es más cara que la de cualquier deporte que no sea fútbol o baloncesto. Yo hago snowboard y todo lo que llevo, entre tabla y equitación, serán 1.000 o 1.200 euros. Una armadura básica se puede conseguir por ese precio también y las espaldas no son caras, las hay a partir de 100 euros.

¿Te fijas en las armaduras y armas de los combates históricos en el cine?

A mí siempre me ha encantado la historia, y es verdad que ahora veo alguna serie o película y echo en falta piezas clave que no llevan o me alucina que vayan con armaduras del siglo XVI en una escena de vikingos del siglo X.

Habrá quien se tome a coña esto del combate medieval.

Hay de todo pero este año una de las promotoras más grandes del mundo de MMA ha cogido el combate medieval de uno contra uno y lo ha puesto en un ring y eso le ha dado mucho bombo al deporte, atrayendo a luchadores y gente de las artes marciales. La gente que no se lo toma en serio es porque no lo ha visto en directo. Creen que es pressing catch, pero si estás cerca y ves los impactos al cien por cien todo cambia. No tiene nada que ver con verlo en un ordenador.