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el número de la desesperanza

El Congreso de EE.UU se está resquebrajando

El principal problema al que se enfrentan los Estados Unidos no es que los malos tengan el control del gobierno, sino que el gobierno –en concreto, el Congreso– es incapaz de llevar nada a término. O no quiere.

Tras un período de casi dos años de gritos y mentiras conocido como “campaña presidencial 2012”, era viable pensar que, por fin, los políticos estadounidenses se sentarían a trabajar para resolver problemas. Pues no: error. El principal problema al que se enfrentan ahora los Estados Unidos no es que los malos tengan el control del gobierno, sino que el gobierno –en concreto, el Congreso– es incapaz de llevar nada a término. O no quiere.

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Los contornos básicos de nuestra pesadilla nacional son evidentes para cualquiera que siga las noticias. En el Senado no se hace nada sin que haya supermayoría gracias a la constante amenaza de vetos, filibusterismo y llaves de jiujitsu legislativo, y el partidismo se ha intensificado hasta el punto de que los votos los determinan únicamente la pertenencia al partido. 

Pero los problemas de los USA tienen raíces más profundas de lo que podría desprenderse del aumento del número de gilipollas con despacho.

    En The Broken Branch, un estudio crítico con el Senado y la Cámara Baja publicado en 2006, los analistas políticos Thomas E. Mann y Norman Orstein documentan las largas décadas de lenta evolución del Congreso: de cámara de deliberación dirigida por comités especializados y normas perdurables a lo que es hoy, una fosa séptica donde medran los sicofantes. Los autores culpan del atasco no solo al partidismo –que ha ido en aumento al menos desde los años 80 y recibió en los 90 la inyección de esteroides de Newt Gingrich), sino también a que los legisladores han perdido el orgullo en el Congreso como institución.     La antigua práctica de que comités especializados en áreas políticas concretas redactaran las propuestas de ley, que luego serían debatidas, ha sido reemplazada por la de que las propuestas las redacten los líderes de los partidos y se aprueben en virtud de una mayoría numérica sin que nadie las haya leído en su totalidad. Y lo que es peor: los líderes delegan la realización de esas propuestas de ley no en base a los méritos o la veteranía, sino a la habilidad de los congresistas escogidos para recaudar fondos para sus respectivos partidos.     Donald Wolfensberger fue miembro del partido Republicano durante tres décadas y forma parte ahora del plantel del Woodrow Wilson Center. A comienzos de año le dijo a un comité del Senado que “toda [esta campaña] ha retorcido de la forma más grosera la naturaleza de la institución, que ha pasado de ser una máquina de leyes a una máquina de hacer dinero”. Hablé con Donald de este problema, y se mostró fogoso al criticar la cultura de la campaña constante. [Los congresistas] siguen creyendo que si consiguen réditos políticos y son reelegidos, la ciudadanía pasará por alto las nada ortodoxas prácticas partidistas que están teniendo lugar”, dijo. “Pero creo que algunos, aunque lentamente, lo están empezando a reconsiderar. Tras estas elecciones creo que miembros del Congreso se van a decir con voz más alta o más baja, ‘Tal vez tendríamos que hacer algo con cara y ojos”.     Lo primero que tendrían que hacer, cuando escribo esto, es evitar el “precipicio fiscal”, un paquete de impuestos y recortes que nadie desea pero amenaza con implantarse en los primeros meses de 2013 gracias a la brutal serie de incompetentes negociaciones para la reducción del déficit que se hicieron en 2012. El nuevo Congreso debería volver a hablar del déficit y alcanzar un consenso; algo que no será fácil ya que, según Donald, los jefes de los partidos desaniman a sus subordinados a que tan siquiera asistan a seminarios conjuntos de ambos partidos. Trabajar con “los del otro lado” está, por tanto, fuera de la cuestión. Confío en que nadie necesite nada del gobierno federal en los próximos tiempos.

¿La política no te desespera lo más mínimo? El Número de la Desesperanza lo hará:

Armas bajo el sol

¿Cómo moriremos?[ Que no te atrapen](http://www.vice.com/es/read/que-no-te-atrapen-00002064-v7n1)