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El Equipo A de la street food son solo dos

Una Citröen vintage es el restaurante sobre ruedas Eureka Streed Food, el sueño de dos espíritus libres que mandaron sus trabajos al carajo para ofrecer la mejor cocina callejera en Barcelona. Te presentamos su historia de la mano de Sol.

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No nos vamos a poner chulos. No somos los viajeros más experimentados del mundo. Ni tenemos en el pasaporte más sellos que una oficina de Correos. Pero nuestros viajes hemos hecho y nunca falla: siempre tenemos algún problema en las aduanas. A veces porque no confesamos que llevamos un ordenador portátil o guardamos monedas en los bolsillos. Extraño síndrome de Diógenes: ni las coleccionamos, ni se pueden cambiar.

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Otras veces recibimos los magreos de la autoridad y soportamos los interrogatorios de los guardias por cosas que nos da mucha más vergüenza confesar. Nunca se nos va a olvidar el día que salimos de Los Ángeles. Todo el mundo sabe cómo son las fronteras de ese país y nosotros nos empeñamos en cruzar la que nos tocaba con un cargamento de mazorcas de maíz recién asadas y sabrosos tacos. Todo lo habíamos comprado, solo unos minutos antes, en nuestro 'food truck' preferido.

El olorcillo que soltaba la bolsa de viaje cuando el operario abrió la cremallera es algo que nunca se marchará de la memoria. Es nuestra jodida Magdalena de Proust (si es que esta metáfora significa lo que nos han dicho). Nos despedimos de las viandas con lágrimas en los ojos, y con la noticia de que nunca más podríamos volver a pisar ese país. Por eso, cuando descubrimos a los chicos de Eureka Street Food volvimos a llorar, pero esta vez de inmensa felicidad. Éramos niños con zapatos nuevos (ahora sí estamos seguros del tremendo poder de esta nueva metáfora).

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El flechazo se produjo en una fiesta de cumpleaños en Barcelona en la que, como no habíamos sido invitados, no conocíamos a nadie. Apartados de la juerga, y mirando a la nada, la descubrimos. Allí estaba esa furgoneta vintage y dentro de ella, cocinando de muy buen humor, Priscila y Gastón. Fue un reencuentro inolvidable con los tacos y las mazorcas de maíz hervidas y recubiertas de mahonesa con queso, auténticos Elotes del Barrio de Echo Park. Fue como volver a estar en Los Angeles, la maldita tierra prometida que ya nunca volveremos a pisar. Y una mierda que nos importa ahora eso.

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Volvimos a reencontrarnos con la felicidad en estado puro gracias a este par de Espíritus Libres, que decidieron tirar la casa por la venta y mandar al garete sus profesiones para cumplir su sueño. Y, de paso, el nuestro. Priscila se dedicaba a dar clases de inglés.  Gastón era publicista. Ella echaba de menos Los Ángeles, donde nació. No podía olvidar que la vida en su ciudad sin comer una vez a la semana en un 'food truck' pierde todo sus sentido, se queda vacía.

Como si de cualquier episodio del El Equipo A se tratara, lo primero que hicieron fue construir de la nada un artilugio. En este caso, fueron al taller para restaurar una preciosa furgoneta Citroën HY de 1974. A partir de ese momento fue su cocina y también la barra en la que sirven sus exquisitos manjares al estilo californiano, a partir de productos biológicos, que representan lo mejor de la cocina callejera.

Good Bye a las aulas y a los alumnos (ella) y adiós a las tristes oficinas y a las horas extras (él). No querían ataduras. Y sí la libertad que da despertarse cada mañana y saber que su negocio estará ese día en cualquier barrio de Barcelona, en la calle que toque. Allí donde les reclamen, para una fiesta de cumpleaños, una party en una piscina o donde quieran probar sus manjares. Sin saber dónde les empujará el destino al día siguiente.

Como a los de El Equipo A, si los encuentras, y están disponibles, seguro que están dispuestos a ayudarte. Porque aunque no son prófugos de la justicia (hasta donde nosotros sabemos) sí tienen esa libertad que les ha dado sus ganas de romper con todo y empezar con una nueva vida. Y nosotros, tan felices como ellos.

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Nuestros héroes no salen en las noticias. Ni protagonizan películas. Ni venden exclusivas. Son buenas gentes que una vez tuvieron lo que hay que tener para dejarlo todo y cumplir sus sueños. Lo que hacían no iba con ellos y descubrieron que dentro llevaban un ESPÍRITU LIBRE.

Quizá te ha pasado a ti, y eres uno de esos héroes anónimos pero no te has atrevido a contarlo. Ahora tienes una oportunidad, porque Sol busca a los Espíritus Libres del año. Solo tienes que entrar en la web, contar tu historia y ponernos los dientes largos.