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El skater gallego que construyó la primera rampa de piedra del mundo

Adrián Otero es profesor de escultura, cantero de profesión y el único patinador que fabrica esculturas patinables de granito, más económicas y sostenibles que los módulos de toda la vida.

Todas las fotos de Javier Saavedra

Galicia, como el resto del mundo, es de piedra. Los canteros gallegos, cotizados a nivel internacional, convierten en arte la artesanía, mantienen vivo un oficio ancestral y crean piezas impresionantes de arquitectura popular. Si has tenido el honor de contemplar alguno de los cruceiros, hórreos, iglesias y pazos que salpican este rincón del noroeste, es a estos señores a quienes debes dar las gracias. Adrián Otero, además de cantero, es el profesor de escultura y skater que pasará a la Historia por fabricar los primeros módulos patinables de granito del mundo, más económicos y sostenibles que los convencionales.

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VICE: ¿Cómo se te ocurrió crear rampas hechas con piedra?

Adrián Otero: Pues a raíz de mi curro de profesor y la idea de modernizar el trabajo de cantero. Doy clases de escultura en piedra y hago diseños y reformas. Los canteros hemos construido el mundo en casi todas las culturas, desde la prehistoria. El mundo es de piedra y nosotros, con nuestro oficio ancestral, le damos forma y lo embellecemos. Fusionando todo esto con una de mis pasiones, el skate, se me ocurrió hacer las esculturas patinables.

¿Y por qué las llamas "esculturas patinables" y no skatepark?

Porque hubo intentos de convertirlo en módulos homologados, pero al final no fue así. Es algo que va más allá de un skatepark y que hice por amor al arte y al skate sin cobrar un duro. Ni por la idea, ni por la dirección, ni por la colocación de todo para que un proyecto tan bonito como este se hiciera realidad.

¿Qué habría supuesto la homologación?

Sacrificar todo a unas medidas ridículas siguiendo una normativa que lo convertiría en algo impracticable o que caería en el olvido. Una normativa inventada por alguien que hace parques de juegos, plazas o lo que sea que le dé dinero, con especificaciones técnicas de su propio interés. Yo lo que he hecho con materiales naturales autóctonos. El granito es de la zona y muy abundante. Es un proyecto patinable, divertido, diferente, estético, duradero y sostenible.

¿Más sostenible que las rampas de skate de toda la vida?

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Sí, lo concebí como algo que tuviera el mínimo impacto medioambiental intentando manipular muy poco el material. Al elaborarse todo en un taller, los costes se reducen y lo que realmente hace que salga más barato es su durabilidad y mantenimiento cero. El transporte es un poco costoso, pero al utilizar piedras autóctonas se abarata bastante. La gente cree que la piedra es más cara que el cemento pero no es así.

¿Qué elementos buscaste al elegir su emplazamiento?

Lo pensé para Pontevedra, que es mi ciudad, pero no interesó a los políticos de turno y después me contactaron desde el Ayuntamiento de O Grove que es donde se ha quedado finalmente. No es el lugar que yo pensaba pero es un sitio muy chulo. Quise hacer un skatepark rodeado de árboles y setos, que pudieras patinar y a la vez disfrutar de lo que te rodea.

Sin referentes de ningún proyecto similar, ¿cómo fue el proceso de creación?

Como me dedico a hacer esculturas para mí no fue un trabajo. Conté con el apoyo total de la Escola de Canteiros y además en el skate hay unos cánones establecidos, por lo que para mí fue fácil. Es geometría aplicada a la piedra. Todo partió de un esbozo y, poco a poco, fue tomando forma. Tardé un año más o menos.

La ejecución tuvo que ser complicada.

La ejecución fue como la de cualquier pieza de una iglesia o catedral pero a lo bestia, bastante sencillo. Utilizamos máquinas de corte a gran escala con módulos que pesan entre 4.000 y 18.000 kilos. Imagínate un bloque de piedra cúbico en el que, mediante plantillas con el radio de la curva de la rampa o de la forma que quieres, la marcas en dos laterales de la piedra y desbastas el material sobrante hasta conseguir la forma deseada. Es parecido a la construcción de un muro o una pirámide.

¿Cómo fue la acogida del resultado final por parte de los skaters?

La acogida fue espectacular, tanto de entendidos en arte y skate como de gente ajena a estos dos mundos. Los skaters profesionales alucinaron con la solidez y el bote de la tabla sobre la piedra, además de lo imponente de sus dimensiones. También recibí feedback internacional, como de una revista alemana que se llama Stone Ideas que publica artículos sobre innovación en piedra y sus usos.

¿Nadie te ha contactado para convertir esto en una iniciativa empresarial?

No, de hecho ya tengo otro proyecto en marcha de la misma manera, sin cobrar. Va en la misma línea del anterior pero más grande y con más piezas de diferente forma. Está diseñado y se empezará a ejecutar a principios de 2015. Claro que me gustaría ganar dinero con estos proyectos, pero todavía nadie se ha puesto en contacto conmigo.