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Cultură

En defensa de "Mujeres y Hombres y Viceversa"

La generación Ni-Ni ya existía antes de que MYHYV fuera un referente para los jóvenes, y la cultura del pelotazo, aunque sea a escala poligonera y de bajo perfil cultural e intelectual, también.

Imágenes extraídas del Facebook de MYHYV

Primer ejemplo de una situación habitual en nuestra rutina diaria: paseas por el centro y en las paredes y columnas de la ciudad te encuentras con pósters en los que se anuncia a gente de la que no has oído hablar en tu vida. No se trata de conciertos. Ni de obras de teatro. Ni tan siquiera de sesiones de DJ. Son cárteles que anuncian bolos en discotecas. Discotecas que hasta esa fecha no sabías ni que existían, pero, sobre todo, personajes de los que tienes noticia por primera vez. Santana, Laura Barcelona, Fede, Erik… podría ser la alineación de un equipo de fútbol de Regional, pero se supone, de hecho se sabe, que en realidad hay gente dispuesta a pagar el precio de la entrada de esa noche para poder hacerse una foto con alguna de estas estrellas anónimas para una gran parte de la población.

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Segundo ejemplo de una situación habitual en nuestra rutina diaria: se anuncia la lista definitiva de participantes de "Supervivientes 2015", uno de los realities más longevos de la televisión hecha en España. Al margen de los nombres más o menos conocidos –de Nacho Vidal a Carmen Lomana, pasando por Chabelita, nombres que más o menos todos conocemos si en algún momento de nuestra vida nos hemos dejado caer por Telecinco–, se confirma la presencia de Suhaila o Noel. Aquí ya surgen los problemas: o estás muy metido en el universo Mediaset o estos nombres te pillan totalmente fuera de juego. Sucede cada vez que se estrena una nueva edición de algún reality: en el listado de concursantes surgen algunas figuras que eres incapaz de relacionar o identificar.

Pongo estos dos ejemplos, y podrían ser unos cuantos más –el más reciente, de extremado mal gusto: una serie de tuits macabros de algunos espectadores ensañándose con las víctimas del accidente aéreo de Germanwings por la substitución del programa por un especial informativo–, para constatar una idea absolutamente perversa:aunque vivas completamente al margen de "Mujeres y Hombres y Viceversa", aunque no hayas visto un minuto del programa en tu vida, aunque en tu mundo asocies las siglas MYHYV a una aseguradora noruega, la realidad siempre te acaba llevando a él. De una forma u otra ese programa y sus integrantes acaban apareciendo en tu vida: te lo encuentras en Twitter, en Internet, en los carteles de tu barrio, en la prensa 'seria', en las cenas familiares, en otros programas de la misma cadena… En España todos los caminos no conducen a Roma; conducen a "Mujeres y Hombres y Viceversa".

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Hasta hace unos días, "Mujeres y Hombres y Viceversa" era noticia por varios motivos, todos ellos frívolos y de poca consistencia: ocupa la siempre difícil franja del mediodía, obtiene resultados de audiencia más que aceptables, consigue un importante seguimiento por las redes sociales y gusta, mayoritariamente, a un público joven, que a esa hora del día pocas cosas más productivas tiene que hacer que sentarse en el sofá y ver cómo un grupo de personajes entablan todo tipo de relaciones afectivo-sentimentales. Todo tiene pinta de estar falseado, el casting abusa de actores frustrados aspirantes a celebrity fugaz y las situaciones planteadas podrían colar tranquilamente como episodios de una novela pseudo romántica de medio pelo. Si Corín Tellado vistiera pantalones pitillo con pin roll, Nike Roshe con calcetines pinkis y camisa tejana con el primer botón abrochado y se dejara un tupé prominente con el resto de la cabeza rapada, escribiría las escenas y diálogos de MYHYV. Bienvenidos al culebrón swag.

En cambio, lo que sí me parece noticia es que haya tenido que suceder el terrible y fatídico accidente aéreo –o presunto suicidio– del piloto de Germanwings para que una parte de la población, el grueso de la masa social española, haya descubierto algo que otros, los que hemos visto el programa en más de una ocasión y, por pura curiosidad antropológica, hemos seguido la actividad de sus seguidores en las redes sociales, ya sabíamos desde hacía tiempo: que una parte de la audiencia de MYHYV es soberanamente gilipollas. Gran descubrimiento, gran revelación. España está llena de imbéciles: algunos ven la televisión, otros la ven menos y algunos incluso no la ven –¿no habéis pensado nunca lo imbécil que puede llegar a ser el que se vanagloria de no tener televisión en su casa? Yo sí, lo siento–, pero la imbecilidad me temo que no es patrimonio exclusivo del público que ve Mediaset y, más concretamente, del público que ve MYHYV.

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De hecho, no creo que sean más gilipollas que muchos aficionados al fútbol. Ni que sean más gilipollas que muchos telespectadores o tertulianos de programas de debate político. Ni que sean mucho más gilipollas que muchos usuarios de Twitter que no han visto un programa de MYHYV en su vida. El problema, y de ahí nace este texto, es que, una vez más, las gilipolleces de unos son aprovechadas por otros para demostrar que en esto de ser gilipollas profundos hay una fuerte y dura competencia. Los tuits de cuatro energúmenos maldiciendo a Telecinco y a las víctimas del siniestro por la emisión de un especial informativo en horario del programa resultan vomitivos y en el momento de calentón te invitan a pensar en la idoneidad de la vuelta del garrote vil; pero los infames –y supuestamente espontáneos– movimientos en las redes sociales solicitando la suspensión del programa y animando a un boicot a Mediaset también tienen mucha miga.

Se podría llegar a entender, e incluso apoyar, la solicitud de suspensión de un programa y el boicot a una cadena o grupo empresarial por el contenido del mismo. Hay programas malos y programas execrables, susceptibles de pasar por un filtro moral y televisivo. En el caso de MYHYV estamos ante un programa malo y muy discutible desde un punto de vista televisivo –le podemos reprochar mil cosas: el ritmo, la verosimilitud, la guionización de casi todo, la falsedad de las situaciones, el pobre nivel intelectual del contenido–, pero moralmente creo que no admite guadaña alguna. Pedir la suspensión de un programa por el perfil de audiencia que tiene es inaudito, además de ridículo y terriblemente ingenuo. Y lo que es más preocupante: se trata de una visión maniquea y acomodada que no tiene el menor interés en analizar más profundamente el gran quid de la cuestión, aquello que realmente sí merece análisis de toda esta polémica. La audiencia de MYHYV no es un reflejo de lo que sucede en el programa, como daba a entender esta campaña, sino que, en realidad, el programa es un reflejo de lo que sucede en nuestra sociedad, algo infinitamente más preocupante.

La generación Ni-Ni ya existía antes de que MYHYV fuera un referente para los jóvenes, y la cultura del pelotazo, aunque sea a escala poligonera y de bajo perfil cultural e intelectual, también. "Gran Hermano" ya enseñó a la gente que era posible ganar dinero sin trabajar ni formarse, que del sofá de casa a los bolos en discotecas y apariciones en otros programas de la misma cadena solo había un paso: marcar el número del teléfono de castings de cualquier reality y cruzar los dedos. MYHYV no ha inventado nada en este sentido; simplemente la fuerza de las redes sociales ha amplificado esta sensación de pánico de los que vemos que sus telespectadores serán los que tendrán que pagar nuestras pensiones de jubilación. Por desgracia, la culpa de la decadencia intelectual, moral y humana de una parte de esta audiencia, que sí es una muestra representativa de la juventud española, no la tiene el programa, sino aspectos más estructurales –la educación, los motores económicos, la crisis– y profundos –el desengaño, la pobreza cultural– a los que una empresa privada como Mediaset o Atresmedia no está obligada a buscar respuesta.

De hecho, a diferencia de los que solicitaban el boicot a Mediaset, soy de los que piensa que la política del grupo con MYHYV es ejemplar desde un punto de vista televisivo y productivo: primero, porque de sus filas se nutre una parte importante de los programas de Mediaset que tienen que ver con celebridades y formato de reality show. Telecinco tiene en MYHYV una cantera en constante funcionamiento; es a su programación lo que La Masía es al primer equipo del Fútbol Club Barcelona. Segundo, porque es uno de los programas de Telecinco que mayor incidencia e influencia tiene en el target más joven de espectadores de la cadena. Telecinco es una cadena muy vista y seguida en España, pero el target más fuerte que tiene es el de las amas de casa y la franja de edad que oscila entre los 40 y los 60 años. MYHYV atrae a un target joven que el grupo necesita. Y tercero: porque le da una visibilidad en canales de comunicación paralelos, ya sean foros y redes sociales. Difícil parece, pues, que Paolo Vasile, mandamás de la empresa, finiquite este espacio para satisfacer el ego de aquellos que, aún anclados en los años 90, encuentran en la televisión el mejor blanco posible para justificar las taras de nuestra sociedad.