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Hablamos con la primera candidata presidencial transgénero de Polonia

A Anna Grodzka no le preocupan las encuestas.
Foto por Aurelia Moczyńska

Tras las elecciones generales de 2011 en Polonia, Anna Grodzka se convirtió en la primera mujer transgénero electa como diputada en la historia del país. Como era de esperar, considerando que Polonia tiene la reputación de ser un país comprometido con la tradición católica, su elección causó un gran revuelo porque los medios de comunicación se centraban más en su identidad de género que en su ideología política.

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Pero eso no la desanimó. Al contrario, en enero, Grodzka anunció que tenía planeado presentarse este año como candidata para la presidencia.

Sin embargo, es probable que sus sueños no se vuelvan realidad. La diputada no logró reunir las cien mil firmas que exige la Comisión Electoral Polaca y la fecha límite para la inscripción termina hoy a medianoche. Hace unos días, tuve el placer de entrevistar a Grodzka, quien a pesar de todo se mantenía optimista.

VICE: ¿Por qué decidiste presentarte como candidata para presidenta?
Anna Grodzka: Los medios de comunicación se han centrado en mi identidad sexual desde que entré al mundo de la política. Lo entiendo perfectamente, pero me gustaría que la gente se diera cuenta de que mis capacidades en la política no tienen nada que ver con mi género. Llegué a la conclusión de que una campaña presidencial sería una plataforma perfecta para lograr esa meta porque así mi punto de vista y mis creencias podrían llegar a más personas.

¿Estás preparada para ser presidenta de Polonia? ¿Estás dispuesta a representarnos a todos (incluyendo a los tipos con tatuajes de esvásticas)?
Es imposible que un presidente represente a toda la nación. Es imposible. Todos los políticos tienen simpatizantes y detractores.

En mi opinión, lo mas importante es que el presidente sea capaz de reconocer objetivamente las necesidades de los ciudadanos de su país. Como yo lo veo, nuestros presidentes anteriores se centraban en sus prioridades y hacían lo posible por mantener una postura neutral cuando se les cuestionaba sobre temas polémicos.

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Yo creo que debería ser todo lo contrario. El presidente es el que tiene que iniciar el diálogo. Debe ser embajador de sus propios ideales.

Entonces, ¿qué es lo que más necesita Polonia en este momento?
El mayor problema de Polonia en la actualidad es la inequidad. Pero a decir verdad, no somos los únicos con ese problema. La inequidad está presente en todo Occidente. El 1 % de la población es dueño del resto de la humanidad.

En Polonia, la gente tiene empleo, pero no gana lo suficiente para vivir. Las limitaciones económicas crean fobias sociales y eso hace que la mayoría de la sociedad vea el mundo de una forma más radical. Como presidenta, mi prioridad sería resolver ese problema.

¿Cómo lo haces para soportar todas las cosas malas que dicen sobre ti?
Hago todo lo que puedo, pero es imposible. Trato de no leer los comentarios en internet porque no me parece que sean muy útiles. Por otro lado, aprecio muchísimo una crítica constructiva. Acepto encantada todas las opiniones críticas respecto a mis palabras o mis actos.

¿Alguna vez te han dicho algo que realmente te haya hecho daño?
Recuerdo que me sorprendió mucho el discurso ofensivo de Krystyna Pawłowicz, otra diputada. Krystyna dijo que me veía como una boxeadora profesional y que una persona como yo no debería tener derecho a salir en público. Dijo todo eso en una reunión que se celebró en la ciudad de Mińsk Mazowiecki. En esa época, el Parlamento seguía debatiendo el tema de la unión civil homosexual y heterosexual.

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¿Qué tiene que ver eso con la libertad de expresión? ¿La libertad de expresión debería o no tener límites?
Para empezar, si asumes que en Polonia tenemos libertad de expresión, estás muy equivocado. Eso no existe en Polonia. En general, podemos decir lo que queramos, siempre y cuando sea en privado, pero la censura no permite que una persona pueda participar en un debate civilizado.

Se podría decir que la situación está peor que en la época comunista. En ese entonces era editora y puedo asegurar que teníamos más opciones. Al menos uno podía discutir frente a frente con el censor para convencerlo de que dejara algunos fragmentos del libro o para que sacara a un autor de la lista negra.

Hoy en día, hay ciertas personas, acontecimientos u opiniones que directamente quedan fuera del debate público. En el caso de Polonia, esto se debe en gran parte a los medios de comunicación.

Según los resultados de una encuesta reciente, solo cuentas con el apoyo del 1 % de los votantes. ¿Por qué crees que tu posición en las encuestas es tan baja?
Compara el tiempo que los medios de comunicación le dedican a los demás candidatos y el tiempo del que yo dispongo. Puedo participar en una mesa de debate con mis contrincantes y hablar sobre mi postura en la política y los problemas del país. El problema es que nunca me dan la oportunidad. Y cuando me llegan a invitar, no les interesa hablar sobre mi plataforma política.

El tema de las encuestas es muy distinto. Además, casi nunca aciertan. En las últimas elecciones, las encuestas calcularon apenas un 1 % de votos para el Partido Verde y recibimos 10 %. Por eso no me preocupan mucho las encuestas. La lucha sigue.

Muchas gracias por tu tiempo.