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Fotos

Entrevista con Jim Mangan (el tio que ha hecho la portada del nuevo photo issue)

Conocimos a Jim Mangan cuando nos envió una serie de fotografías titulada Winter’s Children, donde podíamos ver a hombres y mujeres con el pelo largo, completamente desnudos, deslizándose por las laderas nevadas de una montaña.

Conocimos a Jim Mangan cuando nos envió una serie de fotografías titulada Winter’s Children, donde podíamos ver a hombres y mujeres con el pelo largo, completamente desnudos, deslizándose por las laderas nevadas de una montaña. Lo publicamos en junio de 2010 , y desde entonces Jim las ha expuesto en todo tipo de galerías y ha recopilado una extensa selección en un libro que ha llamado mucho la atención.

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Nos impresionó mucho que Jim convenciera a sus amigos para que se desnudaran sin motivo alguno y pasearan entre rocas afiladas con sus partes expuestas al frío, y nos encantó cuando nos enteramos de que era uno de sus primeros intentos de hacer fotos para una publicación. Así que no es sorpresa que eligiéramos una de sus imágenes para la portada de nuestro Especial Fotografía 2011. Son de una serie titulada Color’d, que muestra a un grupo de personas participando en una ceremonia de pintura corporal, típica de pueblos nativos de Estados Unidos, y fusionándose con la naturaleza en el campo de Utah. Es la segunda parte de una trilogía que comenzó con Winter’s Children, y que será recopilada en un libro a finales de este año. Dejaremos que Jim os cuente el resto.

VICE: Esta serie forma parte de una trilogía. La primera es Winter’s Children. ¿Cómo pasaste de ahí a Color’d?

Jim Mangan: Tenía un trabajo relacionado con el snowboard y creo que me harté. Me harté de mi trabajo y de vivir en un pueblo de montaña, así que un día dije: “Voy a vender la casa, voy a renunciar a mi trabajo y voy a dedicarme a lo que de verdad me gusta desde hace ya tiempo”, que era la fotografía. Así que me arriesgué y lo dejé todo. Cogí todos mis ahorros y los invertí en estos proyectos. El proyecto de Winter’s Children, fue para mí una manera de revivir la razón por la que empecé a hacer snowboard y a hacer las cosas que me gustan. Es como una metáfora de eso.

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Ya tenía el proyecto Color’d en la cabeza cuando fotografié Winter’s Children, pero no podía articularlo tan bien, y no estaba preparado para hacerlo.

¿La zona en la que hiciste las fotos te cambió el concepto, o la idea inicial era fotografiar una ceremonia nativoamericana de pintura corporal?

No. Quiero decir que sé que está ese elemento nativoamericano, pero no trata realmente de una ceremonia de pintura de un pueblo nativo. A fin de cuentas, va más de despojarnos del consumismo, es como un bautizo. Es un reto a la normalidad, la rutina de muchas personas. Ver a toda esta gente desnuda llena de pintura fue muy sorprendente para muchos de los excursionistas que andaban por ahí. Seguramente les parecían extraterrestres, porque se salían de lo común, sobre todo para las familias mormonas. Retaba su forma de pensar sin resultarles un conflicto.

Básicamente, todos se desnudaron y se pintaron entre sí. Después, como se puede ver en las fotos, saltaron al agua y se limpiaron la pintura, como en un bautizo. Así que volvieron al principio, pero con un nuevo enfoque y una perspectiva distinta de la vida. Esa es la idea de este proyecto y de toda la trilogía. El siguiente proyecto será la extensión de los dos primeros.

Muy  hippy todo… ¿Qué me puedes decir de la zona en la que hiciste las fotos, las montañas Uinta?

Pasé muchos años allí, así que tengo una relación muy estrecha con el lugar y con la tribu Ute, que son los nativos de las montañas Uinta. Incluso fui a hablar con el líder espiritual de la tribu, quien bendijo nuestro viaje. No necesariamente por ser nativo, sino porque esta tribu tiene una historia muy larga, de cientos y cientos de años. Era importante que nos diera su bendición.

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¿Cómo fue la ceremonia? Habías dicho que había partes que no se podían fotografiar.

Pude fotografiar la mayoría de la ceremonia, pero hubo una parte sólo para hombres, y no pude documentarla porque el líder espiritual dijo que no llevaría a cabo la ceremonia si hacía las fotos. Fue portentoso. Me sentí revitalizado y bendecido por haber formado parte de algo que muchas personas no han experimentado nunca. No hacen esa ceremonia con todos, así que nos alegró que se sintiera lo suficientemente cómodo con nosotros como para hacerla, y que percibiera al grupo como algo positivo.

Esta foto también es de Jim Mangan, de un día que en lugar de andar en pelotas y de colorines por la montaña fue a cenar a un japo regentado por un tipo muy loco.

Algunas de las personas que se ven al fondo, en las fotografías, seguramente sean familias mormonas. ¿Cómo reaccionaron al verse rodeadas de desconocidos desnudos cubiertos de pintura?

Hubo todo tipo de reacciones. No me acerqué a todas las familias a preguntarles: “Hola, ¿sois mormones?”, así que no puedo saber cómo reaccionaron en comparación con otras personas, pero asumo que muchas de las que pasaban por allí eran mormones. Había parejas hippies que seguramente no lo eran, y reaccionaron bien a lo que hacíamos, e incluso quisieron involucrarse. Pero yo diría que en su mayoría la reacción de la gente fue negativa. De hecho, después de la sesión de fotos quedamos en un restaurante de un pueblo llamado Kamus. A todos les quedaban restos de pintura, y un policía se nos acercó en el restaurante y nos dijo: “¿Son ustedes los que iban desnudos en las Uintas?”. Dijo que muchísimas personas se habían ofendido y que nos podían arrestar por exhibición impúdica. Pero lo negamos todo y no consiguió sacarnos nada.