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VICE Loves Magnum

Jonas Bendiksen hace fotos en países que no existen

No es fotógrafo de guerra, pero documenta otros conflictos.

NORUEGA. Vesterålen. Barracón en llamas. Magnum es quizá la agencia de fotos más famosa del mundo. Aunque no la conozcas, es muy probable que hayas visto sus imágenes, como las fotos que hizo Robert Capa en la Guerra Civil Española, la "Chica Afgana" de Steve McCurry o los paraísos vacacionales británicos de Martin Parr. A diferencia de muchas otras agencias, los miembros de Magnum son seleccionados por los otros fotógrafos en la agencia, y en vista de que se trata de la mejor agencia de fotos del mundo, formar parte de ella es un proceso bastante difícil. Estamos haciendo un partnership con Magnum, así que os presentaremos algunos de sus fotógrafos durante las siguientes semanas.

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A diferencia de los fotógrafos con los que hemos hablado en nuestra serie VICE LOVES MAGNUM, el trabajo de Jonas Bendiksen no se enfoca en zonas de guerra o conflicto. Tras haberse ganado su lugar en Magnum, empezando como becario para después convertirse en miembro a tiempo completo, su punto de vista sobre cómo la fotografía puede mezclarse y comprometerse con el mundo que nos rodea está bastante bien formada. Hablamos con él sobre la relación que puede tener la fotografía con el mundo y por qué la gente debe dejar de ver los barrios bajos como aberraciones. VICE: Estoy seguro de que te han preguntado esto muchas veces. Como alguien que ha pasado por todas las jerarquías de Magnum, apuesto a que tienes una perspectiva interesante sobre la agencia. ¿Qué es lo que hace a Magnum tan importante en el mundo de la fotografía? Jonas Bendiksen: Bueno, creo que lo que la hace tan interesante y relevante es que tiene una gran variedad de fotógrafos quienes, a su manera, crean fotografías que se vuelven comentarios de lo que ven a su alrededor. Creo que en gran parte todo es gracias al hecho de que se haya vuelto una agencia más diversa.

NORUEGA. Vesterålen. El patio de una escuela con bloques de hielo. Como acabas de decir, tienen una gran variedad de fotógrafos. ¿Dirías que tienen algo así como una “misión”?

Magnum tiene un objetivo en común: usar la fotografía como parte de una conversación del mundo a nuestro alrededor. Crear un comentario acerca del mundo que nos rodea. A partir de eso, cada fotógrafo estará interesado en diferentes cosas; pero nuestro objetivo es el común denominador. De acuerdo con eso, ¿cómo describirías la idea detrás de tu libro Satellites? ¿Trata de examinar algo así como las regiones olvidadas?

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Sí, el libro es un recorrido por la periferia de la antigua Unión Soviética. Visité todos estos lugares que se podría decir que no existen en los mapas. Hay algunas repúblicas separatistas como Transnistria y Abjasia, que existen físicamente –tienen sus propias fronteras y gobiernos– pero no son reconocidas. Podríamos decir que estos lugares representan los pendientes que dejó la desintegración soviética. Así que eso se convirtió en un viaje para mí.

NORUEGA. Vesterålen. Puerto Myre. ¿Cuáles fueron tus experiencias en estos lugares?
Puedo decir que es gente que vive bajo cierta presión, en el sentido que la vida en estos lugares es económicamente difícil. Hasta el día de hoy, ellos están en cierta manera aislados del resto del mundo. Es difícil viajar fuera de ahí y es difícil ganarse la vida quedándose ahí. Al mismo tiempo, estos lugares son distintos entre ellos y cada uno tiene un carácter único. Después de Satellites hiciste el libro Places We Live. Planteas la idea de que, por primera vez, hay más gente viviendo en ciudades que fuera de ellas. ¿Quisiste abordarlo como una cuestión ambiental o más bien como un problema social?

Creo que mi punto es que estas nociones son totalmente inseparables. Es una de las cosas que llegué a pensar al trabajar en ese proyecto. No quiero decir que el hecho de vivir en una ciudad sea bueno o malo. Lo que trato de decir es que es un fenómeno y tenemos que vivir con ello. Hay más de mil millones de personas viviendo en barrios bajos y ese número seguirá aumentando por siempre. Tenemos que aceptar que así funcionan las ciudades modernas y vivir con el problema.

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RUSIA. Cerca de Sérguiev Posad. 2011. Palina, de seis años, juega en el follaje junto a la dacha (casa de campo) donde pasa el verano. Siguiendo con lo que acabas de decir, ¿te sorprendió la habilidad que tienen estos lugares para funcionar?

Creo que eso es lo que más me sorprendió durante todo el proyecto. Hice el proyecto porque había leído muchas estadísticas y sentía que era un tema que se tenía que explorar. Pero lo que me hizo querer ampliar el proyecto fue que me sorprendió demasiado la normalidad de estos lugares. Eso me sorprendió más que los desafíos más obvios. Puedes ver grandes cantidades de basura y junto a ellas ves a gente normal viviendo sus hermosas vidas normales, enfrentándose a los mismos problemas que la gente de cualquier otra parte del mundo. Ayudan a sus hijos con los deberes, tratan de ganarse la vida y mantienen a sus familias unidas. El proyecto fue una exploración de cómo las personas crean la normalidad en este tipo de entornos

RUSIA. Vyalki, cerca de Bykovo. 2011. Algunas chicas bañan a sus caballos en un estanque junto a una comunidad dacha de lujo. Algo que me llama la atención es que eres el primer fotógrafo en esta serie de entrevistas que no ha pasado una parte de su carrera en alguna zona de guerra. ¿Es algo que nunca te ha interesado?

Es una de las cosas que no me ha interesado mucho en la vida. Cuando tenía 24 años nació mi hijo, así que durante un buen tiempo de mi carrera he sido padre, es por eso que no tiene sentido para mí ser el tipo de persona que viaja a un lugar en el que están lanzando bombas. Y creo que hay muchos temas interesantes alrededor del mundo. Hay demasiadas fuerzas y presiones sobre las personas que crean situaciones fascinantes y complejas. Todavía hay mucho espacio para que alguien que no va a zonas de conflicto haga un trabajo interesante. Así que nunca estará en mi agenda. No estoy seguro de por qué, pero obtengo una gran satisfacción cuando hago historias en las que me siento un poco solo, historias que nadie más está buscando. Lo que me deja trabajando en proyectos que están un poco fuera de los grandes titulares; historias más pequeñas. Tal vez no sean tan dramáticas o sexys como otras, pero para mí es la manera más satisfactoria de trabajar. Creo que estoy aportando algo con estas historias.

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BANGLADESH. Asulia. 2010. Este tipo de ladrillo es omnipresente en Bangladesh, pero es un gran contaminante (ya que está hecho de carbón y es ineficaz), en términos de CO2 y calidad del aire. Mientras Jonas hacía fotos, cayó una gran tormenta acompañada de vientos fuertes. Los trabajadores están desenterrando ladrillos sumergidos para llevarlos a un barco.

BANGLADESH. Padmapukur. 2009. Padmapukur está en el Ganges. El huracán Aila destruyó los diques, causando inundaciones diarias en las comunidades.

ISLANDIA. Reydarfjordur. 2007. Aalheiur Vilbergsdottir, de 30 años, juega con sus hijos en la playa de Reydarfjordur que está frente a su casa. Ella ha vivido en Reydarfjordur toda su vida, al igual que su familia.

RUSIA. Territorio Altai. 2000. Los aldeanos recogen chatarra de una nave espacial que se estrelló, rodeados de miles de mariposas blancas. Los ecologistas temen por el futuro de la región, ya que el combustible de la nave es tóxico.

MOLDAVIA. Transnistria. 2004. La principal población de Transnistria son rusos étnicos y la religión predominante es el cristiano ortodoxo. Aquí un sacerdote da su bendición antes de un bautizo en las aguas heladas.

GEORGIA. Abjazia. Sujumi. 2005. A pesar de que Abjazia está aislado, medio abandonado y aún sufre las heridas de la guerra por su estado no reconocido, turistas y locales se sienten atraidos por las cálidas aguas del Mar Negro. Este país no reconocido, ubicado en una franja de costa del Mar Negro, se independizó de la antigua república soviética de Georgia en 1993, después de una feroz guerra.

INDIA. Bombay. 2006. Una niña pequeña juega en Laxmi Chawl, un barrio de Dharavi. Los focos se ponen fuera por una próxima boda en el barrio.