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Música

Entrevistamos al tío que se coló en Coachella, Glastonbury y los Grammys

Marcus Haney nunca ha pagado para entrar a un festival. Hace réplicas de pulseras y se escabulle entre los guardias de seguridad. Es cierto que lo han sacado a patadas de varios lugares, pero a menudo termina subido en el escenario principal,...
Ryan Bassil
London, GB

Marcus Haney nunca ha pagado para entrar a un festival. Hace réplicas de pulseras, se escabulle entre los guardias de seguridad y se pasea con confianza. Es cierto que lo han sacado a patadas de varios lugares, pero a menudo termina subido en el escenario principal, codeándose con las bandas y haciendo fotos únicas con su cámara.

En un periodo de 4 años, Marcus ha ido a casi 50 festivales por todo el mundo. Durante sus viajes ha trabado amistad con bandas como Mumford & Sons, ha tenido que meterse en los pozos negros de los festivales y ha conocido a un tío llamado Acid Chris.

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Este no es su trabajo de todos los días. Haney trabaja para canales como HBO y hace vídeos de música. Pero de alguna manera, entre sus viajes en las carreteras norteamericanas haciendo autostop y su trabajo como uno de los fotógrafos más codiciados en el mundo de la música, encontró el tiempo para compilar cuatro años de experiencia en festivales y hacer un documental.

La película se llama No Cameras Allowed. Marcus me pidió que os dijera que el tráiler fue filtrado (la película ha pasado por las manos de varios becarios y se la pusieron a Chris Martin de Coldplay para ver si se la podía pasar a Michael Eavis), por lo que no es muy representativo de la pieza final. Me dice que faltan un par de nombres en los créditos que merecen una mención. Sobre todo los de Naked And Famous, con quienes entabló amistad hace un par de años y le pasaron algunas canciones para la banda sonora.

Llamé a Marcus para averiguar un poco más sobre la película, su vida y para preguntarle si piensa ir a la universidad o si se va a ir de gira por el mundo con alguna banda de fama mundial.

¿Alguna vez has pagado por entrar a algún festival?

Nunca he pagado. Todavía no. En realidad todo empezó porque Coachella estaba muy cerca, estuvimos hablando de eso durante meses y una chica del colegio que me gustaba muchísimo iba a estar ahí.

Todo empezó con una chica; clásico. Cuando fuiste a Coachella, ¿había alguien dentro que te ayudara a colarte o te las arreglaste para entrar tu solo?

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Éramos mi amigo Adam y yo. No teníamos dinero para gasolina—conocimos a un tipo que se llamaba Acid Chris en Craigslist y nos ayudó a ponerle gasolina al coche. Nos colamos como a las 4 de la madrugada del viernes, vestidos todos de negro, saltamos la valla, y dormimos debajo de los tráileres. Nos resguardamos dentro de los baños portátiles hasta que el festival abrió por la tarde.

En el tráiler de la película se os ve haciendo versiones falsas de pulseras y entradas. ¿Qué otras técnicas habéis usado para entrar a los festivales?

Hemos hecho de todo. Todo. Desde saltar rejas hasta entrar con pulseras falsas y hacernos pasar por gente de seguridad o posar como si fuéramos artistas o gente de prensa. Desde correr por las entradas de camiones de carga hasta pasar por debajo de las rejas.

¿Qué ha sido lo más emocionante?

Siempre son esas en las que vas corriendo y saltando. Es la manera más rudimentaria de hacerlo, pero, cuando alguien te está persiguiendo muy de cerca y estás corriendo entre una marea de gente, es como una persecución de alta velocidad pero con el público vitoreándote.

Leí una historia sobre un tipo que se coló en Glastonbury. Tardó tres días en saltar la valla.

En Glastonbury es donde ocurren las historias más locas porque es el que tiene más seguridad. Es como la joya de la corona de los festivales. Cuando me colé en Glastonbury tuve mucha suerte. Crucé una entrada de camiones mientras los de seguridad estaban ocupados con otras personas que se habían colado.

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Qué suerte.

Aunque seas el artista principal de la noche es muy difícil meter a alguien. El año pasado, Mumford & Sons eran cabezas de cartel y tuvimos que colar a alguien. Lo pusimos en el suelo del camión de la banda y por poco lo pillan.

La mejor que he escuchado es la de un tipo que aterrizó en ala delta en el festival. Un genio. Es bastante arriesgado viajar a Europa desde Estados Unidos sin una entrada para Glastonbury, ¿no? ¿Cómo fue eso?

Yo estaba trabajando para HBO. Tenía que cubrir los sanfermines. La grabación era de cuatro días pero alargué mi viaje. Viajé, dormí en sillones, hice autostop. Así fue como conocí a un tío que se llamaba Grim Grim, que sale en el tráiler.

¿Es ese tío que dice"Si alguna vez tienes la oportunidad de conocer a alguien como Marcus y te propone un plan que parece lo más estúpido, irracional, imposible e ilógico que has hecho en tu vida, hazlo"?

Sí. Grim Grim es un tío especial. Me recogió cuando estaba haciendo autostop para ir a Glastonbury, mantuvimos contacto, y desde entonces ha sido parte de mis aventuras por el mundo. Mira la foto de la portada del disco de Mumford and Sons. Si te fijas bien, en el fondo aparece él.

Increíble. En el tráiler pude reconocer Bonnaroo, Glastonbury, y Coachella. ¿A qué otros festivales has ido?

Los que he podido meter en la película son Coachella, Bonnaroo, Glastonbury, Ultra, el Railroad Revival Tour—que además fue mi primera gira. Pero mi parte favorita de la película es la secuencia de los créditos, en la que se ve cómo entré furtivamente en los Grammys.

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¿¿¿!!!Cómo coño te cuelas en unos Grammys????!!!

Fue difícil. Requiere mucha observación para escoger el instante preciso para poder pasar por seguridad, escáneres, detectores de metal e ir directos hasta la planta de los nominados, que es en donde se sienta todo el mundo. Los chicos de Mumford estaban ahí. No les dije que me iba a colar. Me presenté con un esmoquin que compré en una tienda de segunda mano. Cuando me vieron ahí se volvieron locos. Me dejaron sentarme con ellos. Fue una locura. Muy surrealista.

Hablando de Mumford, ¿cómo llegaste a conocerlos?

Fue después de Coachella. Me había colado, había hecho fotos de muchas bandas que me gustaban, y luego hice un cortometraje titulado Connaroo, que iba sobre colarse en Coachella y Bonnaroo. Le pasé la película a un ayudante de gira en uno de sus conciertos porque la banda aparecía en el corto y le dije: “Si te gusta, pásaselo a la banda. Si no, tíralo a la basura.” Ni siquiera pensé que lo vería. Pero lo hizo. Y se lo dio al grupo. La banda se lo dio a su manager. El manager se lo dio a Edward Sharpe. Edward Sharpe lo vio, y todos me invitaron a su gira. El único problema era que en esas mismas fechas yo tenía que hacer mis exámenes finales de la universidad. Tuve que escoger entre graduarme o subirme a ese tren.

Escogiste el tren. ¿En qué carrera estabas?

En producción de cine. Todavía hoy no me he graduado.

En el tráiler hay una parte en la que se ve cómo te sacan de un festival. ¿En qué situaciones has estado cuando alguien te pide que te vayas y cómo te enfrentas a eso?

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Te sacan mucho a patadas. Mientras le des la vuelta a la tortilla y te lo tomes con una actitud diferente, no hay problema. Lo más difícil fue en Bonnaroo 2010. Me sacaron el domingo, me metieron en un camión de carga como de ganado y me sacaron de allí. Terminaron dejándome como a 6 kilómetros del lugar, en medio de la nada, y se fueron. Pero ese ha sido el peor. Aparte de eso, me han esposado, pero nunca me han arrestado.

Después de colarte en Coachella, ¿qué fue lo que te animó a seguir colándote en festivales? ¿El hecho de que podías entrar gratis?

Para empezar, Coachella me rebasó por completo. Me lo pasé tan bien. Muy, muy bien. Subí mis fotos de Coachella a Facebook y una amiga que era becaria en Bonnaroo las vio. Se las pasó a su jefe, él les echó un ojo y contactó conmigo.

Vale.

Me dijo: “Nos gusta esta foto de Jay Z. ¿Te importa si la usamos con fines promocionales o algo?”. Y le dije: “¡Sí! ¡Genial! ¡Adelante!”. Me dijo que no podía pagarme pero que me daba pases para Bonnaroo. Vendí uno de los pases y usé ese dinero para cubrir los costes del viaje. El problema era que el pase que tenía no era de prensa, por lo que no me dejaban entrar con la cámara. Al final no utilicé la entrada y me colé.

¿De ahí salió el nombre de tu película, No Cameras Allowed?

La frase está en muchos lugares. En los conciertos, en los laterales de los escenarios, en los lugares en los que no está permitido grabar ni tomar fotos.

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En el tráiler hablas del conflicto moral que supone colarse en un festival. ¿Alguna vez te has sentido mal? O más bien piensas “a la mierda, voy a todos los festivales sin pagar, está de puta madre”.  Yo, personalmente no creo que sea algo malo. Ya hay mucha gente que paga por entrar en festivales.

Lo primero en lo que pienso es que no le estoy haciendo daño a nadie. Pero, ¿estoy robando? ¿Estoy robándole a Coachella la oportunidad de ganar dinero? Pues no. Las entradas de Coachella se agotan. Luego pienso: ¿hay alguna manera de darle la vuelta a esto y hacer de la situación algo que ayude?

Viendo el tráiler, parece que la película trata sobre un tipo que se cuela en festivales, pero en realidad se trata de algo que sucede en el mundo de la música. De alguna forma, es una carta de amor a estos festivales. Y los muestra en un esplendor tan especial que mi objetivo es provocar que la gente que lo vea quiera ir a tener esas experiencias ellos mismos. No hay manera de traducir la experiencia de la música en vivo a una película.

Tienes razón. Cada vez que vuelvo de Glastonbury, no se lo puedo explicar a nadie que no haya ido antes.

Es inexplicable. No puedo intentar plasmarlo en la pantalla, pero sí puedo provocarle a la gente las ganas de vivirlo por su cuenta.

Claro. Última pregunta, ¿cuál es tu festival favorito?

Glastonbury.

Excelente respuesta.

Los estadounidenses van a Coachella y piensan que es el lugar más feliz del mundo. Pero si alguna vez quieres tener una experiencia completamente fuera de este mundo, tienes que ir a Glastonbury. Tienes que ir durante ocho días si quieres tener la experiencia de tu vida. Así de absurdo es. La gente no lo entiende. Vas a Coachella y no hay nada que hacer más que ir a los escenarios. Glastonbury es como Alicia en el país de las maravillas.

Yo lo llamo Disneyland para adultos.

Es una locura, tío. Nunca haría nada que pusiera en riesgo lo que hacen; alabo su labor. Dios salve a la familia Eavis.

Gracias, Marcus.

Todas las fotos de este artículo son de Marcus. Puedes ver todo su trabajo aquí.