FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Entrevistamos a la activista que ayuda a las mujeres a practicar sus propios abortos

La doctora Rebecca Gomperts es una activista holandesa que ha dedicado su vida a ayudar a mujeres a interrumpir su embarazo de forma segura en países en los que la ley prohíbe esta práctica.

A pesar de que la prohibición del aborto no contribuye demasiado a proteger al nonato, sí produce un efecto significativo: aumenta exponencialmente las posibilidades de que las mujeres que se someten a este procedimiento sufran consecuencias graves para su salud.

El aborto es una de las intervenciones médicas más seguras del mundo en aquellos países en los que es legal. En Estados Unidos, solo el 0,6 de cada 100.000 mujeres muere como resultado de un aborto legal (de hecho, el índice de mortalidad asociado al nacimiento es 14 veces mayor que el del aborto). Sin embargo, en los lugares en los que la legislación penaliza o restringe esta práctica, someterse a ella conlleva un riesgo elevado: según la Organización Mundial de la Salud, uno de cada cuatro abortos inseguros –definidos como "terminación de un embarazo no deseado realizado por personas que carecen de las habilidades necesarias o en un entorno carente de los estándares médicos mínimos o ambas circunstancias"- probablemente conllevará complicaciones graves. Para expresarlo de un modo más impactante, cada ocho minutos muere una mujer debido a un aborto inseguro.

Publicidad

La doctora Rebecca Gomperts, activista holandesa de cuyo poco ortodoxo trabajo se habla en el documental Vessel (dirigido por Diana Whitten), ha dedicado su vida a ayudar a mujeres a interrumpir su embarazo de forma segura en países en los que la ley prohíbe esta práctica. Empezó a interesarse por el tema mientras realizaba un voluntariado en Sudamérica, durante el cual fue testigo presencial de las desastrosas consecuencias del aborto ilegal.

"Mujeres y médicos me habían contado historias horribles sobre los resultados de no poder acceder a la práctica del aborto seguro", me dijo por teléfono. "Un miembro de la tripulación me comentó que un barco holandés en aguas internacionales se rige por la legislación holandesa, por lo que en esos casos es posible practicar abortos legales".

Women on Waves nació de esta idea. Con Gomperts al timón, esta organización tiene un objetivo muy sencillo: ayudar a las mujeres a someterse a un aborto seguro en países en los que está prohibido. La metodología resulta un tanto más compleja. En 1999, Women on Waves creó una clínica abortiva flotante con la idea de atracar en países en los que el aborto es ilegal, embarcar a mujeres que necesitan someterse a este procedimiento, llevarlas a aguas internacionales y facilitarles la píldora abortiva. Una vez administrado el fármaco, vuelven a dejar a las mujeres en tierra firme para que dejen que finalice el proceso de aborto de forma segura en sus hogares.

Publicidad

Vessel muestra el avance de la organización a lo largo de los años, desde el viaje inaugural del Women on Waves a Irlanda en 2001, donde unos errores con las acreditaciones impidieron al grupo llevar a cabo su misión, hasta la travesía a Polonia, para ayudar a una mujer cuyo embarazo de siete semanas había sido fruto de una violación; o a Portugal, donde varios buques de guerra impidieron a su nave entrar en aguas nacionales, provocando la indignación de un sector de la población; o a Ecuador, donde colaboraron con un grupo de activistas para dar a conocer a la población la existencia de un servicio telefónico de ayuda colgando un cartel enorme de la Virgen del Panecillo.

En la cinta se aprecia una evolución clara de las tácticas de la organización. Quizá la más destacable sea la que se produjo después de que en Portugal les impidieran el acceso a sus aguas. Gomperts, frustrada por no haber podido ayudar a las docenas de mujeres que habían llamado a la organización, aprovechó que la habían invitado a un programa de tertulias en la televisión portuguesa para enseñar a las televidentes a inducir su propio aborto con misoprostol, un fármaco disponible en farmacias indicado para las hemorragias posparto. (Si bien en los abortos legales se utiliza misoprostol combinado con mifepristona, este fármaco tiene una efectividad de hasta el 90 por ciento por sí solo. Ambos fármacos constan en la lista de medicamentos esenciales de la OMS.)

Publicidad

"La única razón por la que lo hice fue porque recibíamos llamadas de mujeres desesperadas. Para mí era importante revelar esa información", aseguró Gomperts. "Estábamos frustrados por no poder ayudar a nadie. Era lo único que podíamos hacer."

Tras aquel programa, mujeres de todo el mundo empezaron a enviar emails a Women on Waves sobre cómo encontrar y utilizar el misoprostol. En el documental aparecen varios de esos emails; las historias que cuentan resultan entristecedoras e indignantes por igual. Una soldado estadounidense destinada a Afganistán escribía: "Fui violada. Aquí no se nos permite abortar. No sé qué hacer." Una mujer de Irlanda: "No puedo permitirme pagar un aborto clandestino y mi marido controla todo mi dinero." De una mujer en Catar: "Si alguien se entera de que estoy embarazada y no estoy casada, me lapidarán. Tengo ganas de suicidarme."

"Durante mucho tiempo estuvimos estudiando la forma de hacer oír las voces de estas mujeres", declaró a VICE la directora de Vessel, Diana Whitten. "Sabíamos que la carga emocional de todo ello estaba en sus historias, y eso es lo que mueve a los activistas. Estadísticamente, solo una de cada tres mujeres acaba abortando. Hay tantas historias y perspectivas como mujeres", añadió.

Como respuesta a esta demanda, la doctora Gomperts creó Women on Web, un servicio en línea mediante el cual las mujeres pueden solicitar un aborto seguro por email tras acudir a una consulta con un médico. Hasta la fecha, la organización ha recibido más de 100.000 correos de 123 países; un grupo de voluntarios específicamente formados ofrecen asesoramiento a estas mujeres por email en todo momento. Según Gomperts, ahora Women on Web recibe mensajes de mujeres de EUA al menos una vez al día (lamentablemente, afirma, no pueden ayudar a estas mujeres, ya que su organización actúa en países en los que el aborto es ilegal, no en aquellos en los que es prácticamente inaccesible para algunas personas).

Publicidad

"Creo que los EUA tomaron esta decisión para restringir el acceso al aborto. Deberán afrontar las consecuencias de ello en algún punto, cuando empiecen a morir mujeres", afirmó Gomperts. "Y va a ocurrir. Quizá aún no haya sucedido, pero ocurrirá, porque hay mujeres cuya situación es desesperada."

Cuando Whitten empezó la grabación de Vessel, estaba segura de que la historia tendría alcance mundial. Pero en 2011, los legisladores conservadores de EE.UU. empezaron a aprobar leyes que restringían la posibilidad de abortar y cerraron docenas de clínicas de aborto en el sur y el centro occidental del país.

"Al final la historia no ha trascendido. Cuando empezamos, EE.UU. no estaba bajo la amenaza que tiene ahora", declaró Whitten. "Actualmente hay mujeres del Valle del Río Grande, en Texas, que cruzan la frontera con México para obtener las píldoras o las compran en los rastros." Y no pasa solo en Texas. Hace unos meses, una mujer de Pensilvania fue condenada a entre 9 y 18 meses de prisión por administrar a su hija de 16 años mifepristona y misoprostol que había comprado por internet, a pesar de que la niña no sufrió daño alguno al tomarlas.

Whitten espera que el documental logre "movilizar a la gente" y "servir de apoyo a las mujeres que lo vean, allá donde estén". Las mujeres que aparecen en la cinta y que acudieron a Women on Waves o a Women on Web aseguran sentirse solas y avergonzadas. Whitten y Gomperts opinan que no debería ser así, que estas mujeres pueden sacudirse ese estigma dando a conocer su historia. "La existencia de grupos de mujeres que ayudan a otras a acceder a métodos de interrumpir embarazos no deseados o insostenibles es tan antigua como el sexo mismo", afirmó Whitten.

"Creo que el tabú, la vergüenza, el silencio en el que se sumen las mujeres no es únicamente consecuencia del aborto", concluye Gomperts. "Hay muchas otras cosas que contribuyen a generar ese tabú. El aborto es solo una de ellas. Estamos hablando de la sexualidad femenina, el empoderamiento femenino. Hay mucho que decir al respecto, y por eso existe la prohibición. No se trata solo del aborto, del feto o lo que sea. Se trata de la estructura de poder que domina el mundo."

Vessel se presenta como una revelación del poder que subyace en la decisión de descartar ese tabú. "Esta historia tiene una metáfora muy bonita: la idea de que la mujer abandone la soberanía imperante para reivindicar su propia identidad", afirmó Whitten.