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Cultură

Cómo encontrar piso de alquiler sin que te estafen

Encontrar casa ha vuelto a ser de nuevo como entrar en la jungla. Si no estás atento, te la clavan. Y aunque lo estés, te la van a clavar igual.

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Aquí no aprendemos. El maldito ladrillo nos llevó a una crisis muy jodida, y en cuanto levantamos un poco la vista del suelo (o algunos se recuperan) volvemos a tropezar en la misma piedra. Este tema está lleno de intereses por todos los lados, los bancos, los propietarios, el dinero en B, las desgravaciones fiscales… El mundo del alquiler de pisos es bastante turbio en estas tierras y hemos vuelto atrás, a hace 10 años, cuando encontrar un alquiler digno era misión imposible.

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Ahora nos llegan noticias (o globos sonda) que anuncian que lo que antes fue una burbuja, vuelve a flotar por los aires. En definitiva, que vuelven a forrarse los de siempre y los que tenemos que pagar un alquiler volvemos a sufrir los caprichos de los propietarios, que se han venido arriba con los mensajes de Mariano y los suyos sobre la recuperación económica. Nosotros no nos creemos los estudios que dicen que buscar piso ahora es hoy más fácil que hace diez años, cuando éramos un país de ricos. Vamos a repasar algunas cosas que pasan cuando quieres hacer mudanza y por las que parece que no ha pasado el tiempo.

Pasar el casting

Algo muy habitual en otros países de Europa. No vale solo con que llegues hasta el piso de tus sueños, tengas la pasta para pagarlo cada mes y estés dispuesto a firmar con sangre el contrato. También le tienes que caer bien al propietario. "Para mí es importante la persona", suele ser lo te dicen. Pues nada, a poner tu mejor sonrisa, hablar de lo apañado que eres, de lo guay que es tu novia (que vendrá algún día a casa, pero no todos, ¿eh?) y de lo bien que te has llevado con otros caseros (una mentira del tamaño de un rascacielos, probablemente). Ni en una academia de arte dramático hay tanto teatro.

Bajo con mucha luz y sin humedades

Este tipo de cosas escaman nada más leerlas. Aun así, acudes a hacer la visita de rigor, con el corazón palpitando. Has encontrado el chollo definitivo y piden muy poca pasta. Normal, el sitio suele ser una mierda. El bajo con mucha luz tiene una ventada para 50 metros cuadrados, dos habitaciones ciegas, "pero se ventila muy bien". ¿De verdad? La cueva de Batman tiene mucha más luz. En cuanto a que no tenga humedades, no cuela, hueles el agua desde la puerta de la calle. Igual que hueles el peligro de entrar a vivir allí.

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Anuncios fantasmas

Decides pasar de esos portales que te ayudan a encontrar casa y te lanzas a las calles. Todo muy old-school, patear, pillar números de teléfono y luego a llamar como un loco. Parece más fiable, sabes el terreno que pisas. Pues no. Ni por ésas. Es muy probable que un anuncio en una fachada corresponda a otra casa, porque en la verdadera está prohibido el alquiler. O bien que un teléfono que pone particular sea el de una inmobiliaria (sí, es así) y acabes atrapado en las redes del mes de comisión. O lo que es lo mismo, en el infierno.

La inmobiliaria, sí ellos

Son peligrosos, porque parecen tus amigos, juegan a la dulzura, a la comprensión, entienden tu presupuesto y tu urgencia… Y lo están haciendo con otras 20 personas a la vez. Esta forma de poliamor inmobiliario te seduce, y por un momento hablas más con tu agente que con tu madre. Hay confianza, llegáis a mandaros WhatsApp de madrugada y te despides con un beso con un corazoncito saliendo de la boca. Que no te seduzcan, para ellos no eres más que un mes de sueldo. Nunca volverán los mensajes, la pasión con ellos se agota muy pronto.

Entregarlo en condiciones

¿Cómo dejas tú un piso? Pues igual quieres que te lo entreguen, ¿no? Pero parece que la gente no se entera de esto. Cuando estás delante de un mural rupestre que ocupa el ancho del cabecero de la cama y preguntas "¿Esto lo pintaréis, no?". Y la respuesta es: "Ya lo hemos hecho, entre mi mujer y yo a ratitos sueltos". El alma se te cae definitivamente a los pies. Te aseguran que así puedes tirar. ¿Tendrán ellos así su casa? Y si no, lo tienes muy fácil: "Si no te gusta hay más gente interesada y siempre puedes pintarlo tú". Te han roto el corazón. De los electrodomésticos de la década de los setenta, y que todavía funcionan, mejor ni hablamos.

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No es una casa, se llama local o palomar

Y eso que llamas trastero es el cuarto del cubo de la basura. No puede ser esto. Donde antes había animales, ahora pretenden que vivas tú. O donde antes se vendían bombillas ahora han tirado una cama, han hecho un baño y lo llaman casa. Está bien, es a ras de suelo, en primera línea de acera, pero esto es un local comercial.

Frente a la cómoda de la abuela (pero no de la tuya)

Así puedes pasar el resto del año, si no te plantas. Es el misterio de los muebles que van de mano en mano y caen en el piso familiar que se alquila. No sabían que hacer con esa reliquia que dejó la abuela al morir y la plantaron allí, frente a una mesa de Ikea blanca y cuatro sillas de jardín convertidas en habitantes de un comedor. El mueble es el horror y es el sitio donde te aconsejas que pongas la tele. Si lo quieres mover, ellos te dan la solución, alquila un espacio de esos de trasteros, porque de ese salón no va a salir. Puto mueble, lo empiezas a llamar a partir de ese momento. Así se lo presentarás a las visitas.

Y, claro, la pasta

Te llegan a pedir que ganes un 33% más de lo que tienes que pagar de alquiler, si no, pasa palabra y otro candidato. Multiplicar por tres y que salga tu sueldo. Ya querríamos nosotros. Suma a eso el mes de fianza y todo tipo de penalizaciones a las que tendrás que hacer frente si te vas antes de tiempo. Son más jodidas que subir en bici el Tourmalet en pleno mes de julio.

Suerte.