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Cultură

Trabajé como extra en 'Narcos'

Hablamos con Angelo Colina, extra de la segunda temporada de Narcos, sobre cómo es ser extra, además de su experiencia general en la serie.

Hace unos días se estrenó la segunda temporada de Narcos, la serie que nos tuvo hablando con acento colombiano y cantando sin parar "Tuyo", de Rodrigo Amarante, bolero con el que abre cada capítulo.

Todo hay que decirlo, el subidón de la segunda temporada de Narcos se vio un poco opacado por el éxito mundial de Stranger Things, ya que no es fácil competir con Once o Dustin ni siendo el mismísimo Pablo Escobar.

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Varias veces he imaginado qué hubiese hecho con todo el dinero de Pablo Escobar, como qué equipo de fútbol me hubiera comprado en lugar del Atlético Nacional de Medellín. Ahora, si sigo en la realidad de mi vida, sé que lo más cercano que podría estar de aparecer en la serie es trabajando como extra.

Un extra es un término propio del mundo del espectáculo con el que se designa a la persona sin categoría de actor, que aparece de fondo y no pronuncia ningún diálogo.

Algunos extras se contratan durante un día o dos solo para filmar una o más escenas concretas. Casi cualquier persona que respire puede ser un extra y es necesaria: personajes de caras anónimas, ancianos, jóvenes, elegantes o desaliñados.

Hablamos con Angelo Colina, extra de la segunda temporada de Narcos, sobre cómo es ser extra, además de su experiencia general en la serie.

VICE: La primera pregunta es obvia: ¿cómo diablos llegaste a Narcos?
Angelo: Todo fue a través de una productora, una agencia cazatalentos. Ellos te registran, sacan fotos, graban y te tienen en su base de datos para que cada vez que haya alguna producción, cuenten con la gente necesaria que cumpla el perfil que van buscando. En este caso, al tener mis datos, me llamaron por teléfono ofreciéndome ser extra para la serie Narcos. Yo había visto la primera temporada y me había encantado, así que obviamente dije que sí.

¿Te exigen ser actor? ¿A qué te dedicas actualmente?
Cualquier persona puede ser extra si cumple con el perfil, pero en producciones del tamaño de Narcos se lo toman bastante en serio. Entonces, pongámoslo así: no cualquiera podría ser un extra en este caso, ya que hay personas que no soportan estar frente a una cámara diez segundos sin estar nerviosos, por ejemplo.

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Una vez que estás en el set y el director se acerca directamente a ti a dar indicaciones precisas, pasas a ser un "extra figurante" y ya no eres un extra común. A los normales les hablan en plural, tipo: "Vosotros moveos hacia aquí" o algo así. Lo que más me impresionó fue que ellos tenían constancia de todo, sabían quién tenía algún tipo de experiencia en actuación o podía estar frente a una cámara sin hacer el ridículo y quién no.

Yo, en mi caso, soy productor audiovisual y actor amateur, así que tengo experiencia. En Colombia estuve como extra en Kid Pambelé, una serie para RCN sobre el boxeador colombiano Antonio Cervantes, que fue varias veces campeón del mundo.

¿Te pagan por ser extra?
Sí, claro. De hecho, es un trabajo bastante buscado. Por ejemplo, para Narcos me pagaron 150.000 pesos colombianos, que son casi 45 euros, más las comidas, mientras estuve en el set. Esa cantidad de dinero por trabajar un solo día en Colombia es bastante, lo normal son como 35.000 pesos (10,50 euros). De todos los extras que éramos, solo tres éramos actores. Los demás eran personas que estaban ahí por el dinero.

¿Qué comida te dieron? ¿Te trataron bien?
Empecé a las cuatro de la madrugada. En cuanto llegué me dieron del mejor café de Colombia y un desayuno muy sabroso, al igual que el almuerzo y la comida. No es que por ser extras tuviéramos un catering mucho peor al de Wagner Moura o Pedro Pascal.

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Tenía un poco de barba, así que en cuanto me vieron, me dijeron que tenía que quitármela porque mi papel era de militar. Entonces llegaron varias personas a afeitarme y dejármela como ellos la necesitaban.

Me enseñaron a coger un arma de manera correcta, cómo se tira al suelo un militar y cosas por el estilo.

Era demasiado profesional y no dejaban que nada se les fuera de las manos. Sacaban provecho a todos los extras y grabábamos escenas adicionales por si acaso el director las quería usar luego. Recuerdo que hasta me tocó conducir una camioneta militar. Tuve suerte porque era uno de los pocos que sabía conducir, ya que al parecer en Bogotá casi nadie conduce debido a que muchos utilizan transporte público. De los 15 extras, solo tres teníamos carné y bueno, fue divertidísimo.

Un amigo de Ángelo, que también trabajó como extra

¿Cuántas escenas grabaste?
Tres. Al comienzo iban a ser menos porque mi papel era de bombero. Pero al verme en persona me dijeron que quedaba mejor para militar y bueno, así fue. Para bomberos escogieron a tipos más grandes. Sé que es en el segundo o tercer capítulo, pero como te dije antes, a veces graban material que al final del día no sabes si van a utilizar. Son escenas donde hay explosiones y muchos militares caen heridos o muertos. Las que me tocaron tenían música y no había diálogos, eran más bien escenarios aleatorios donde se veía mucho desorden. Una era un plano secuencia, desde la cámara a la comisaría. Otra de las tomas consistía en alguien atendiendo el teléfono y yo le entregaba unos papeles. En la tercera salía corriendo en un plano que mostraba todas las camionetas de policías y militares. Me monté y arrancamos.

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Como mi papel era el de un militar herido, tuvieron que maquillarme durante mucho tiempo y hasta me colocaron una especie de faja que hacía las veces de barriga ensangrentada. Lo que ves en la foto no es mi barriga, es la faja que la gente de maquillaje —unos genios, por cierto— creó para mí. Era bastante incómodo cargar con esa barriga, pero valió la pena.

¿Qué es lo más impresionante que viviste durante el rodaje?
Creo que la cantidad de gente que había trabajando. Por ejemplo, dos o tres personas se encargaban de los refrigerios, cada asistente de producción tenía su propio asistente y las personas encargadas del catering tenían cuatro asistentes. La coordinación era magistral. También me impresionó que el director de Narcos no estaba presente muchas veces, mucho trabajo lo hacían sus asistentes. Lo dejó todo a cargo de ellos, que eran dos mexicanos cuyos nombres no recuerdo, y su trato con nosotros sí que no fue el mejor.

Tuve la oportunidad de hablar con Pedro Pascal, quien hizo de Javier Peña en la serie, pero yo ya lo conocía de Juego de tronos. Tenía muy buen rollo, y a pesar de ser un actor muy reconocido, entró a charlar con nosotros un rato como si nada y eso me gustó mucho.

En general, en términos de producción, lo que más me impresionó fue cómo llegó una empresa de dobles a vestirlos, buscando a los que fueran más similares a nosotros, que éramos extras, para tenerlos listos. También un grupo de personas encargadas exclusivamente de los explosivos, mientras grabábamos una escena donde explotaba una moto y toda la gente que estaba observando la escena lo presenciaba, impresionada. Todas estas explosiones que veis en la serie son reales, nada es simulado. Ver una moto salir volando casi seis metros por los aires, y luego a los extras volando sostenidos por una cuerda, fue lo mejor de mi día. La verdad es que fue increíble.

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Recuerdo que uno de los dobles en esta escena salió herido, pero él dijo que estaba todo bien y al final la gente que estaba viendo la escena lo felicitó y todo salió muy cool. También me voló la cabeza cómo una escena que duró menos de dos minutos podía tener tanto presupuesto.

Recuerdo concretamente que uno de los directores mexicanos estaba muy molesto con los productores, echándoles en cara que solo por esa escena estuvieran gastando casi dos millones de dólares. Una toma de una explosión —muy impresionante, claro— que no duró más de 20 segundos costó esa cantidad dinero.

¿Os prohíben algo durante el rodaje?
Nos advierten de que no podemos estar detrás de los actores o de la producción. Por eso fue muy guay que Pedro Pascal se sentara con nosotros a charlar un rato. También nos hicieron firmar un contrato que decía que no podíamos hacer fotos en el set, pero obviamente yo hice algunas. No podía vivir esta experiencia sin al menos tener un recuerdo. Imagínate, nadie me habría creído. Por suerte, una de las productoras se hizo mi amiga y me hizo una foto, también me dejó hacerme unos cuantos selfies y me dijo que mientras no los subiera a redes sociales hasta que la serie apareciera en Netflix, no había problema, por eso aún no las había subido ni nada. Si las hubiera enseñado antes, me habría buscado muchos problemas, y también a la agencia.

Como extra, ¿sales en los créditos o algo así?
Buena pregunta. No tengo la menor idea. Sé que les gustó mi trabajo porque después de grabar mis escenas, días antes de irme de Colombia me llamaron de nuevo para ver si estaba dispuesto a hacer un papel de reportero en un episodio, y esta vez iba a tener diálogo y todo, creo que hacía unas preguntas y ya. Desgraciadamente me iba a quedar solo tres días más en el país y ya tenía el billete de avión comprado; no tenía dinero suficiente para pagar la penalización por cambiar la fecha. Es de lo que más me arrepiento de toda esa experiencia.

@diegoaurdaneta