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La Bruma AnalÓgica

El cine en el que vi la nueva película de Harmony Korine, Trash Humpers, durante el New York Film Festival, olía a pedos y pies, lo cual tiene sentido ya que yo estaba sentada en el suelo y los espectadores a mi alrededor se habían quitado los...

ENTREVISTA DE LIZ ARMSTRONG

RETRATO DE RACHEL KORINE

El cine en el que vi la nueva película de Harmony Korine,

Trash Humpers

, durante el New York Film Festival, olía a pedos y pies, lo cual tiene sentido ya que yo estaba sentada en el suelo y los espectadores a mi alrededor se habían quitado los zapatos. Ni el tipo que se sentaba a mi lado sobre la mugrienta alfombra se cortó un pelo en pegar un sonoro bocinazo. Aquel era un ambiente perfecto para una película como

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Trash Humpers

, una fragmentada serie de viñetas, filmadas en roñoso vídeo, de degenerados con máscaras: personas a medio camino entre un anciano y un herpes que dan tumbos de aquí para allá, maltratan todo lo que tienen, chillan y vociferan, asesinan sin sentido a sus vecinos “normales” tras oírles recitar su mala poesía y luego se marcan unos pasos de claqué. Es la clase de cosa que te hace sentir mal por la raza humana. Pero es que además, confirmando el título, estos tipos le dan pollazos a las basuras como si fueran animales en celo. Bueno, hay muchos tíos a los que les gusta frotar la cebolleta en cualquier sitio, ¿no?

Me senté a charlar con Harmony y, evidentemente, nuestra conversación derivó hacia cosas tan pasadas de rosca como la última corriente de moda en el Baton Rouge, meterles éxtasis por el culo a las chicas, y lo de cierto club de strip en el que actúa una bailarina con un coxis extralargo en forma de cola, en el que ella se anuda un lacito para darle un aspecto bonito. Todo muy raro, muy raro, pero este es el tipo de conversación que se puede esperar de alguien como Harmony Korine. Por tanto, ¿por qué no sorprenderos con algo diferente?

Vice: Hola, Harmony. Durante las últimas trece horas mi mundo ha girado en torno a ti. Vi Trash Humpers, después me fui a dormir, soñé con ella, me levanté y ahora estoy aquí, entrevistándote.

Harmony Korine:

Ya. No es lo más digerible que puedas ver antes de ir a dormir.

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En el cine había mucha gente que se reía, pero a mi me pareció deprimente. ¿Se supone que tu película es una celebración de algo?

Yo creo que los personajes, los Humpers, son celebratorios en cierto sentido. Aman el vandalismo. Les encanta todo lo que es malo. Adoran romper cosas, aplastar cosas, quemar cosas, destruir cosas. Lo hacen con una mezcla de sadismo y puro regocijo. En ese sentido, la película sería una especie de oda al vandalismo. Y ellos, casi unos artistas de la violencia.

Me recuerdan a esos chavales que a finales de los 90 y principios de 2000 se hacían llamar la Baltimore Rowdy Crew. Solían llevar figuritas de cerámica en una maleta y cinturones de herramientas. En directo disponían las figuritas sobre el escenario y procedían a destruirlas todas.

¿Quién les dejaba entrar en las salas?

Un fotograma de Trash Humpers (2009)

¿Y qué iban a hacer? ¡Es Baltimore!

Ya. Me pregunto qué fue de ellos.

Todos empezaron bandas “serias”.

Curioso.

Bueno, el caso es que me preguntaba si estás de acuerdo con tus personajes y con lo que hacen.

No es cuestión de si estoy o no de acuerdo. Vuelvo a la premisa de la película: intenta parecer una cinta VHS que te hubieras encontrado, un artefacto, algo desenterrado en una zanja. Una cinta que se quedó en un cajón, en algún sitio, o que quizá apareció flotando en el río en el interior de una bolsa hermética. A lo único que sentí la necesidad de mantenerme fiel era al hecho de que tenía que reflejar un sádico viaje místico. Respecto a si estoy de acuerdo, he de decir que hay algunas cosas que ciertamente admiro, y luego hay otras, como el asesinato y la violación…

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Que también admiras.

No, no. No condono nada de eso. Es sólo lo que los Humpers hacen en la película.

La película parece más un comentario que una narración.

Ni siquiera sé si es un comentario. Es un documento.

Pero es una creación. Una creación tuya. No es como si realmente te hubieras topado con esa gente.

Lo que quiero decir es que no he hecho esta película con el objetivo de comentar nada. Confío en que detrás de lo que se ve haya, de manera casual, un significado más profundo. De hecho, creo que lo hay. Lo que yo quería era crear un film que existiera a un nivel superficial, y que cualquier otra cosa surgiese por accidente.

Y eso, ¿cómo?

En el sentido de… Como si… ¿Qué sentido tienen las películas caseras? ¿Qué significado hay detrás de una película hecha en casa?

A mí me pareció que algo de comentario sí que hay: el mundo es una mierda, es fútil hacer cualquier cosa, la paternidad da miedo… Y hay muchas burlas. Los placeres de la gastronomía, las mujeres ostentosas…

Sí, claro, no estoy diciendo que no haya temas. Por supuesto que los hay. Lo que pasa es que, puesto que yo interpreto a uno de los Humpers, la versión definitiva, la que viste ayer en el cine, es prácticamente igual que el material en bruto que filmamos.

¿Te refieres al hecho de que la película se filmó con tres focos y una videocámara que debía tener al menos 35 años?

Sí, y no sólo eso. También se filmaron las escenas en el mismo orden en que las has visto en la película. Es decir, que no fue como hacer una película narrativa al estilo tradicional. Es una colección de momentos. No hay trama y no hay primeros planos.

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¿Pero había guión?

Guión, lo que se dice un guión, no. Yo solía sacar a pasear al perro de mi novia… Uh, el perro de mi esposa, quiero decir. Perdón, es que me acabo de levantar.

Otro fotograma de Trash Humpers (2009)

Tranqui, yo también.

En realidad supongo que el perro es de los dos. Una noche, en Nashville, estaba paseando al perro por unos callejones abandonados y me fijé en las farolas, que eran del mismo tipo que aquellas con las que están obsesionados en la película. La luz le daba a las cosas un aspecto muy dramático, y la mayoría de las veces lo único que iluminaban eran los cubos de basura que había apoyados junto a los árboles y las puertas de los garajes. En ocasiones, al mirarlos, parecían ligeramente humanos. Casi parecía una zona de guerra, o de posguerra, y los cubos de basura tenían personalidades y se sentían molestos o heridos. También me pareció como si la vegetación—las ramas de los árboles, las hojas, las hiedras—, estuviera empezando a enredarse alrededor de ellos, sujetándolos a tierra. Recordé que, cuando era un niño, en mi vecindario había un grupo de mirones ancianos. A veces los veía espiando por la ventana de mi vecina de al lado.

¿Ancianos?

Sí, viejos, de más de 70 años. Todos caminaban cojeando y tenían rostros muy parecidos.

Ajados.

Sí. Era como si los viejos más guarros, los más salidos, los parias, se hubieran escapado del asilo. Así me los imaginaba yo, o a lo mejor simplemente vivían en una chabola en algún lugar del barrio. Junté ambas cosas. Empecé a pensar en los cubos y en esos vagabundos de la tercera edad follándose la basura y espiando por las ventanas. Disfracé a mi ayudante, le puse una máscara y compré cámaras desechables. Hicimos fotos a altas horas de la noche con las peores cámaras posibles. Después, analizando las fotos, pensé que ahí había algo; algo inquietante, fantasmagórico. Esas fotos me sirvieron de plantilla. Fueron lo más parecido a un guión que utilicé en la película.

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Pero no hay nada de eso en el contexto del film. ¿Se supone que la gente tiene que adivinarlo?

No. Era sólo el punto de partida. También puede que el punto de partida fuese algo más profundo y yo esté intentando explicar algo que no debería ser explicado. Quizá sólo sea algo que existe en lo más profundo de mi mente. ¡No lo sé! A veces me gusta cerrar los ojos y viajar a un lugar escondido sin cuestionarme demasiado las cosas.

Y dejar que los demás rellenemos los huecos. Me gusta cómo editas el material filmado, el modo en que cortas una secuencia en la que un tío puede estar hablando y hablando y tú pasas a otra cosa en medio de una frase. Proveer algo de contexto y después decir, “vale, ya es suficiente”.

Lo editamos casi todo empleando dos reproductores de vídeo. Intenté que no hubiese nada que pareciese demasiado pulido. De niño, cuando me regalaron mi primera cámara, reutilizaba la misma cinta una y otra vez. He querido hacer una película que transmitiera esa sensación, con momentos aleatorios y escenas emergiendo a la superficie. Se llegaría a un punto en que las imágenes estarían tan saturadas, granuladas y apagadas que el espectador no sabría muy bien lo que está mirando.

¿Técnicamente, es así como has filmado la película realmente? Porque, ya sabes, hay gente que gasta millones de dólares para conseguir que su película tenga un aspecto asqueroso.

Yo he acabado hasta las narices de oír conversaciones acerca de cuál es la mejor cámara, de cuántos píxeles esto y aquello, de la avanzada tecnología de esto y de lo otro. Se me ocurrió que posiblemente hubiera alguna belleza en la bruma de lo analógico. Casaba con la premisa básica de la película, y decidí que utilizaríamos las peores cámaras de 5 dólares que pudiéramos encontrar. A veces, incluso ésas eran demasiado buenas.

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¿Dónde las encontraste?

En desvanes de casas de amigos y sitios así. Y, obviamente, reutilizamos las mismas cintas una y otra vez.

Debisteis pasarlo bien, ¿no?

Claro, fue genial. Muy espontáneo. Durante dos semanas fuimos caminando por ahí, de un sitio a otro, despertándonos en algún lugar, debajo de un puente.

¿Qué? ¿Dormisteis en la calle?

Sí. Bueno, dormíamos sobre todo en bosques. Y pasábamos el tiempo en puentes y parkings abandonados de pequeños centros comerciales. Hacíamos una especie de nidos con grandes neumáticos de tractor, nos levantábamos, nos poníamos a caminar y filmábamos. Seguimos así hasta que comprendí que ya no podíamos ir más allá.

¿En algún momento hubo contacto real entre la polla y la basura?

No quiero arruinarte nada, pero creo que uno de los chicos tal vez se rompió un cojón.

¡Ay, Dios! Pasemos a otra cosa. El título es un poco ridículo.

¿Qué? ¿No te parece profundo?

La idea era que sonara decididamente estúpido, ¿no?

Trash Humpers

[“Folladores de Basuras”—ndt]. Me encanta cómo suena. Y quería un título que fuese la más literal descripción de sus actividades. No quería un título que le diera a nadie una idea falsa de lo que iba a ver.

Muy amable por tu parte.

Sinceramente, la idea de engañar a la gente para que fuese a verla haciéndole creer que es otra cosa, me parecía horrible. No deseaba causarle daños psicológicos a nadie.

Háblame de la gente “normal” que sale en la película.

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Son gente cercana a mí en la vida real. Para los Humpers, sólo son una fuente de entretenimiento. Yo creo que, cuando los Humpers no están violando, destruyendo o matando, todo lo que esperan de la vida es ser entretenidos. Es como si las personas normales fueran una especie de casi-místicos que llevasen merodeando en las sombras largo tiempo.

Y otro más.

Se diría que los “normales” se están interpretando a sí mismos. Esas uñas de los pies amarillentas y con forma de garra no se pueden disimular.

Cierto. Les conozco, vivimos cerca, crecí entre ellos. Íbamos a pie a sus casas y llamábamos a sus puertas.

¿Crees que el público va a interpretar que con esta película haces algún tipo de comentario acerca de la industria del cine?

Espero que no. Lo que yo quería era indagar en una emoción. Podría decir que es una película de terror, una que da más importancia al tono y la atmósfera, y a una emoción difícil de articular.

Completamente de acuerdo.

Pensé que estaría bien hacer algo que costara de explicar.

A mí me resulta difícil decidir las sensaciones que tengo respecto a esta película.

Quizá no sea ni una película. Te estoy siendo totalmente sincero. Me haría feliz que la calificaras de cualquier cosa que se te ocurra. A mí me parece que, en ciertos aspectos, es otra cosa, algo distinto.

La película incide mucho en el descuido, en la más abyecta falta de cuidado. Crear cosas sólo para desatenderlas, dejar que se deterioren.

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Cualquier interpretación es correcta. Cuando ves un vídeo doméstico, ¿cuál es su significado oculto? No lo sé; es distinto para cada persona.

Yo digo que es una historia de la cultura americana. Ahí queda eso.

Lo es, y en cierto modo es una extraña carta de amor a esa clase de lugares en los que crecí, cuando me pasaba horas y más horas rompiendo tubos fluorescentes. Podría ahondar en el tema y quizá terminaríamos hablando de significados más profundos, pero me da la sensación de que lo mejor, al menos para mí, era hacer la película y dejar que la gente la viera, confiando en que obtendría algún tipo de reacción. Nunca me ha parecido que mis anteriores películas significaran nada en especial. Lo significan todo y a la vez nada, y lo digo en el mismo sentido que podría hacerlo refiriéndome a la vida. ¿Qué es la vida? No tengo ni la menor idea del significado de la vida.

Hombre, alguna debes tener.

No, de verdad que no. ¿Hay algún significado más profundo?

¿En qué?

En la vida.

¡Yo creo que sí!

Pues dímelo.

¿Buscar la felicidad y progresar espiritualmente?

Vale. ¿Y qué hay de las personas sin posibilidades de conseguir algo así?

Al menos pueden intentarlo. Lo que quiero decir es que personalmente creo en la reencarnación y que todo es una experiencia de aprendizaje, de crecimiento del alma y todo eso. Pero sé a lo que te refieres. Hay una granja de pollos cerca de donde vivo. Me parecía un lugar inquietante y muy deprimente. Empecé a sentirme mejor diciéndome a mí misma que todas esas gallinas habían sido asesinos y dictadores en una vida anterior, y que se habían reencarnado sólo para llevar una vida terrible y que al final les arrancarían la cabeza y las alas como parte de su lección espiritual.

Madre mía, espero que estés en lo cierto. Y también espero no reencarnarme en uno de esos pollos.

Tendrías que hacer cosas mucho peores que rodar una película llamada Trash Humpers.

Confío en eso.