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El fotoperiodista detenido en un desahucio dice que las acusaciones son falsas

Jaime Alekos asegura que la Policía se ha inventado un atestado para arrestarle, por ser el único testigo de un desalojo incómodo. Seguirá haciendo su trabajo "con la conciencia muy tranquila".

La Policía Municipal de Madrid entra en la vivienda de la calle Ofelia Nieto. Fotografía de Jaime Alekos.

Sus trabajos estaban entre el reportaje y la expresión artística. Llegó a estar seleccionado en Descubrimientos PhotoEspaña y Emergentes DST en Portugal, pero en 2013 Jaime Alekos abandonó el mundo de las exposiciones para dedicarse de lleno al periodismo y comprometerse con las víctimas de desahucios. Este fotorreportero, detenido por la Policía bajo falsas acusaciones durante el desalojo de una vivienda en la calle Ofelia Nieto, nos cuenta cómo fue arrestado y exige al Ayuntamiento una explicación sobre este atentado contra la libertad de prensa.

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VICE: ¿Cuándo te comenzaron a interesar los desahucios?

Jaime Alekos:Cuando salió la noticia del suicidio de Amaia Egaña en Barakaldo, en 2012. Se tiró desde la ventana de su vivienda cuando la comisión judicial iba a ejecutar su desahucio. Hay que estar pasando un sufrimiento extremo para llegar a esa situación. Las estadísticas de desahucios eran de uno cada quince minutos y la cobertura del tema en prensa nacional era muy escasa, comparada con la magnitud del problema. De ahí mi interés por contar estas historias.

¿Cuál fue tu primera historia de desahucios?

Mil primer trabajo de un desahucio se publicó en abril de 2013. Antes me dedicaba a la fotografía y mis trabajos estaban entre el reportaje y la expresión artística, pero abandoné esa parte para dedicarme al periodismo. Como periodista, intento aportar la información que me gustaría conocer. Contar los desahucios desde el punto de vista del desahuciado. Conocer su sufrimiento es de una importancia capital en este momento.

Jaime Alekos documentando un desahucio de un piso del Ayuntamiento de Madrid. Foto: Andrés Kudacki.

¿Cómo te reciclaste en periodista?

Hice un curso de periodismo con Miguel Ángel Bastenier, de El País, pero el resto de mi formación ha sido en la calle, observando y preguntando a periodistas veteranos. Trabajar con Javier Bauluz en Periodismo Humano y con compañeros de agencias internacionales de Madrid, que son los que tienen una exigencia ética más rigurosa.

¿Los fotorreporteros españoles tienen menos exigencia ética?

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En los desahucios, es frecuente que le pidan al afectado que haga una representación, metiendo libros en una caja, repitiendo una consigna o forzando situaciones. Mi manera de trabajar es la de un observador que no interviene ni interactúa. A veces, junto a otros compañeros que trabajan también en esta línea, nos genera situaciones complicadas cuando nos piden ayuda y no podemos intervenir. Si modificamos lo que documentamos, nuestra información pierde parte o incluso toda credibilidad.

¿Hay alguna foto de la que estés especialmente orgulloso?

No sé, intento darle la misma importancia a todas las historias, aunque al final algunas no salgan publicadas. Me gusta la cobertura que le he podido dar a los desahucios de vivienda social del Ayuntamiento de Madrid en Periodismo Humano. Hemos podido contar los desahucios desde antes de que el Ayuntamiento vendiera un tercio de sus pisos de protección, cuando era el Ayuntamiento el que desahuciaba, hasta que los pisos pasaron a manos del fondo buitre que es ahora el que está desahuciando a los antiguos adjudicatarios.

Tiene que haber historias durísimas.

Sí, porque esos pisos precisamente se crearon para facilitar el acceso a la vivienda a las personas con menos recursos. Fidere, la filial en España del fondo buitre americano Blackstone, está echando a la calle a personas en riesgo de exclusión social para hacer negocio con sus pisos.Por ejemplo, en la última historia que publicamos, Fidere desahució a Wilson y Cecilia, a quien el Ayuntamiento les había adjudicado el piso cuando era de protección. Tienen tres hijos, uno de ellos un recién nacido, y unos ingresos de 390 euros al mes para los cinco. Para ejecutar el desahucio, la policía rompió la puerta a golpes, con el bebé dentro.

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¿Te encuentras muchas escenas impactantes?

Sí, pero no hace falta que haya imágenes explícitas para contar una historia dura. A finales del año pasado, estuve en un desahucio de una madre soltera con dos hijas, y unos ingresos mensuales de 560 euros. Okuparon una vivienda vacía de Bankia. Yo estaba en su piso la noche antes del desahucio y en las noticias salían los gastos de las tarjetas black de Caja Madrid y Bankia mientras esperaban la hora de llegada de la comisión judicial. Solo en restaurantes, consejeros y directivos se habían gastado más de 18 veces el valor del piso. Las desahuciaron y el piso sigue vacío.

Cuéntame el caso de tu detención en Ofelia Nieto.

Me llamó un vecino de Tetuán a las siete de la mañana, diciéndome que había varias furgonetas de Policía Municipal y que parecía que querían desalojar la vivienda. Salí corriendo hacia allí y, efectivamente, había siete furgonetas y cuatro coches de Policía. Entré a la casa y entre cinco y diez minutos después acordonaron la zona, siendo yo el único periodista que estaba dentro. Al poco me empezaron a llamar por teléfono varios compañeros de prensa, para avisarme o preguntarme. Desde la terraza les fui viendo llegar, al otro lado del cordón.

Cecilia Paredes momentos antes de ser desahuciada de un piso del fondo buitre Fidere. Fotografía de Jaime Alekos.

¿Qué veías desde esa posición privilegiada?

Vi como un trabajador del Ayuntamiento hablaba con la familia y les comunicaba que iban a efectuar el desalojo. Poco después, el Grupo de Respuesta Inmediata de la Policía Municipal llega a la puerta, y en la terraza alguien enciende una manguera que chorrea agua hacia abajo, justo cuando están desalojando a las personas que estaban en la puerta, varios familiares y vecinos. Cuando los desalojan a todos, empiezan a golpear la puerta con un ariete, pero no consiguen echarla abajo.

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Y lo siguiente fue sacar las excavadoras para tirar la puerta abajo ¿no?

Lo siguiente fue hacer un agujero en la pared a la derecha de la puerta, pero dejan de dar golpes ahí y ya intentan abrir la puerta con la pala de una excavadora. Yo estoy justo encima cuando dan el primer golpe y bajo corriendo. Cuando llego, la policía acaba de tirar la puerta y están entrando. Grabo un momento y subo otra vez a la terraza. Desde ahí veo las detenciones, incluida la del abuelo de la familia Gracia González. El último plano que grabé es de la abuela de la familia recogiendo cosas, con un policía detrás.

¿Por qué dejaste de grabar?

Porque la policía entra a la terraza, al grito de "¡todos al suelo¡ ¡todos al suelo!". Yo me pongo de rodillas, con las manos en alto, la cámara colgando al cuello y le digo al policía que viene hacia mí que "soy periodista". Me vuelve a gritar "¡al suelo!" y, de un empujón, me hace caer boca abajo. Termino tumbado en esa posición, con su rodilla en mi espalda, clavándome la cámara en el pecho, y empapándome de cintura para abajo de un charco de agua que había en la terraza: los pantalones, las zapatillas y el cinturón donde llevo el resto del equipo: objetivos, baterías y tarjetas de memoria.

¿Estabas sólo en la terraza?

Había otras cuatro personas. Cuando nos tienen reducidos a los cinco, cada uno con un policía encima, viene un policía que es el que da las órdenes. Cuando pasa por mi lado, le digo "soy periodista, si me lo permite (porque estaba inmovilizado), le muestro mi acreditación". No me responde. Lo siguiente es que me esposan, con las manos atrás, y me custodian hasta la calle. Ahí le vuelvo a repetir al policía con tono sosegado que soy periodista y que, "si me lo permite, le enseño mi acreditación". Igual que los policías de antes, no me responde y me sube al furgón.

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Debiste alucinar cuando te subieron esposado al furgón.

Al principio, como no estaba haciendo nada incorrecto no me altero y confío en que en cualquier momento me dejarán libre. Cuando ya veo que me suben al furgón estaba alucinando, no me lo podía creer. Me llevaron a la comisaría del distrito de Moncloa y, de ahí, a la de Mortalaz, donde está la brigada de información de la Policía Nacional. Cuando me informaron de lo que me imputaban ya sí que me quedé a cuadros: desobediencia, resistencia y atentando a los agentes de la autoridad.

¿Cómo reaccionaste ante sus acusaciones?

Seguí callado casi todo el rato porque entendía que, a esas alturas, interpelar a la policía no servía de nada. En Moncloa designé a mi abogada y estuve en el calabozo esperando a que la dejaran verme, porque estuvo en Moratalaz desde por la mañana, hasta las 8 de la tarde. En el calabozo, de la estupefacción empecé a pasar al cabreo. Pero cabrearse en un calabozo de poco sirve, así que pasé la mayor parte del tiempo sentado en silencio.

Isabel Morales, momentos después de ser desahuciada de un piso de Bankia. Fotografía de Jaime Alekos.

Contigo detenido, ¿ya no hay testigos de lo sucedido en el desahucio?

No. La Policía se ha inventado un atestado para detener al único testigo objetivo de un desalojo incómodo para el Ayuntamiento. Mientras las acusaciones que me hacen sigan en pie, ¿cómo voy a ir ahora a trabajar? Habiendo ocurrido una vez, ¿por qué no lo van a volver a hacer? Los periodistas están ahí para ser los ojos de los demás. Infundirles miedo a ser detenidos cuando trabajan o detenerlos directamente es gravísimo para la libertad de información y de expresión. Significa que los ciudadanos no van a poder estar informados de lo que está ocurriendo en la calle.

¿Conoces más casos como el tuyo?

En enero del año pasado, en un desahucio en Lavapiés, la Policía Municipal detuvo a otros dos fotoperiodistas, Andrés Kudacki y Rodrigo García, que estaban cubriendo un desahucio. Tiraron la puerta abajo y detuvieron al desahuciado, a la mediadora de Stop Desahucios y a ellos dos. Tienen un juicio pendiente por desobediencia y resistencia. Yo seguiré trabajando como hasta ahora, con la conciencia muy tranquila, pero con el miedo de que estas detenciones se puedan repetir. En lo que esto nos afecta, al final es en que no se conozca el sufrimiento de las familias que están siendo desahuciadas.

Detenciones a periodistas y abuso policial. La cosa parece grave.

Lo que me gustaría realmente es tener una respuesta por parte del Ayuntamiento de Madrid. Me gustaría saber si Ana Botella está al corriente de las detenciones a periodistas, saber si le parece bien y si se quiere comprometer con la libertad de prensa. La Policía Municipal que está trabajando en lo desahucios y deteniendo a periodistas por hacer su trabajo, al fin y al cabo cumplen órdenes de una cadena de mando cuya punta de la pirámide está en el Ayuntamiento. Sólo puede tratarse de dos cosas: de un grave error o de un grave atentado a la libertad de información.