Hacer surf en el hotel Hilton de Madrid

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Hacer surf en el hotel Hilton de Madrid

En pleno extrarradio madrileño hay una escuela de surf para amateurs y surfistas expertos.

"Esto no es Hawaii, nin falta que fai", dice la canción. Pero es que esto ni siquiera es una playa de la costa cantábrica con buenas olas. Es Madrid puro y duro. Madrid del extrarradio, casi llegando a Barajas, una mañana de invierno cualquiera. Y en medio de la nada, vemos a un hombre entrar en hotel Hilton con un tablón de surf bajo el brazo, como si fuera un beachboy. ¿Qué cojones? Le seguimos, nos metemos con él en el ascensor, presiona el botón de la primera planta (Fitness & Pool) y fingimos ir al mismo sitio. Cuando la puerta se abre, la cosa se desmadra. Aparecemos en una especie de minigimnasio con piscina, lleno de gente haciendo equilibrios sobre superficies y aparatos raros, surfeando en seco muy seria. La primera impresión es la de haber caído en un pabellón psiquiátrico con señores y señoras que han perdido el juicio y se creen que están haciendo tubazos en Pipeline. Pero no.

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Jacobo, el tipo del longboard, se nos presenta como preparador físico de UP surf y coordinador de este lugar tan extraño, que finalmente no es una asamblea de majaras sino un centro de entrenamiento para surfistas aprendices y de alto nivel, al que acuden deportistas de toda España. En sus sesiones trabajan el equilibrio, potencia, fuerza, agilidad y técnica, dentro y fuera del medio acuático. Como aquella escena de Le llaman Bodhi en la que Tyler enseñaba a Johnny Utah (Keanu Reeves) a ponerse de pie sobre la tabla, practicando una y otra vez el salto sobre la arena. Igual que se reían de Johnny Utah, hay quien se mofa de estos esforzados surfistas, pero la venganza llega cuando te cruzas con ellos en el agua y cogen más olas que tú, reman como balas hacia el pico y demuestran un control total en sus maniobras.

Desde fuera, es un poco una mezcla de Humor Amarillo y aquel concurso de verano con pruebas acuáticas en el que participaba la selección de San Marino. Los monitores les hacen putaditas constantes mientras intentan no caerse, lanzándoles balones pesados una y otra vez, con los jóvenes esforzados poniendo caras de circunstancias y -por qué no decirlo- puro agotamiento. Técnicas innovadoras que intercalan con yoga y otros mashups imposibles como pilates+paddle surf, todo completado con la práctica del carving y modalidades de skate que ayudan a desafiar la fuerza de la gravedad. Se abre ahora el debate, porque si había flamencos que no entendían La leyenda del tiempo de Camarón, también habrá puristas del surf que digan que esto no es un deporte sino un estilo de vida que solo se puede dominar en plena naturaleza.

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