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Estos tipos no saben ni cómo aniquilar a Artur Mas

Analizamos la imagen con la que Fuerza Nacional pretendían hacer una bromita sobre Artur Mas.

El otro día alguien de la sede del PP en El Masnou (una localidad costera cercana a Barcelona conocida por sus skaters y por la elaboración de buen vino) publicó un curioso tuit en el que enlazaba una imagen creada por una organización de ultraderecha llamada Fuerza Nacional en la que se preguntaba al ávido lector qué métodos de violencia física preferiría aplicar al señor Artur Mas en el caso de que al final se decantara por sacar las urnas el 9-N. Pese al revuelo que este tuit ha tenido en los medios es evidente que se trata de una broma de mal gusto, por lo que no hacen falta titulares como “El PP de El Masnou amenaza vía Twitter a Artur Mas si saca las urnas el 9-N” pues es evidente que aquí nadie pretende matar a nadie.

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La democracia está hecha de una materia poco concreta y absolutamente intangible por lo que sus límites nunca son claros y siempre están al servicio de intereses políticos particulares y, por lo tanto, económicos. No es menester de este presente artículo debatir sobre la legitimidad de la consulta o sobre si la actitud que el gobierno central ha tomado es reprochable o no. Solamente quiero analizar una imagen y hacer una crítica constructiva porque lo más jodido de todo este embrollo es que la imagen de la discordia está mal hecha. Los artífices de esta imagen no se han detenido ni un segundo en analizar su propia propuesta. Ésta, en el fondo, carece de todo sentido. Supongo que los fascistas están demasiado ocupados leyendo a Tom Clancy y sacándonos de la crisis y no han tenido tiempo de darle un par de vueltas a su collage del humor.

Para empezar, el truco este de utilizar letras mayúsculas no me sirve, la omisión de tildes hace daño sea en la circunstancia que sea. A pesar de esta falta de clase, sí que hay que atribuirle cierta brillantez al hecho de que hayan jugado con el apellido del President y el adverbio “más”. Adrede o no, es el único punto positivo a destacar.

El problema principal de esta pieza es que si estás utilizando el método de la enumeración y el sistema de listas, tienes que aprovecharlo y tener en cuenta los valores que te proporciona la ordenación. No es lo mismo algo que ocupa el primer lugar que algo que ocupa el último, hay que dotar de sentido la colocación, no hacerlo de forma absolutamente arbitraria —como es en este caso—. ¿Qué significa poner la granada de mano en primer lugar seguida de unos guantes de boxeo? ¿Y por qué lo último es una botella rota? ¿Estamos locos? ¿Quién coño ha hecho esto? Para empezar, que yo sepa, unos guantes de boxeo, por sí solos, no pueden hacerle daño a nadie. En el planeta donde yo vivo —la tierra— nadie ha muerto aplastado por unos jodidos guantes. Es por eso que creo que habría sido mejor apostar por la imagen de un señor golpeando a otro. Desde la redacción de VICE proponemos crear un orden ascendente de peligrosidad. Con esta técnica conseguiremos ese efecto de “¿hasta dónde va a llegar esta locura?”. Si en el primer puesto hay dos tipos golpeándose, ¿qué coño habrá en el puesto número ocho? Se llama generar expectativas.

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Siguiendo con lo de antes, creemos que las propuestas “Mas” extremas (jaja, menuda broma, ¿verdad?) son realmente patéticas. ¿Realmente un fascista violento no tiene en mente niveles más extremos de dolor y muerte? Venga va. Si hemos entrado en este puto juego tenemos que volvernos mucho “Más” —*ehem*— locos, juguemos un poco con la imaginación, despleguemos nuestros cerebros a través del espacio y el tiempo. No hay jodidos límites en la mente humana. Arriba tenéis una propuesta que creemos que funciona mejor con el tono de humor que buscaban los autores originales de la imagen. Trepanaciones, Jesús, Las Tortugas Ninja, la maldita heroína, la nave Enterprise. Joder, esto es cruzar la jodida línea.

Este sería el resultado ideal. Es lo que tendrían que haber editado esos malditos fascistas de pacotilla. Creemos que la base de una buena broma es la sorpresa, el golpe de efecto, el giro. Es por eso que el tono llano de la propuesta inicial (todo son elementos de dolor) no tiene ni puta gracia. El truco de la sonrisa está en intercalar elementos opuestos entre ellos y jugar con sus diferencias —amor-odio; agua-vino; hombre rico-hombre pobre; matrimonio-felicidad—. En este caso tendríamos que mezclar elementos de violencia con otros que proporcionasen placer o que, al menos, desprendiesen cierta idea de diplomacia. Intentar aniquilar a alguien a base de abrazos o de “Jonathan Richman” es, hasta cierto punto, gracioso. El mundo en el que vivimos es tridimensional y así tendría que ser el humor.

Aunque, sinceramente, creemos que la mejor propuesta habría sido ésta.