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Cultură

Fui a un bar de mamadas en Bangkok mucho mejor que “EL bar de mamadas de Bangkok”

Nunca hubiese pensado que el Dr. BJ's Salon no era más que una introducción a lo que también te puedes encontrar en la misma calle de Bangkok.

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El año pasado descubrí un mundo completamente nuevo para mí: el de los bares de mamadas. Sin embargo, nunca hubiese pensado que el Dr. BJ's Salon, que se describía con pelos y señales en un artículo de VICE no era más que una introducción, un pequeño aperitivo, comparado con lo que también te puedes encontrar en esa misma calle de Bangkok.

Tailandia es un país curioso visto desde la mentalidad europea: con el 95% de la población budista y una minoría (muy minoría) musulmana, la visión judeocristiana no tiene cabida allí. Un ejemplo: el país es prácticamente una dictadura desde hace poco más de un año y sin embargo, la industria del sexo florece más que nunca. ¿Alguien se puede imaginar que eso sea posible en otras latitudes?

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Así que ahí estaba yo, en un hotelito de Bangkok, pensando en qué podía hacer por la noche tras las visitas convencionales: el Palacio Real, el Buda durmiente de 46 metros de largo, la casa del explorador Jim Thompson… cuando me acordé de lo que había leído sobre el Salón del Dr. BJ, ubicado en el barrio de Nana.

Para situar un poco, Sukhumvit es una calle normal, una gran avenida que atraviesa Bangkok, con comercios de todo tipo, McDonalds, casas de cambio, malls y un moderno metro aéreo, el BTS Skytrain, que sobrevuela buena parte de su extensión. Pero a la altura de la estación de Nana, la cosa cambia. A un lado de Sukhumvit, una concentración de locales de strip-tease y bastante más, en plan supermercado del sexo, que ríete tú del bastante más conocido distrito de Pat Pong. Y del otro lado, distribuidos en calles más estrechas, algunos establecimientos mucho más interesantes.

Una de esas calles es el Soi 7/1, al final de la cual, tras tener que superar varios locales con chicas que te miran fijamente e intentan, con insistencia pero sin agresividad, captarte como cliente, se encuentra el premio gordo: a un lado, el Dr. BJ's Salon, justo enfrente, el Dr. BJ's Nuru. La diferencia entre ambos está en que, en el primero, te la chupan. En el segundo, también te la chupan, pero antes te hacen un masaje nuru que te destapona los oídos.

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¿Los precios? Si en el BJ normal oscilan entre los económicos 700 y los 1000 baht (entre 17 y 25 euros), según la valía y dedicación de la chica, el BJ Nuru es algo más caro: 2000 baht por el servicio estándar de una hora, 3000 baht por el VIP de dos horas. Pero merece la pena. El proceso es muy sencillo: escoges la tarifa, eliges a la chica que más te gusta de entre una buena quincena, si quieres te tomas algo y si no, no, y para arriba, hacia las habitaciones.

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Ok, pero ¿qué diantre es el masaje nuru? Como todo, tiene varias versiones, pero el servicio estándar que ofrece el local de Bangkok es el siguiente. En primer lugar, entras a la habitación dejando los zapatos fuera, que la cosa va a ser húmeda. Tras lo cual tienes que desnudarte del todo y la chica, que también se ha desnudado, te ducha de arriba abajo. Te limpia todo el cuerpo a conciencia, y cuando digo todo es todo, polla y ojete incluidos. Imposible evitar ahí una primera erección.

A continuación, te tumbas en una mullida colchoneta y la chica, a la que llamaremos Oily, te aplica el frío y resbaladizo gel Nuru de origen japonés que da nombre al masaje. Después ella se tumba contigo, o mejor dicho, se tumba encima de ti. Te frota lentamente con todo su cuerpo, pero sobre todo, obvio, con las tetas. Primero en sentido vertical y luego en sentido horizontal. Te acaricia también todo tu cuerpo con lo que tiene entre las piernas.

Cuando acaba la primera parte, toca darse la vuelta. Evidentemente, la erección ya es de campeonato. Y pudiendo ya mirar a Oily directamente a los ojos, el festín prosigue, porque además de masajearte igual que antes, ahora puedes acariciarla tú también. Y si la chica es cariñosa como lo era Oily (luego vi que tenía una valoración de 8.8/10 en la web), también te morrea con lascivia mientras tú le puedes meter el dedo por donde quieras.

Si hasta aquí la experiencia ya habría sido inolvidable, no olvidemos que estamos en un BJ. Porque aprovechando el estado catatónico en el que te deja el particular masaje, Oily se acerca finalmente, con sigilo, a tu miembro, y sí, te lo chupa. Primero poco a poco, entreteniéndose, sin prisa. Repasando las balls también. Y luego más deprisa, pero con igual esmero. Cuando el inevitable final se aproximaba, me sentí obligado a informarle de ello, por educación. I'm coming soon. No pareció importarle. Siguió con la faena, y me corrí en su boca.

Tras un breve descanso y como aún no había pasado la hora, Oily empezó a chupármela otra vez sin aviso y sin recargo. Lamentablemente, le tuve que decir que no hacía falta continuar, que ya me había quedado más que satisfecho. Tampoco habría podido repetir tan pronto. Los últimos pasos del ritual son que la chica te ducha otra vez con mucho cariño, te secas, te calzas, un beso y hasta la próxima. Todo con esa sensación de normalidad, de no estar haciendo nada prohibido sino tan solo de contratar un servicio que solo te da Bangkok.