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Puedes ponerte como el tenazas a cañas y tostas mientras graban el Gato Al Agua

Intereconomía al lado de un louge bar, vete de cañas y sé espectador del programa estrella de la TDT Party

Cuando pensaba que Intereconomía no me podía fascinar más descubro un lounge-bar en el que te puedes poner como el tenazas mientras ves como graban los programas del canal más entretenido de la derecha mediática, con permiso de Telemadrid.

Apenas digerido el hallazgo, recibo la llamada de un amigo sueco que acaba de aterrizar en Madrid y propone unas cañas. Le digo que sé de un sitio nuevo que le va encantar. Lo de nuevo es mentira, pero lo de que le va encantar… bueno, eso también es mentira. Vamos al Gastrobar, en plena Castellana, y nos recibe una ensalada de jerseys sobre los hombros, pantalones chillones y camisas con puño blanco. Erik propone volver a casa a cambiarse las bermudas pero ya es tarde. He pedido dos cervezas.

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Vemos el plató a través de un cristal. El presentador, Antonio Jiménez, tiene poco pelo pero bien repartido. Una especie de tetris berlusconiano, un nido elaborado tipo Juan Luis Galiardo. Es alto y le sobran modales. Entre quienes le rodean reconozco al sociólogo Amando de Miguel, que afirma cosas como que Zapatero y Rubalcaba deberían ser encarcelados o que Grecia es una sociedad improductiva y corrupta, por lo que cuelgan el siguiente rótulo: ”Intereconomía no se hace responsable de las opiniones vertidas por sus contertulios y a través de los SMS”.

Es feo vender así al pobre Amando pero lo es aún más desvincularse de mensajes de texto tan ingeniosos como “ETA dejará las armas antes de las elecciones generales para pagar los favores a rubalcaba”” o “desde onda muy orgullosa de camps”. El ex presidente valenciano es hoy el tema estrella. “Camps se va por tres trajes de nada mientras que Rubalcaba, Chaves y Bono se van DE ROSITAS”. Rescatan bastantes vocablos en desuso. “Unos PÍCAROS ofrecían prevendas a Camps”. Muy Lazarillo de Tormes. Muy Oliver Twist.

Seguimos con Camps y un colaborador andaluz se refiere a él como Camp. A veces incluso como Cam. Yo quería ver de cerca a Alfonso Rojo, Miguel Ángel Rodríguez o aquel tipo elegante que llamó “zorrra” a la consellera de Sanidad catalana, pero se ve que los jueves sacan a los suplentes y este señor no me suena de nada. Lo identifico gracias a un concurso de votaciones: GATO PARA JUAN MANUEL MORENO ENVIA VOTO (ESPACIO) 4 AL 25070. Descubrimos que nos enfocan y pedimos otra ronda.

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Aunque yo a todas las rubias cabreadas de derechas que salen en debates las confundo con Isabel San Sebastián, acierto a distinguir a la gatotertuliana Isabel Durán cenando en una mesa que, según el camarero, hay que reservar con un mes de antelación. Isabel está acostumbrada, claro, pero yo me vengo arriba cuando una mujer entra en el local cargada de merchandising. Vende de todo. Un gato de barro: 20 euros. Una taza con el logo del programa: 8 euros. También un pin raro muy tentador.

Me distraigo con la pantalla de las cotizaciones en bolsa y, cuando me doy cuenta, se han ido a publicidad y en el plató reparten caramelos. Los anuncios están bien pero prefiero las promociones en las que Antonio mira a cámara y vende líneas de descuento de pagarés, localizadores de radares (“No permita que le frían a multas”) o la tarjeta del Club de Amigos de Intereconomía. Esa credencial es un honor en sí misma pero además te da derecho a un libro, un CD y una película cada mes. Bertín Osborne es de ese club.

Mi tragaperras favorita del programa es la encuesta del día “¿Es Rubalcaba la X del caso Faisán?”. Sortean un libro firmado entre los participantes y al final del programa gana el SÍ, FIJO con un 82%. Me inquieta ese otro 18% de espectadores que invierten tiempo y dinero en negar que el candidato socialista a las generales esté pringado en ese lío. Esos señores no merecen ser gatoadictos. Su paladar no está hecho para bodegones tan geniales como la infografía que acaba de aparecer en monitores: “Revilla no dejó ni las anchoas”. Tercera cerveza.

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En general los invitados se lo pasan teta, especialmente uno que no fue al logopeda de pequeño y se parece a Steve Buscemi (y a Skeletor). Carcajea muy alto cuando en una rueda de prensa Esteban González-Pons pronuncia la palabra “chupadita”. Todos leen La Gaceta, cuyo lema es “Encantados de ser de derechas”, y comentan los titulares del diario para el día siguiente. “La Generalitat catalana dilapida 40 millones de euros en sexualidad en Mali, Senegal y Bolivia”. Escucho por primera vez el verbo garzonear, en referencia al superjuez y veo otro rótulo interesante: “Sigue a Julio Ariza en twitter @jocoserio”. Jocoserio. Menudo invento.

Como la cosa llega a su fin, mi acompañante escandinavo se pide un Dando Caña (tosta de ensaladilla rusa + cerveza), tapa homenaje a un programa del canal, y se apagan las luces de El Gato al Agua. Antonio Jiménez entra en el bar para tomarse un refresco. Le decimos que somos fans y nos pregunta de dónde venimos. Gran parte de la clientela son indignados provida y visitantes de provincias de paso por Madrid. Erik le cuenta que viene desde Uppsala y Antonio no da crédito. Mira fijamente sus bermudas, cambia un billete de 50 y regresa con sus amigos.

IAGO FERNÁNDEZ