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Los funcionarios de la Comisión Europea se cagan de miedo cuando van a Grecia

Como ladrones volviendo a la escena de un crimen.

"Invente una biografía. El conductor de taxi que le lleva a su hotel o el propietario de la tienda de la calle no necesitan saber que usted trabaja para las instituciones europeas. Cuando le pregunten, hable de su profesión previa o de la de su mejor amigo".

Lo que acabáis de leer no es otra cosa que una recomendación de Bruselas a los funcionarios de la Comisión Europea (CE) que tengan que viajar a Grecia por cuestiones de trabajo, es decir, con motivo de seguir saqueando un país y hundiendo en la miseria más absoluta a sus pobres gentes. Una noticia que se ha visto poco o nada en los canales de información tradicionales. ¿Por qué? Mejor no saberlo, aunque se puede intuir cuando un periódico como El País exhorta vía editorial a Rajoy para que pida el rescate de la banca de una vez. Sí, esa que ya se ha rescatado y que deja a la gente sin casa.

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En realidad, puede que el taxista que le lleva a su hotel de cinco estrellas sea un pobre hombre al que le han subido los impuestos, le han subido la gasolina, le han subido la electricidad y el agua, le han quitado la sanidad, cobrará una pensión irrisoria dos años más tarde que antes (si es que algún día la tiene) y al que le subirán cualquier otra cosa que Angela Merkel considere “necesaria para el crecimiento económico y la creación de empleo”. Así, sin haber hecho otra cosa durante los años de bonanza más que llevar a gente de un lugar a otro, su vida se ha convertido en una odisea gracias a la Troika.

No es de extrañar ni que la CE tome precauciones ni que una banda de atenienses desempleados secuestre a uno de esos “hombres de negro” y exija un rescate a cambio de su vida. Al fin y al cabo, en este caso, un rescate sí salvaría una vida, a diferencia del famoso rescate europeo que, como los coleccionables de kiosco, va por fascículos que se hacen esperar hasta que alguien toca el botón del pánico y la prima de riesgo de media Europa salta por los aires.

Pero, ¿realmente es una cuestión de seguridad o, simplemente, vergüenza? Si yo fuera un hombre de negro, aunque mis jefes no me hubieran recomendado lo visto, tampoco me sentiría muy orgulloso de ir por el mundo desmantelando el bienestar de las clases populares para que cinco o seis millonarios se compren otro yate. Ser funcionario de la Troika es, hoy por hoy, como ser verdugo en la Edad Media: escondido detrás de la capucha negra, evitas que tus vecinos te odien por cortarle la cabeza a sus hijos y padres. Si un campesino supiera quién fue el verdugo de su hijo ¿no querría matarlo? Al fin y al cabo, tanto verdugos del Medievo como estos hombres de negro actúan bajos el paraguas de la legalidad.

En fin, que el sur de Europa ha terminado siendo la casa de putas de los banqueros alemanes y eso no gusta mucho sus habitantes. En los llamados países PIGS impera la ley de la selva, pero está claro quién es el más fuerte. Al menos de momento. Por eso están todos los días, cuando no es en Atenas es en Madrid, saliendo a la calle con pancartas y gritos, a veces cócteles molotov. Por eso la CE aconseja a sus funcionarios que, ya que van a joder a un pueblo, es mejor pasar desapercibido y no hacer más mala sangre que la que se adquiere viendo el telediario.

Sigue a Jairo en Twitter: @JairoExtre