Hablé con el fotógrafo al que le explotó una mina en Afganistán

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Hablé con el fotógrafo al que le explotó una mina en Afganistán

El fotógrafo Giles Duley se identifica con el sujeto de sus fotografías porque él ha pasado por lo mismo.

Giles Duley ha recibido mucha atención últimamente por ser el fotógrafo que perdió ambas piernas y un brazo después de pisar un mina en Kabul, mientras documentaba a las tropas estadounidenses en Afganistán. Giles se muestra reacio a hablar de su persona y el accidente, así que hablé con él sobre el trabajo que ha realizado los últimos diez años.

VICE: ¿Puedes hablarme sobre tu viaje para ver a los refugiados en la frontera entre Birmania y Bangladesh?

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Giles Duley: Esa es justo la clase de historia en la que me encanta trabajar; y sé que VICE hace cosas muy parecidas. Los refugiados salían de Birmania y los birmanos decían que eran de Bangladesh, mientras que en Bangladesh decían que eran birmanos. Así que nadie los quería y los pasaban de un lado a otro. Era tan grave que la gente empezó a morir de hambre y de enfermedades curables, pero ni siquiera la ONU estaba ahí para ayudarlos. Fue algo raro: estábamos en el Bazar de Cox (el centro de la escena surf en Bangladesh), conducíamos unos cuantos kilómetros tierra adentro y de repente estábamos en estos campamentos de refugiados.

Retrato de Jake Lewis.

Los campamentos parecen un poco como favelas en tus fotos.

Sí. Hay un campamento oficial, pero sólo permiten la entrada a 25.000 personas, así que aquellos en busca de asilo que no encuentran lugar, se ven obligados a vivir debajo, donde cae toda la basura que se genera arriba.

Por Dios. Tus fotos muestran los efectos de algunas de las terribles enfermedades ocasionadas por esas condiciones, ¿verdad?

Sí. Los errores más básicos acaban con vidas en ese lugar. Una niña se hizo daño en el ojo, se le infectó, y sin los antibióticos adecuados o acceso a los doctores locales, su cara se inflamó tanto que se asfixió. Llevan ahí abandonados 20 años sin ayuda, así que esa es la historia que quiero contar. Uno de los ancianos del pueblo hizo correr la voz de que quería hacer fotos, y al siguiente día mucha gente llevó a sus parientes heridos y convalecientes. Al principio pensé: “Mierda, quizá piensan que soy doctor”, pero después me di cuenta de que sólo querían que alguien contara su historia. Fue entonces cuando entendí que una foto puede ser una forma de dar fuerzas a las personas que han perdido toda esperanza.

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Ya has hablado sobre la batalla ética que sientes en tu interior cuando tomas fotos difíciles. ¿Puedes describir el proceso interno detrás de tu foto del niño que perdía la batalla por su vida en Sudán?

Recuerdo la primera vez que realmente lo sentí: hace diez años, cuando estaba en Angola fotografiando a personas en situaciones realmente jodidas; y no me ha dejado desde entonces. En el caso del niño de 12 años de Sudán que había recibido un balazo en el estómago y otro en el brazo, él estaba sólo y yo no creía que fuera a sobrevivir. Estaba asustado. Sí, es increíblemente difícil tomar la decisión: ¿Hago una foto? Te dices que estás ahí por las razones correctas, y que es importante contar la historia. Pero, como ser humano, si no sintieras alguna especie de remordimiento entonces habría algo mal contigo. Aunque eso no parece molestarle a algunos fotógrafos.

Has dicho que tu intención no es impactar a la gente con tu fotografía, sino que siempre te enfocas en un ángulo particular o en cómo la iluminación afecta la escena.

Cuando tuve que hacer las fotos del niño en Sudán, decidí no mostrar sus heridas, lo cual es más difícil en cierto modo porque tienes que conectar con la persona. Tienes a un niño de 12 años que se está muriendo frente a ti, que te mira mientras le haces la foto. La gente me dice: “Eres un buitre”. Pero en una situación así, lo único que podía hacer era sentarme con él el resto del día. Puedes intentar hacerlo “bien”, pero nunca es fácil.

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¿La dinámica cambió entre tú y tus sujetos cuando regresaste a Afganistán? ¿Te sentías menos como un intruso y más como alguien en quien podían confiar?

Es gracioso; quizá soy el único fotógrafo que hace fotos de personas que han sido gravemente heridas y que ha sido fotografiado de la misma forma. Así que supongo que estoy en una posición única en ese aspecto. Cuando salió el documental, fue mi decisión incluir el material con los paramédicos y mi persona justo después del accidente. Así que definitivamente ha cambiado, pues ahora mis sujetos saben que yo he pasado por lo mismo. Es extraño, me resulta mucho más fácil tomar fotos en Afganistán que en las calles de Londres. Muchas veces te encuentras con alguien que te dice, “¿Qué coño estás haciendo?”.

Emergency es la ONG que te inspiró para ir a Afganistán y se convirtió en tu razón para regresar. ¿Puedes hablarme un poco sobre ellos?

Muchas organizaciones gastan su dinero en oficinas o departamentos de medios. Emergency simplemente hace su trabajo. Fue fundada por doctores que trabajan en el campo y querían hacer más. Han adoptado una postura política, pero no les preocupa ofender a nadie. Si ven un problema, van y hacen algo al respecto. Instalaron hospitales en Afganistán bajo el gobierno talibán, antes de que llegaran las fuerzas aliadas. Esos doctores y enfermeras deciden ir a vivir a esos lugares realmente peligrosos. ¿Y para qué?. Les pagan una miseria, no reciben crédito alguno ni gloria.

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Has dicho que sientes "un oasis de tranquilidad" en los hospitales de Emergency. ¿De qué manera ayuda a capturar a tus sujetos de la manera más honesta posible?  

Hay algo en el hospital de Kabul. Cuando estás herido, no se trata sólo de superar esos primeros momentos, se trata de un proceso de recuperación y de estar en un entorno en el que te sientas seguro. Está en el centro de esa maldita ciudad, hay caos por todos lados, pero la tranquilidad que existe dentro del hospital es extraña. Era una guardería antes de que los talibán lo entregaran a Emergency para utilizarlo como hospital.

Si caminas por el jardín, notarás que hay una placa que marca el lugar donde nueve niños murieron cuando estalló un misil ruso hace 30 años. La gente en Afganistán es muy resistente, pero también están cansados de vivir en una guerra constante. Creo que la calma existe sólo porque ya han visto lo peor que hay en este mundo.

¿Cuál es tu siguiente destino?

Dentro de dos semanas iré a la frontera entre Jordania y Siria para fotografiar a los refugiados. Probablemente deba tomarme unas vacaciones, pero me siento bien volviendo a trabajar.
 
Para ver más del trabajo de Giles, visita su página y, si estás en Londres, date una vuelta por su exposición (hasta el 30 de marzo).

Sigue a Jamie en Twitter: @j_a_collins

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