Global Trend Report '08 - Copenhague

Los de Dinamarca se consideran a sí mismos personas “relajadas” y de “trato fácil”. Actúan como si la moda, y por lo demás cualquier otra cosa, les importara un pimiento, pero lo cierto es que mezclan todos los estilos que pueden con objeto de crear una especie de antiestilo, y aunque parezca que no, eso requiere muchas cavilaciones. El caso es que consiguen el look deseado empleando un confuso amasijo de prendas, a veces sexys, preferentemente recogidas de la pila de ropa para lavar.

La ropa vintage (asimismo conocida como ropa rollo “vi la peli Jóvenes Pérdidos y no tengo una plancha”), en combinación con Bernard Wilhelm y Jeremy Scott tiene aquí bastante peso. El año pasado, a todo dios se le fue la fresa con la moda para niños de teta (el new rave, para que nos entendamos), de modo que tanto los hombres como las mujeres de Copenhague han reaccionado yendo al extremo opuesto: la onda leñador, el anarquismo y el Islam. Por la presente auguramos que esas serán las tres tendencias más destacadas de 2008.

Los colores brillantes siguen aquí, pero en un modo más sutil que el año pasado, con sus vomitonas fluorescentes. La gente tiende a combinar sólo un par de colores fuertes primarios o complementarios, armonizándolos sin crear un completo caos psicodélico. Los tonos más populares son el púrpura, el gris y el rojo.

Abundan las chicas con pantalones de cintura alta, y a eso a pesar de las protestas de los tíos. Otra tendencia mayoritaria entre las chicas que está deprimiendo bastante al colectivo masculino es el look sexualmente ambiguo: muchas prendas de tallas grandes puestas una encima de la otra. Ellas dicen, “¿por qué vestir un vestido aburrido y anticuado cuando tengo la posibilidad de salir cómoda? Ellos reponen: “Euh, ¿dónde han ido todas aquellas tetas y culos?”

Los único que no llevan las chicas en tallas sobredimensionadas son los jeans, que continúan manteniendo sus vaginas húmedas y alegres. Entre los chicos triunfan los pantalones de chándal, aunque los pantalones de vestir están ganando terreno básicamente porque hacen que parezcas un hombre de verdad.

Indispensable tanto para chicas como para homosexuales es la bolsa de la compra de tela, a poder ser con una bonita impresión de Hvass & Hannibal o la tienda danesa de ropa vintage Times Up. Locales como Wood Wood, Stine Goya y Vibskov todavía suscitan interés, todo y que los daneses más atentos a los devenires de la moda empiezan a estar hasta la coronilla de las sudaderas con capucha, las camisetas estampadas y los colgantes de espejo.

Y, para finalizar, tenéis que saber algo importante: LOS DANESES SE PIRRAN POR LAS BUFANDAS. Mientras se puedan cubrir la cara, tanto les daría utilizar un calcetín o unos gallumbos sucios. ¿Cuestión de timidez, quizá? ¿Fobia a los gérmenes? Imposible saberlo con seguridad, pero buena suerte si queréis ver un cuello danés en lo que resta de año. Una pena, porque los cuellos daneses son sencillamente adorables.

Fotos: Camilla Stephan, texto: Olivia Nergaard-Holm

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