Global Trend Report '08 - Londres

Ahora mismo hay tres tendencias dominantes en Inglaterra. La primera es una especie de ropa de estilo callejero, pero menos. Los fans del rap solían ser felices haciendo cola durante horas para comprar en BAPE, por varios cientos de libras, zapatillas Dunk fosforito y sudaderas con capucha estampadas de camuflaje con pinta de haber salido de un viejo vídeo de Britney Spears. Con la llegada de ese rollo tan despistado del new rave y la proliferación de imitaciones de BAPE entre los “rude boys” de Forest Hill, todo el mundo se ha visto obligado a moderar un poco su atuendo y decantarse por un aspecto maduro, algo que consiguen vistiendo chaquetas de la Marina, austeras camisas a cuadros, Vans, Marc Jacobs y Dickies.

Después tenemos la onda “retrogótica”, de la que se puede culpar en parte a The Horrors. No estamos hablando de botas enormes con remaches y collarines de PVC, sino de algo que tiene más que ver con los pantalones de Bitelchús, los zapatos negros de punta, las camisas negras o blancas y el lápiz de ojos a mogollón. Acostumbran a llevar libros en los bolsillos de sus americanas entalladas, sombrías noveluchas que actúan como un imán para las jovencitas impresionables en busca de amante intelectual. Las damas góticas, por su parte, se han fijado en los años 40 para componer una imagen que une en una sola persona a la pacata profesora de un convento y la devoradora de hombres con el pelo cortado a tazón. El atractivo sexual de la retrogótica reside enteramente en sus zapatos, que son clave a la hora de mantener un equilibrio entre lo mojigato y lo freak. Si eligen zapatos gruesos semejan escolares. Si optan por los tacones de época, parecen algo así como la mejor idea que nadie haya tenido nunca.

Y finalmente está el rollo “grunge”, al que son adeptos los ex-hardcorianos del East London y que es el favorito del equipo de Vice UK. ¿Qué pone más que una dulce muchachita con enormes tatuajes hardcore? Nada. Sí, lo sé, cuando tengan sesenta años parecerán éscrotos surcados de venas varicosas, pero si lo tuyo es follar con mujeres de 60 años, entonces tienes problemas más graves que su complexión física, amigo. Todas estas jóvenes damiselas van a ver actuaciones en las tiendas Rough Trade y acarrean con bolsos descomunales. El look preponderante tiene algo de desequilibrado, como de tira cómica, con ese contraste brutal entre las piernas recubiertas de ajustada licra y las chaquetas bomber enormes. Esta falta de proporción puede atenuarse con la adición al conjunto de unas botas Docs tamaño Coloso de Rodas con profusión de cordones. Los chicos, por su parte, van a la suya con sus Vans bien gastadas, los calcetines blancos y los jeans negros de pata estrecha, coronando con una chaqueta Barbour y una camisa a cuadros adquirida en una tienda de ropa usada. Estos tíos tienen un aspecto de cuidado hasta, aproximadamente, la 1 y media de la madrugada, momento en el que se quitan las camisas en medio del club y se lanzan gritando unos sobre otros de un modo vagamente homoerótico al compás de “Nervous Breakdown” y, a veces, “Mother”, de Danzig.

Fotos: Ben Rayner; estilismo: Aldene Johnson

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