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Grecia podría ser este domingo el primer país que dice NO a la austeridad

Es muy extraño que las televisiones españolas hagan un seguimiento en directo de las elecciones griegas. Para saber un poco más acerca de los comicios que tienen en jaque a la troika tienes que mirar más allá de los titulares pro Syriza.
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A pesar de las optimistas previsiones de crecimiento para este 2015, la situación en Grecia sigue siendo muy complicada y desde luego, nada lejana a aquella de 2012 que llevó al país a las televisiones de medio mundo mostrando las manifestaciones multitudinarias, huelgas generales, ciudadanos desesperados, violencia en las calles y abuso de las autoridades.

Viví en la capital griega entre 2007 y 2008, justo un año antes de que estallase la crisis financiera y ya entonces la situación era insostenible: tres huelgas generales, paros en los sistemas de transporte y hasta en el aeropuerto internacional, cierres prolongados en las universidades, manifestaciones violentas y un coste de vida ya muy elevado para la supuesta riqueza de la que gozaban los helenos. Todo aquello en un panorama de relativa prosperidad en Grecia.

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Muchas cosas han sucedido desde entonces y la crisis ha llevado a miles de griegos a la pobreza y a la desesperación, para alguien con una visión ajena a la perspectiva griega, aquello era algo que fácilmente previsible. Tras seis años de calamidades económicas, políticas y administrativas, Grecia vuelve a votar este domingo tras las elecciones de 2012 en las que los conservadores proeuropeos de Nea Demokratia se hicieron con el gobierno.

Así quedaría el parlamento griego según las encuestas publicadas hoy mismo (vía).

A día de hoy los sondeos indican que esta vez las elecciones las ganará Syriza, un partido que ha ascendido rápidamente en intención de voto gracias a su candidato Alexis Tsipras, que ha emergido entre el descontento social con un discurso alternativo a la política convencional del país. El eje principal de su campaña es claro: el fin de las políticas de austeridad dictadas desde Europa y hacer frente a las condiciones abusivas e inasumibles impuestas por la troika. A raíz de todo ello, mucho se ha hablado de si Grecia abandonará o no el euro. Tsipras se ha movido constantemente entre una posible salida de la moneda única en un principio, hacia posiciones más moderadas en las últimas semanas probablemente con la intención de captar el voto indeciso de centro. Con euro o sin él, el próximo gobierno tendrá que buscar la manera de equilibrar la economía en un país en el que conviven los altísimos precios de los productos básicos -basta darse una vuelta por cualquier supermercado griego para ver cómo algunos alimentos se venden en cajas antirrobo-, con no solo unos sueldos muy bajos, sino con un 26% de paro y muchos ciudadanos trabajando ilegalmente y sin derechos laborales.

No solo Syriza representa el cambio de rumbo en la política griega, también han aparecido otros partidos alternativos como To Potami ("El Río" en griego), un partido de centro con un enfoque un tanto difuso (en Grecia cuando alguien no tiene una ideología clara se le tacha un poco de To Potami); Griegos Independientes ANEL, creado por exdiputados de Nea Demokratia, que aparece como alternativa para la derecha y que se barajan como uno de los posibles pactos para una coalición de gobierno con Syriza; y finalmente, los ya conocidos Amanecer Dorado. Este partido neonazi ya fue la tercera fuerza más votada en las elecciones al Parlamento Europeo del pasado mayo con un 9,4% de los votos y aunque se espera un descenso en estas elecciones (cerca de un 5,5% de intención de voto, aunque es difícil de medir dado que casi nadie confiesa públicamente que vota a Amanecer Dorado) tiene poder real en la vida diaria de los griegos a través de las fuerzas de seguridad que simpatizan con el partido, entre las que se agrupan varios tipos de agentes y comandos policiales. Poco se habla en los medios europeos de las prácticas de sus militantes, sin embargo el pasado mes de diciembre el London Review of Books publicó un interesante artículo de un periodista del diario heleno I Kathimerini infiltrado en la ciudad de Kalamata, al sur de la península del Peloponeso, uno de los municipios en los que ha calado más hondo el discurso xenófobo y homófobo de AD, en el que se mencionaban las numerosas palizas propinadas a inmigrantes a los que las autoridades y la sociedad han dado la espalda. Tuvo que ser el asesinato del rapero griego Pavlos Fyssas en las calles de Atenas, lo que desató la alarma y provocó la encarcelación del líder y los diputados de la cúpula del partido. Amanecer Dorado se aprovecha de la situación de violencia aceptada en que vive la sociedad de este país, presente en diversos aspectos de la vida cotidiana como las manifestaciones en las calles atenienses, los constantes abusos de las agentes de seguridad o la hostilidad que el país mantiene con algunos de sus vecinos (no olvidemos que Grecia es el país de la Unión Europea que más militares tiene por cada mil habitantes además de obligar a hacer el servicio militar durante nueve meses).

En los últimos meses tanto en España como en Grecia se ha relacionado mucho a Syriza con Podemos y eso ha propiciado que incluso se lleguen a percibir las elecciones griegas como uno de los posibles desencadenantes de la victoria del partido de Pablo Iglesias. Llama la atención que incluso Iglesias participó ayer en un mitin multitudinario de Tsipras en Atenas, donde goza de una enorme popularidad. Además han estado juntos en las últimas semanas e incluso Syriza hace campaña a través de Facebook con un vídeodel secretario general de Podemos dando su apoyo con un discurso en inglés. Esa colaboración consolida la nueva izquierda como una tendencia en Europa –ya están surgiendo partidos afines tanto en Portugal como en Francia– sin embargo, dado que las realidades de los dos países son muy diferentes, es difícil creer que los objetivos de ambos partidos y la intención de sus votantes sean iguales. Mientras en España Podemos parece más a favor de un cambio social con todas las referencias a todo lo negativo de la idiosincrasia española y lo bueno de los países socialistas nórdicos, los votantes de Syriza parecen seguir más el discurso seco de la antiausteridad de Tsipras que coloca a los griegos en el papel de víctimas de las medidas europeas y que sin embargo, no cuestiona las malas prácticas generalizadas de una ciudadanía que podría haber sido parte responsable de llevar al país a la situación actual. Aquí está la disyuntiva, si los griegos votarán por un cambio o por el contrario, votarán por restablecer el orden que tenían las cosas antes de las políticas de austeridad impuestas en 2010.

Sea con la intención que sea, dentro del ejercicio democrático de este domingo y hartos de los excesos del bipartidismo, los griegos están a punto de cambiar el mapa político del país. El próximo día 25 se conocerán los resultados y si todo sale según los sondeos, Syriza se quedará a 5 escaños de conseguir la mayoría absoluta. Ahí comenzará el difícil proceso de formar gobierno, algo que en la tradición democrática moderna helena suele desembocar en unas segundas elecciones y dejar al país sin gobierno, aunque esta vez parece que eso no será necesario.