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Μodă

Guía para señoritas para comprar drogas con estilo

Como las páginas de looks del Glamour, pero más práctico.

Llega un momento en la vida de toda joven dama en el que tiene que mudarse a su propio piso y se encuentra, de repente, ante la tesitura de tener que comprarse las drogas ella misma. A menos que una chica sea lo bastante afortunada como para tener un amigo que le pueda suministrar sus vicios en un pispás, en una ciudad como Nueva York no queda otra que depender de un servicio de entregas. Suena fácil, pero no lo es. Una mujer sola buscando sustancias nefandas es el sueño húmedo de todo trapichero. Es algo que les dice, “A esta le mola ponerse tibia. A lo mejor me la puedo beneficiar”. Las interacciones pueden volverse delicadas en un abrir y cerrar de ojos, así que para evitar encontrarte en medio de una transacción un poco turbia, aquí tienes una guía de cómo haber bien las cosas y conseguir lo que quieres, cuando quieras y sin mamoneos.

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HIERBA

Muchos camellos tienden a perder la noción del tiempo y cuando te dicen que estarán allí en 30 minutos, en realidad quieren decir una hora y media, para que tengas tiempo de acicalarte. Normalmente me lo pienso mucho antes de comprar hierba y me preparo a conciencia, igual que un atleta hace estiramientos antes de correr una maratón. Me gusta ordenar el piso para minimizar el nivel de destrucción que se dará a lo largo de las horas siguientes, y ponerme ropa cómoda y holgada. No una túnica o un vestido suelto ni tonterías de esas, simplemente algo que no me constriña cuando tengo ganas de fundirme en un mar de almohadas. Pero, con la marihuana, es tremendamente importante cuidar tu aspecto, porque si no andas con cuidado es fácil que pases de vestir relajada a parecer una tirada, que es algo que el camello traduce como: “Vaya putarranca más tirada, me parece que voy a llegar tarde cada vez que me llame porque, total, no se entera ni de la hora”. Por tanto, procura ofrecer un aspecto aseado.

Lleva un maquillaje natural pero con un ligero toque de labios, un diseño de uñas creativo y un perfume dulce pero floral. En cuanto a la ropa, una camiseta vintage –o de inspiracion vintage–, unos jeans cómodos y unos zapatos de corte clásico pero ligeramente modernizado es lo más indicado. Como el objetivo es inspirar visualmente al de los trapis para que te pase cosa buena, tal vez podrías ir sin sujetador y con una bolsita a lo Jerry Garcia alrededor del cuello; si quieres más cantidad sin apoquinar dinero extra, insinúa un poco de color en tus labios. Si puedes evitarte comprar hierba en un día laboral después del curro, programa la entrega para el sábado, durante el día. Los camellos suelen mostrarse inabordables durante los fines de semana, pero si se acuerdan de que eres la chica maja aquella de ese apartamento bonito que olía bien, irán a hacerte la entrega a toda leche y se irán de allí igual de rápido porque tienen más trapis que hacer.

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SETAS

Comprar setas siempre es un poco más difícil, porque la gente que las vende es más rara que un perro verde y cuesta ver de qué palo van. Estos tíos parece que siempre tengan que coger el coche e irse hasta Jersey para recoger a su colega “Gus” y, por la molestia que se toman para llevarte lo que quieres, esperan que entables conversación con ellos cuando por fin se dignan llegar. Quieren saber si has tripado antes, y dónde. Qué pinta tenían las setas. Qué fue la cosa más loca que viste. Dónde te vas a comer las setas que les estás comprando… ¡Y venga preguntas!

Para que estos tíos se vayan antes, lo que tienes que hacer es vestir de forma un poco más conservadora, como si hubieras acabado de llegar a casa de tu trabajo de recepcionista en un bufete de abogados cerca del City Hall. No has de parecer la clase de persona que toma alucinógenos con regularidad, pero tampoco tan pardilla que no sabe si ha de comérselos o administrárselos por vía rectal. En estas situaciones yo me pongo una blusa abotonada y un cárdigan de color suave, falda hasta las rodillas y unos mocasines. El maquillaje, discreto, pero añado un poco de pintalabios rojo y laca de uñas y me rocío con la clase de perfume que sugiere “familia rica de toda la vida”. También veo buenas reacciones cuando me recojo el pelo hacia atrás en un moño, como si hubiera estado trabajando duro todo el día. Joder, a veces hasta añado un lápiz al conjunto como complemento sexy. Al igual que cuando compras hierba, es buena idea asegurarse de que el piso está limpio y ordenado. No es que estos tíos vayan a tardar más en irse si está patas arriba, pero les mostrará que eres una verdadera adulta y que ganas dinero y puede que tengas otras amigas que también ganan dinero y simplemente te gusta darle al botón de reset mental de vez en cuando. Y cuanto más negocio hagan, pensarán ellos, más fácil les será conseguir material y, cuando sean los únicos en toda la ciudad que tienen setas… pues como que se van a forrar.

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MDMA/ÉXTASIS/KETAMINA/ÁCIDO

He puesto estas cuatro juntas porque los camellos se muestran siempre como unos gilipollas cuando negocias un precio por cualquiera de ellas. No puedes comprar una sola unidad, no; o te pillas 25 o más, o te jodes. Cuanta más cantidad compras, más bajo es el precio pero también más baja tu autoestima a la mañana siguiente porque te has zampado una cantidad exagerada ya que, bueno, ya la habías comprado, ¿no?

Vestirse para este tipo de transacciones puede ser peliagudo, porque en muchas ocasiones los que mueven este tipo de cosas son los mismos que venden setas. Sigo sugiriendo un enfoque clásico, pero quizá apostar por algo un poco más divertido y coqueto, como un vestido que llegue un poco por encima de la rodilla y botas de suela plana. Como accesorios, unas gafas de montura negra, un anillo en el pulgar y labios y uñas de color marrón o granate. No te eches pachuli, eso a estos tios los pone como las cabras; ponte algún perfume de tipo clásico con un toque a madera. Y para ponerte por encima, una camisa de franela a cuadros en lugar de un cárdigan: estas drogas son muy de los 90, así que si tu aspecto es el de alguien nacido antes de los años 80, creerán que sabes exactamente lo que estás haciendo y no tratarán de timarte.

Sin embargo, hay una cosa que se llama “demasiado 90’s”. Si entran en tu casa y tú vas vestida como Courtney Love o como una raver, se van a pensar que eres una niñata ricacha descarriada y ahí las has cagado. Por lo demás, lo más probable es que les importe un comino la pinta que tiene tu piso mientras no parezca un dormitorio universitario. Ah, y si decides tener algo de música sonando para relajar el ambiente, comprueba muy bien lo que tienes en iTunes no sea que se cuele algo demasiado psicodélico, que en una situación así no es plan: lo último que deseas es que te arrinconen para que pruebes la mercancía con ellos “cuanto antes”, ¿no? Y asegúrate de llevar reloj de pulsera. Los adultos de verdad lo llevan, y cuanto más lo mires, más incómodos se sentirán y menos tardarán en largarse y dejarte a tu bola.

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COCAÍNA

No es que quiera sonar como una narcoexperta, pero si eres una chica joven no deberías comprar farla tú sola porque las cosas pueden ponerse un poco… raras. La gente que mueve mandanga se cuenta entre la más superficial y ostentosa del planeta, así que mucho ojo. Puedes diferenciar a estos tíos de los que trafican con otras drogas al primer vistazo, porque todos visten como si se hubieran caído encima de un montón de dinero. El concepto de discreción no va con ellos. Si no puedes liar a alguien para que la pille por ti o comparta la suya, si no tienes más remedio que pillarla por ti misma, la única forma de devaluar sus caras camisetas de marca es vestirte tú también de pija para arriba.

Ponte sombra de ojos negra y asegúrate de ir bien peinada y con la manicura hecha. Píntate las uñas de negro y decóralas con unas piedras de strass o unos brillos de purpurina. Los camellos tienden a ir súper cachondos y siempre quieren enterarse de dónde piensas salir esa noche y si hay alguna razón por la que te quieras ir de fiesta, porque quizá podrían quedar contigo una vez hayan acabado con lo suyo y tal… Hazte un favor a ti misma: ellos ya saben que te gusta ponerte como las putas cabras, así que no lleves un vestido cuando aparezcan en tu puerta. Con unos jeans bien ceñidos, una liviana camiseta satinada y unos tacones altos, pim pam pum, lista. Dará la impresión de que tienes un colega que va a aparecer de un momento a otro, “eh, qué pasa”, y que os vais a ir los dos a un par o tres de clubs. En esta situación veo totalmente aceptable tener el piso desordenado; por alguna razón, a los que mueven blanca no les gustan los espacios cerrados y sin ningún orden. Tener un trastorno de acumulación o de diógenes ayuda a reducir la interacción al mínimo y que el camello se las dé ante ti de chulángano elegante. También aumenta las probabilidades de que quiera marcharse de tu casa a toda hostia, lo cual evita que os despidáis en la puerta y os vean los vecinos y se percaten de la movida y empiecen a hablar mal de ti a tus espaldas.

HEROÍNA

De esto no tengo ni idea, pero lo de la heroína me parece una pésima idea a menos que lo que quieras sea palmarla tú solita o que el camello aproveche para robarte y violarte. De lo que sí estoy segura es de que en esta ciudad nadie va a llevarte el jaco hasta la puerta de tu casa. Demasiado arriesgado. Si esto es lo que quieres, entonces prepárate a dar un paseo por el lado salvaje de los peores callejones del barrio más chungo de donde vivas. Cualquier hora es una mala hora para morir, así que, lo siento, me temo que aquí no voy a poder ayudarte. Ponte lo que quieras.

ANNA LEE-ROBERTS