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Sociedad Alkohólica, Matisyahu y ahora una obra de teatro: ¿ha vuelto la censura a España?

El Ayuntamiento de Pozuelo (Madrid) prohíbe la representación de "Juicio a una zorra", de Miguel del Arco. Una obra que se estrenó en 2011.

Foto por Sergio Parra. Carmen Machi en un momento de Juicio a una zorra, la obra censurada

"El Teatro Mira de Pozuelo de Alarcón es un teatro al que tengo un especial cariño. Sobre todo por cómo somos recibidos por su personal técnico. Ayer me enteré que no haremos el bolo contratado por el teatro de Juicio a una zorra porque a alguien en el Ayuntamiento no le gusta el título". Así anunciaba en su perfil de Facebook Miguel del Arco, uno de los directores y dramaturgos más destacados del país, la censura cometida con una de sus obras. Carmen Machi, protagonista única de este monologo, interpreta a Helena de Troya, un personaje histórico. Éste es un dato importante. No respetamos aquí lo que fuera adoran. Eso es un clásico de nuestra historia.

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La obra se estrenó a finales de 2011 y, desde entonces, se ha representado por todo el país. Ha sido un verdadero éxito en cuanto a público y crítica (y esta vez no es un tópico) y ha sumado bastantes premios. Ahora, un Ayuntamiento del Partido Popular, ha decidido que la "zorra" del título le suena mal y que va a privar a sus vecinos de la cultura. Repasemos las distintas acepciones que en el Diccionario aparecen sobre la palabra "zorra". O sea que la institución que limpia y da esplendor a nuestro lenguaje la acepta y unos gobernantes municipales, no.

Debe ser su forma de proteger la moral de los ciudadanos, en una Comunidad, recordemos, donde la integridad de los políticos está muy cuestionada y, en ocasiones, los jueces andan detrás de ellos. "¡Como lo cuento! Da igual que sea un espectáculo que llevemos representando con éxito desde que se estrenó hace más de tres años, que tenga las mejores críticas posibles, que haya recibido importante premios, que lo represente una actriz reconocida y sobrada de talento, que a la responsable de programación del Teatro le pareciera una gran apuesta. Da igual. La persona o personas en cuestión han decidido que sería perjudicial para la sensibilidad de los vecinos de Pozuelo escuchar la palabra "zorra" o verla escrita en carteles en sus calles".

Sociedad Alkohólika. Imagen vía

La pregunta es: ¿habrán visto la obra los responsables de esta censura? Lo más probable es que no, porque si lo hubieran hecho no se llevarían las manos a la cabeza. Las instituciones de este país también han decidido últimamente que Def con Dos no eran suficientemente dignos para actuar en Toledo o que Sociedad Alkohólica no volverán a pisar tierras madrileñas en un periodo bastante largo de tiempo. En ambas ocasiones, se aludió a motivos políticos. De incorrección política. Y en el caso del grupo de César Strawberry también se intuía por ahí cierto fervor religioso. Vamos, que no quieren que la juventud se contagie de mensajes contra el sistema, espíritu de protesta y rabia. Suena a otros tiempos. A tiempos en los que había censura. Pero, ¿es que ha desaparecido?

El mundo del arte también ha tenido su particular movida este mismo año. En el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) se suspendió una exposición entera porque el director del museo consideró inapropiada una escultura en la que una líder bolivariana penetraba al anterior rey de España. Se argumentó que los responsables del museo y los comisarios de la exposición no se habían entendido. Pero la explicación real, lo que motivó la polémica, es que la pieza de la escultora austriaca Ines Doujak podía resultar ofensiva para el anterior monarca. Bien, poniendo límites al arte no vamos muy lejos. Si los que tienen que crear se encuentran trabas por parte de los que manejan la cultura, estamos arreglados. En este caso, el culebrón acabó con la dimisión del director, Bartomeu Marí, que se fue cesando también a algunos de sus colaboradores.

Matisyahu. Imagen vía

Y en la música este verano hemos tenido el culebrón Matisyahu. El cantante de hip hop judío ha entrado y salido de la programación del festival Rototom en el plazo de una semana. La organización de la fiesta que se celebra en Benicàssim ha denunciado presiones políticas y una cuestión de orden público para su primera decisión (apartarle) y ahora ha rectificado (lo ha vuelto a incluir). Y así una tras otra.

Volvamos a Pozuelo de Alarcón y a la "zorra" malsonante. "A pesar de todo, aún confío en que algún día los responsables de los teatros públicos, tanto en la parte artística como en la gerencia, no estén sometidos a la estupidez de los políticos para desarrollar su trabajo. Adjunto una de las muchas críticas que aparecieron de nuestro espectáculo para que si algún vecino de Pozuelo lo lee, se entere de que se va a perder el trabajo de una enorme actriz por los melindres de un/una ignorante y no lo vuelva a votar". Así se despedía Miguel del Arco, que ahora está rodando su ópera prima en cine (Las Furias), en su Facebook. Y tiene toda la razón. De estas cosas, al final, los únicos que salimos perjudicados somos nosotros. Se nos aleja de la cultura por un capricho que suena, casi retumba, a música de un pasado muy pero que muy negro.