FYI.

This story is over 5 years old.

Actualidad

Cuando te habla por Facebook un tío que no veías hace 20 años

De repente esa persona te agrega y te dice "hola, ¿qué tal?". ¿Cómo que "hola, ¿qué tal?"?

Imagen modificada vía Flickr.

Es cierto que existen cosas incómodas. De hecho el mundo está lleno de ellas. Incluso podríamos llegar a decir que solamente hay cosas incómodas. Besar a alguien —si lo piensas bien, teniendo en cuenta todos los factores fisiológicos— es algo ciertamente incómodo, como beber líquidos u observar como el cuerpo de uno mismo y de tus compañeros se deteriora con el tiempo y finalmente muere. Sin ir tan lejos, hay actos costumbristas que también rozan lo infernal sin suponer la muerte de nada ni nadie. Estoy hablando de cosas como hablar con desconocidos o, aún peor, hablar con conocidos que en un momento de tu vida pasaron a ser desconocidos y que ahora, por un error entrópico del devenir existencial, vuelven a ser conocidos. Estos encuentros son un maravilloso pozo de tópicos, eufemismos y otras actitudes viles del hombre occidental, un agujero por el que podemos descubrir el comportamiento ajeno y, más importante, el propio.

Publicidad

En la época de los inicios de Facebook era muy habitual reencontrarte de repente con tus compañeros de clase de EGB —esos con los que no habías mantenido ningún tipo de contacto durante 10 o 15 años—, quienes habían decidido, igual que tú, registrarse a esta red social de personas humanas. De hecho, es curioso, recuerdo que cuando apareció esta web uno de los valores añadidos que tenía era eso de "tío, aquí no hay nicknames ni nada. Aquí tienes que utilizar tu nombre real". La idea era estar en la red de forma seria, un Myspace de gente adulta. Esto hacía que todas esas personas que alguna vez habías conocido ahora pudieran encontrarte y hacer que volvieras a formar parte de sus vidas. Esto sucedía al principio pero después de esa primera oleada de recuerdos y rememoraciones vino la calma y tus amigos contemporáneos de verdad volvieron a colmar las estanterías principales de tu vida. Pero siempre queda alguien, algún despistado, el rezagado que no se puso Facebook en su momento o que no se enteró muy bien de cómo iba la cosa y que ahora decide agregarte y empezar a charlar contigo. "¿Cómo va?", dice el tío. Hace 20 años que no sabes nada de este tipo y lo único que se le ocurre es decir "¿Cómo va?". Es como si el coronel George Taylor, al observar la Estatua de la Libertad semihundida en el final de El Planeta de los Simios, se limitara a exclamar "Joder, Planeta Tierra, ¿cómo te va?".

Publicidad

Seguro que has tenido conversaciones de esta índole, bañadas tanto por la indiferencia como por la ternura. Cojamos una conversación modelo de esta índole y analicemos su desarrollo. Cada paso es un peldaño más hacia la gloria del cielo o el sufrimiento del hades. Todo es cuestión de actitud, tú decides dónde quieres ir.

Pongamos que el amigo en cuestión se llama Rubén Cartagena, mucho más agradable de leer que "Amigo", "Interlocutor1" o, simplemente, "A". Vamos allá:

Rubén Cartagena: Hola, ¿qué tal?

Silencio.

: Hombreeeeeee "Cartaguitas"!

Rubén Cartagena: Jaja.

El Rubén, joder, siempre tan correcto. El muy hijo de puta escribe los interrogantes al principio de una oración incluso en los putos chats. Y tiene las pelotas de poner puntos al final de las frases, incluso si son solamente risas. Será que no tiene ni idea de internet. Yo intento hacerme el simpático con eso de alargar la letra "e" y utilizando su apodo de entonces pero el tipo se limita a poner un puto "Jaja". "¿Jaja"? Podría ser algo más intenso, algo que demostrara un mínimo de humanidad —ya que tú, capullo, has abierto la conversación— como un "Jajajiasjasjasjajasjaiasjasjiasjas", un "lol" de la vieja escuela o ni que sea el emoji ese que se descojona. "Jaja", vaya capullo. Menuda forma de empezar la conversación.

Rubén Cartagena: Cuánto tiempo, ¿no?

: Ya ves

Pues sí la verdad, unos 20 años. Y si no sabíamos nada el uno del otro es porque, quizás, no nos importaba no saber nada el uno del otro. Es como decirle a alguien "Bueno, he decidido ignorarte durante dos décadas porque pensaba que eras un buen trozo de mierda y ahora te lo digo a la cara: he sudado de ti durante 20 años". Gracias. A estas alturas de la decepción contemplo contestar de una forma insustancial, con un comodín que no ayuda a que la conversación avance, un buen "ya ves".

Publicidad

Rubén Cartagena: Y bueno, ¿a qué te dedicas?

Claro, la vida de uno es su empleo. Esta es la triste forma de comprender a las personas en este sagrado sistema capitalista. Pues te voy a responder con otro comodín insustancial.

: Pues mira, aquí y allá, trampeando. Ya sabes, todo eso. Uno hace lo que puede en estos tiempos de crisis

Rubén Cartagena: Claro, claro. ¿Sigues viviendo por el barrio?

Muy buena Rubén. Me has visto jodido y has cambiado de tema. Has estado francamente bien. Eres un tío rápido. Seguramente has pensado que no tengo curro y al ver las fotos de mi perfil habrás pensado que me paso el día borracho y de fiesta y que en general HE PERDIDO EN LA VIDA. Bueno, el que ha perdido eres tú, que en tu foto de perfil sales con Pep Guardiola.

: No, no. Ahora estoy por el Raval

Rubén Cartagena: Yo sigo en el barrio de siempre, cerca de mis padres.

Menudo capullo. Si es que ni te he preguntado. Con tu comentario final, ¿pretendes culparme de algo? ¿Estás diciendo que he olvidado a mi familia? Tú eres el hombre recto que siempre fuiste y yo la oveja descarriada que suspendía todo y repetía curso. Estás marcando dos niveles muy diferenciados aquí, maldito. Estoy a punto de desconectarme pero entonces veo que el tipo "está escribiendo", decido esperar.

Rubén Cartagena: ¿Hay mucho sudaca por el Raval o qué?

Woaaaa, woaaaaaa. Tranquilo tío. Aquí el "Cartaguitas" se ha soltado. ¿Qué significa esto? ¿Resulta que ahora eres un racista? A ver, poco a poco. Hay que manejar esto con cuidado.

Publicidad

: Jajajajajja, hay alguno, como en todas partes

Buf, quería sacarle importancia al asunto y ahora parezco un puto racista. "Hay alguno", ¿en qué coño estaba pensando? "Como en todas partes" es como decir "estos sudacas son una puta plaga". En fin, qué le vamos a hacer, este tipo te la suda. A ver qué dice.

Rubén Cartagena:Mi novia es sudaca y es algo que siempre me preocupa. Ahora vamos a tener un hijo.

Vaya, vaya. Menudo giro te has marcado aquí Rubenuchis. Ahora lo de "sudaca" no es un concepto ofensivo. Es algo que decís los que "estáis dentro", "en el ajo" ¿verdad? No sé si esto que me dices es verdad o es que estás intentando ocultar tu racismo. En fin, lo que está claro es que quieres cambiar de tema. Pues cambiemos.

: Joderrrrrr, pues FELICIDADES!

Unas mayúsculas ahí bien metidas para hacer que mi total indiferencia tenga un poco de emoción. Ahora que lo pienso… seguramente ha sido todo esto del hijo lo que ha hecho que este tipo se planteara rememorar toda esta mierda del pasado y charlar un rato conmigo. Esto del hijo es un paso importante en su vida y supone un alejamiento de lo que una vez fue, es por eso que necesita reconectar con ciertas memorias pueriles a través de mí.

Rubén Cartagena: Gracias, me hace mucha ilusión.

Rubén Cartagena: Ser padre. Joder.

Hombre, solo faltaría valiente capullo, como no te haga ilusión la hemos cagado. Ahora podría hablarte de todos mis fracasos matrimoniales y familiares pero me estoy cagando (literalmente) y me quiero largar de aquí.

Publicidad

: Eppa, que me tengo que ir

:Hablamos otro día.

: Ei, ha sido un placer

Rubén Cartagena: Venga tío, me ha encantado hablar contigo y saber que estás bien. A ver si un día nos vemos.

: Adiós tío!

Ese "eppa" siempre hace más fácil de digerir una despedida inesperada. Él ha utilizado el típico truco ese de "a ver si quedamos un día para tomar una cervecita". Anda ya. ESTÁ CLARO QUE NO LO HAREMOS. Y si lo hacemos, ¿de qué hablaremos? Cuando nos conocimos no éramos ni personas, solamente cuerpos pequeños con exigencias emocionales y alimenticias.

Silencio.

Joder, al final me siento un poco mal. Quizás el capullo soy yo por pensar todas estas mierdas de esta pobre gente que lo único que quiere hacer es saludar y saber un poco más de sus antiguos compañeros de clase. No, no creo. El tipo ni se despide de mí. Le importa todo una mierda, incluso su puto bebé y su mujer sudaca. Que le jodan. Si no me dice nada más demostrará que es un capullo. Si dice algo el capullo seré yo.

Rubén Cartagena: ¡Adiós jefe!

Vaya.